Este año parecía que se habían
olvidado del estrecho, o que se habían trasladado a otras
latitudes, pero si bien es cierto que no hemos conocido un
año con tres veranos o con cuatro primaveras, no menos
cierto es que sería un auténtico milagro que un invierno no
hubiera algún temporal, en las inmediaciones de Ceuta.
Es cierto que, en esta ocasión, el temporal no fue de
levante, pero los efectos han sido del mismo calibre y
quienes tenían que viajar y no lo pudieron hacer, soportaron
el mismo peso, soplara el viento en una o en otra dirección.
A Ceuta le tocó lo suyo, bien es cierto que en alguno de los
incidentes hubo suerte de que se diera a una hora y no a
otra en la que podría haber sido catastrófico, tal como
podría haber sucedido con “el vuelo” de un andamio, a la
altura de Real 90.
De todas formas, lo del sábado pasó. La parada, porque así
es como hay que entenderlo, de la casi totalidad de los
barcos que cruzan el estrecho, el domingo ya se había
reestablecido y la normalidad llegaba, poco a poco.
Con la normalidad del tiempo, al haber amainado el temporal,
la Ciudad siguió su ritmo, y el verdadero pulmón de la
Ciudad, que es el puerto, fue reanudando su quehacer diario,
aunque con algún retraso, en sus funcionamientos, y con la
mejoría de las condiciones del estrecho, ya el domingo se
pudieron dar los desplazamientos de los equipos de Ceuta,
que viajaban fuera, o de los equipos que tenían que venir a
jugar aquí y que llegaron como es debido.
Por cierto que me ha extrañado alguna manifestación de un
equipo que el sábado no pudo recibir a su oponente, por el
mal tiempo.
A mí, que haya quien piense que por no llegar, por el mal
tiempo, a Ceuta un equipo, le pueden dar por perdido el
choque, me parece tratar de aprovecharse de una
circunstancia que a quien más puede perjudicar, a la larga,
es a cualquiera de los equipos de nuestra ciudad, que
también compiten fuera.
El sábado no me asomé, ni un instante, al mar. No me gusta,
ni mucho menos, cualquiera de los temporales y me da pánico
si tengo que viajar, cuando hay movimiento de los barcos,
con lo que puedo asegurar que en un día en el que sí salen
unos, pero no salen otros barcos, por el mal tiempo, no voy
a ser yo el que se ponga a viajar, ni de Ceuta a Algeciras,
ni a la inversa, eso lo tengo más que claro.
Y que el temporal ha sido especial nos lo ha dado el hecho
de haber tenido una denominación especial, como es eso de
“ciclogénesis explosiva”, que no ha respetado, ni he
esquivado, ningún rincón de la geografía española, desde el
norte hasta el sur, desde el Cantábrico al Mediterráneo.
Las alertas, por fin, desaparecieron de momento, y aunque
nadie puede descartar que algo parecido se de en febrero o
en marzo, lo que sí llevamos de ventaja es que este
invierno, en las vísperas, o en días posteriores a las
navidades, el temporal respetó, el tiempo fue bueno, no
molestó en las salidas o los regresos de esas fiestas y eso
nos ha beneficiado.
Y lo que sí acarrea como positivo, cuando llegan estos
temporales es que los medios para las posibles asistencias
se van reforzando, se van mejorando, cada vez son más
positivos, con lo que lo malo se hace menos malo, en
circunstancias de este tipo.
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