El pasado miércoles, finalizado el
telediario del mediodía de Tele5, desconecté el televisor y
me dispuse a crear esta tribuna de opinión, para plasmar,
negro sobre blanco, lo que fluya de las entretelas del disco
duro de mi memoria.
Debo calentar motores, porque hace mucho frío y mi
despacho-estudio está tan helado como las estalactitas de la
Cueva de Altamira. Por ello, tengo los hogares echando
chispas. No siendo raro, que al estar pasmado y al haber
enchufado hasta la almohadilla eléctrica para calentar mis
riñones y espalda, dentro de poco me salgan dos cabrillas en
las cachas, porque el calor me está enrojeciendo los muslos
y gran parte del resto del cuerpo. Por lo que, al cuarto de
hora del éxtasis calorífico en que me encuentro, se me caen
unos goteros de sudores impresionantes.
¡Madre, qué calor tengo!, he pasado del frío al calor o de
lo blanco a lo negro en un abrir y cerrar de ojos. ¡Menos
mal!, que estoy expectorando la mucosidad del gripazo que
pillé hace más de una semana. Y al menos eso me consuela,
porque el que no lo hace es porque no tiene sentido del
humor con la que está cayendo atmosféricamente, sobre todo,
en el País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña… Encontrándose
muchas de sus poblaciones en estado de alerta por frío,
viento, lluvia, nieve, riadas, desprendimientos…
Aunque, eso anterior, no es nada comparado con la inmensidad
de los océanos, pero mucho menos, con lo que está arreciando
políticamente en esta España corrupta. Porque por día se
conocen más datos de las tramas choriceras que dejan
enfriar, así como, de las que están en candelero o, de las
nuevas que surgen, como es el caso del rebrote del ático
marbellí del presidente del PP de la Comunidad de Madrid,
Ignacio González.
Personaje político, que sustituyó de su antecesora Esperanza
Aguirre. Y que tiene varios flancos abiertos, siendo uno de
ellos el que me ocupa, ya que, a raíz de que una jueza haya
reabierto el caso del chalet. Raudo y veloz González, ha
salido a la palestra, diciendo que “lo compró a finales de
diciembre pasado”, siendo la cantidad desembolsada, al
parecer, 770.000 euros.
Creo, que cualquier ciudadano español, hasta los cerca de
6.000.000 millones de parados, podrían adquirirlo si les
tocó algún cupón de los ciegos, la lotería nacional,
primitiva o han recibido ese o más dinero de una herencia.
Porque, lo que es de un sueldo o nómina normal, no creo que
dé para tanto, porque son muchos euros los que ha
desembolsado este payo por dicho ático de 500 metros.
Oliéndome mal porque, al parecer, la ‘manteca’; el chalet y
presuntamente él, están relacionados con un paraíso fiscal.
Por ello, tendrá que demostrar documental y oficialmente,
los pagos efectuados del alquiler con anterioridad a la
susodicha compra, y la compra en sí. Porque si el dinero no
cae del cielo, los chalet como el suyo tampoco, a no ser que
lo vaya a pagar a plazos o, sea un ‘regalo’ de un amigo del
mundo de los ladrillos o de otros gremios, donde ganen o
consigan los euros a espuertas, como puede ser presuntamente
procedente de la trama Gürtel.
No crean, que fue pena lo que me transmitió el semblante del
presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Ignacio
González, al declarar que había comprado el chalet. Sino más
bien repugnancia, porque a él no le tembló el pulso
imponiendo en su comunidad madrileña, el pago del euro por
receta médica, en contra de la opinión del presidente del
Gobierno y de su partido el PP. Aunque, menos mal, que el
Tribunal Constitucional, suspendió el miércoles de forma
cautelar en Cataluña dicho impuesto revolucionario; deseando
que en Madrid ocurra lo mismo.
Por ello, ¡cómo es posible!, que mientras esta y otras
autoridades políticas aprietan los cinturones a la máxima
expresión a los españolitos curritos. Muchos de ellos de
altos o bajos vuelos se encuentren, presuntamente,
implicados en casos similares o parecidos como los presuntos
del presidente autonómico madrileño.
Si no recuerdo mal, Ignacio González, al parecer, ha sido
presuntamente espiado por parte de miembros de su misma
formación política del PP madrileño, a raíz de esas luchas
intestinas existentes, para alcanzar o no dejarse arrebatar
el poder.
Antes de proseguir, quiero dejar constancia y resaltar, la
total presunción de inocencia por mi parte para Ignacio
González y para tantos otros salpicados de haber cometidos
presuntos delitos de prevaricación, cohecho, malversación de
caudales públicos… Porque a ellos no. pero a mí sí, me puede
pillar el carrito justiciero y libertino del poder político
imperante. Porque aunque S.M. dijera que “La Justicia es
igual para todos”. No es igualdad todo lo que resplandece en
España, al existir diferentes varas de medir. Amén.
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