Le había dado caramelos, era la
tita Paca, y en su mirada notaba los años gloriosos dorados
que tuvo con nosotros, tenía noventa años y se me fué
haciendo un nudo en el pecho, a todos los saludé, y los ví
como si fueran unos trastos viejos, y le decía a mi Rey
Melchor, que esto era lo que nos esperaba, y Jaume me decía,
Javi, yo estoy curado de espanto, todo esto lo veo en la
India.
De allí fuimos al Cuartel de Regulares, donde grandes y
pequeños no pararon de hacerse fotos con nosotros, y
saliendo casi chocando con la lampara, del Cuerpo de
Guardia, nos pusimos a saludar y echar caramelos, desde los
cafetines, hasta las Parroquias, de los cumpleaños de HASSAN,
hasta los saludos de abuelitas de los balcones, feliz, feliz
me sentía, tirando caramelos a coloquetas contra la pared, a
empleadas del super, hasta llegar a la UNED, para bajarnos y
preparar el recorrido hacia el Hospital, entre medias,
cogiendo niños angelicales, en brazos entre sus pucheros y
llantinas, mientras las mamás le hacían sus fotos.
En el Hospital, fui a la planta de pediatría, y los pequeños
se quedaban embelesados, con sus pijamitas y sus curas, los
padres sin palabras, y todo el personal sanitario, con el
jolgorio, mitigando la tensión, con nuestros caramelos al
aire, y fotos , porque eramos la atracción para cualquiera
un cinco de enero.
Por varias dependencias, y aguantar el tipo, por la gente
que se encuentra convaleciente y por las anecdotas que iban
surgiendo, al Rey Melchor, le hacía falta como buen mortal,
ir al baño, le escolté para hacer el refrán bueno de la
española, no mea sola... y nos vió una madre, que se quedó
perpleja , con sus hijos, al vernos pasar, me dió ganas de
decir, señora, también los Reyes hacen pipi...
De regreso camino de la Maestranza, un atasco monumental a
la altura del Caballa, tuvimos que pedir ayuda a la Policia
Local, para que nos abriera paso, los Reyes iban delante en
su vehiculo oficial y nosotros de escolta, hasta que
llegamos a Maestranza, y sin aliento , bebiendo agua, para
subirnos a nuestros Tronos, ellos los Reyes, nosotros
delante.
Destacar al Rey Baltasar y sus Pajes, subsaharianos del CETI,
correctísimos y atentos, alucinados a todo cuanto acontecía,
teníamos nuestros doce sacos de caramelos, que... nos tenía
que durar hasta la GRAN VIA, o sea , no era llegar a la
Plaza de Los Reyes, y decir, hola ciudadanos, nos hemos
quedado sin caramelos...
Aquello fue el delirio, fue un cuento soñado toda mi vida,
alternando los brazos y los estilos de ejecución, para
efectuar el lanzamiento de caramelos, así como efectuar, el
cargo de “fogonero”, porque era bajar, coger un saco en
peso, abrirlo y subirlo al otro Javi, para que el Rey
Melchor, fuera atendiendo a sus niños y mayores.
Sin parar de sonreir, sin parar de saludar, y efectuar los
brazos alternos, tirando caramelos, así, hasta llegar a Gran
Via y ver que justo me sobraba medio saco, que con la MISION
CUMPLIDA, me decía hasta el año que viene.
Luego más rendido y relajados, asistimos a la entrega de
premios de los Coros Navideños, y la noche se hizo larga,
mientras ibamos por la calle para despedirnos, y la gente
nos paraba, con sus hijos para hacerse fotos y mas fotos.
-Fue un dia intenso de emociones, y de pasiones compartidas,
espero que mi carta que se la llevaba en el bolsillo mi Rey
Melchor, viera, que sólo eran dos cosas las que pedía, como
si fueran dos eslabones que se perdieron en mi vida.
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