José Antonio Carracao, un político joven sin pasado
tenebroso ni cadáveres que sacar del armario es el objetivo
de la Coalición Caballas erigida en paradigma de la
legalidad vigente, en el garante de cuanto se mueve en este
pueblo, en la formación política sin mácula y capaz de poner
en el disparadero a todo aquél en quien sitúe su diana de
desprestigio.
Carracao viene siendo, desde hace un tiempo, por mor de su
condición de secretario general del PSOE en objetivo
prioritario de sus diatribas cuando no imputaciones sin
fundamento para desacreditar su honorabilidad.
Desprestigiar, es la norma de conducta de algunos para
tratar de arremeter contra sus adversarios políticos y, si
es recurriendo al Facebook, mejor, utilizando así las redes
sociales y las nuevas tecnologías de manera maliciosa y
perversa, como argumento para sustentar sus cabriolas
argumentarías. “Dos ayuntamientos del PP acuerdan una
permuta para un funcionario, concejal socialista en uno de
ellos, cuando las plazas no son permutables. Pero es q
ademas piensan liberal al socialista para q cobre como
funcionario sin ir a trabajar, lo cual es ilegal. El
socialista concejal se queda con la plaza, cobra sin
trabajar y se dedica a hacer “ oposicion” al PP. Q asco de
Pppsoe. Al juzgado con ellos!!”, fue la valoración que de la
noticia hizo Caballas (UDCE) en la red social.
En este pueblo, los corruptos e ilegales son los otros.
Caballas, que precisamente es una coalición surgida de un
juego maléfico de intereses políticos, con muchos pecados a
sus espaldas y bastantes contradicciones en su haber, no
tiene legitimidad moral ni política para erigirse en
paradigma de nada. Más bien debería callarse y no confundir
a la opinión pública cuando aborda la crítica a una permuta
de puesto de trabajo entre dos funcionarios, uno de Ceuta
(María Antonio Suárez, delegada del CSIF) y otro de
Algeciras (José Antonio Carracao, ambos del nivel C-1.)
¿Dónde está la ilegalidad en intercambiar sus puestos cuando
es un derecho del funcionario? Siempre que concurran las
condiciones necesarias, la Administración ha de tramitar
simplemente los expedientes, sin tan siquiera opinar al
respecto. Es un trueque de dos personas con intereses
coincidentes.
Ya se conoce que José Antonio Carracao, para hacer viables
sus desplazamientos entre las dos orillas, hizo renuncia
expresa a su nivel y categoría, pasando de la C-1 a la E, la
más baja con la pérdida económica que ello comporta. ¿Dónde
está el problema si ahora surge la oportunidad no solo de
restituir su situación legítima sino volver a Ceuta como él
quería coincidiendo con otra persona que busca todo lo
contrario, es decir, marcharse de aquí?
Un caso de estas características es cosa de dos y
recientemente se ha dado, hace un mes, con otra permuta por
la que vino a Ceuta desde Tarifa a Fomento una funcionaria y
en el caso de policías locales, se da con muchísima
frecuencia, hasta el punto que el agente fallecido
recientemente en su vivienda, era foráneo.
Un asunto meramente funcionarial se ha querido revestir con
intencionalidad maliciosa de matiz político, por la cerrazón
de Caballas de arremeter contra José Antonio Carracao, a
quien llevan tiempo intentando desacreditar sin conseguirlo,
ya que es un político limpio, con trayectoria intachable. Es
obvio que se ha querido revestir de intencionalidad política
un trámite por el que se ha perseguido al secretario general
del PSOE hasta en su aspecto funcionarial como si no tuviera
derecho a acogerse al mismo trámite que tantísimos
funcionarios realizan.
No hay ningún aspecto ilegal en algo que es un derecho
legítimo de los funcionarios. Desvirtuar este asunto
descubre la intencionalidad de quienes propugnan descrédito
con perversas maniobras.
Hay aspectos en los que no se debería entrar políticamente
hablando, ya que cuántas veces ha solicitado cambiar fechas
de Plenos por parte de Mohamed Ali por coincidencias con sus
juicios u otros tipo de actividades profesionales con las
que le coincidían. Jamás, el PSOE ha hecho bandera de estas
“acomodaciones” a los intereses de unos o de otros.
Entrar en los detalles para hacer una inmensa bola de nieve
sin razones lógicas es un ejercicio de cinismo político
impresentable y una gran farsa en la que ocultarse cuando no
se tienen mejores argumentos para criticar al adversario
político.
Carracao tiene su honradez intachable y, de momento, no se
le puede imputar ningún escándalo con el que ensuciar su
imagen pública. Los chismes, los dimes y diretes, no son el
mejor soporte para ejercer una acción política seria. Se
precisa rigor y mucha más seriedad.
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