Desde que el mundo es mundo, nunca
se ha imaginado uno o las personas de a pie, la magnitud de
un suceso, catástrofe o calamidad pública, hasta que se
evalúa la tragedia, traducida en muertos o heridos de
diversa consideración , y sobre todo la prensa y propaganda,
que deriva en el impacto social, sobre todo en estos días.
MADRID ARENA, fiesta de Halloween, donde las cifras de aforo
rebosado, hablaban de diez mil personas, o más digitos, y
van saliendo imágenes y testimonios de sonido,
espeluznantes...
Hoy día , he ido asistiendo a cursos, donde el profesor va
dictando en la pizarra, o bien, oralmente, y observo que los
jóvenes con una media de veinte años, dicen a cada momento
puede repetir, que si usted va muy rápido, que no me enteré,
y diversas explicaciones vagas.
Cuando yo hice el Curso de Socorrismo, el Curso de
Radiotelefonista, El Curso de Patrón de Embarcaciones
menores, y sobre todo las teóricas en Enseñanza Naval,
aunque tuviera uno dieciocho años, y esas carajas que nos
entraban de vez en cuando, era la edad de aplicación, de
estudiar, porque, todavía estaba caliente la neura, de haber
pasado por el colegio..
Y hubo una frase de un profesor, que dijo, en el mar no hay
margen de error, no hay segunda oportunidad, esto significa,
que el que de un mensaje de socorro, apuntarlo bien, tener
la mente despejada y el oído, porque quizá el siguiente
mensaje, EL BARCO SE HAYA HUNDIDO...
Y aquella explicación la llevé a rajatabla en el servicio
militar, en el CECOM de la Estación de Salvamento, de la
mano , la Armada y Cruz Roja del Mar, entonces hace un
cuarto de siglo, no había móviles, ni GPS, ni hotmail, ni
twiter ni historias, sólo las estaciones de radio, de dos
metros, decamétrica, VHF o el 27 megaciclos.
Y sobre todo con esa motivación extra que nos daban los
mandos, del sacrifico, la abnegación, el voluntariado, el
entregarse a los demás, te daba un plus, de exponerte a
actuar en cualquier momento dado, donde la población civil,
vivía ajena al peligro diario.
En casa, como era el hermano mayor y el primer hijo, en esto
de la mili y de las intervenciones en los Salvamentos, quizá
no entendía el riesgo que aquello conllevaba, y a veces
decían, ¡ niño tu como vas a hacer eso !... ¡ vaya a pasarte
algo !... y eran situaciones que llegabas a casa y pensabas,
que bien es verlo todo desde un sofá y lo que me tengo que
encontrar en el puerto, a dos metros del mar.
Lo peor que pude escuchar, una vez licenciado, era observar
un humo en la zona de San Amaro, cerca de la DUCAR, acudí a
un establecimiento, les pedí el teléfono y llamé a mi
antigua base, me identifiqué y les dije que si podían
observar o ponerse en contacto con otros servicios de
emergencias, sobre ese humo detrás de la petrolífera, ellos
tomaron nota y eso queda reflejado y se encargaban de llamar
a Bomberos o Protección Civil. Lo que escuché en el local,
fué ¿ que es el día de los inocentes ? por parte de una
cliente, y el dueño del local le dijo a mi padre, mira tu
hijo ha venido aquí a llamar por teléfono , referente a un
incendio que había por ahí...
Digo todas estas cosas, porque quizá el telefonista del
SAMUR, que fué recolocado y con un curso, para ponerse al
teléfono aquella fatídica noche, era una gota que colmó el
vaso en una CONCATENACION DE ERRORES, que se fueron
sucediendo como una noche maldita...
¿ ha bebido usted ? llévenla al Paseo Extremadura, que
estaba casi a mil metros, ni unos banderilleros olimpicos
con un torero corneado, tendría tal destreza, a unas chicas
con una amiga, en estado de shock, con parada
cardiorespiratoria.
Un botellón de miles de personas a las puertas del
Megaconcierto, un descontrol por parte de las autoridades, y
las trampas mortales que se fueron traduciendo en los
pasillos donde se hizo la tipica montonera, como los
encierros de San Fermín.
Sabemos la de gilipollas, ruines y cobardes, que causan las
falsas alarmas en todas las unidades, que descontrolan a los
servicios de emergencias, y son como el cuento del lobo,
cuando pasa una tragedia. Al final, la falta de tacto, de
criterio, de sentido común, y de vivir un servicio de
emergencias , en la persona encargada del servicio de
atención del SAMUR, es el que se pagará todos los platos
rotos, de un colmo de desgracias.
-La población, siempre se sabe al dedillo, eso de nunca pasa
nada, hasta que pasa, y luego a depurar responsabilidades, y
se descubren la cadena de errores humanos, despropósitos y
como se debe actuar en un protocolo de LLAMADAS DE SOCORRO.
|