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OPINIÓN - DOMINGO, 20 DE ENERO DE 2013

 

OPINIÓN / SNIPER

Egipto, Morsi y el éxodo copto
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Si tras la Primavera Árabe cairota, con sus más de mil víctimas y la renuncia el 11 de febrero de 2011 del “rais” Mubarak, merced a la aquiescencia de las poderosas Fuerzas Armadas tras un pacto alcanzado con los Hermanos Musulmanes y la anuencia de los Estados Unidos, se presentaba en el país del Nilo una transición confusa e inquietante, al día de hoy y con los islamistas en el poder desde las elecciones del 16 y 17 de junio de 2012, en las que Mohamed Morsi ganó por un margen estrecho de tres puntos al candidato oficialista Ahmed Shafiq, los riesgos de involución empiezan a ser más que evidentes. Ya en su campaña electoral el candidato del poderoso movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes y hoy presidente, no ocultó por ejemplo su fanatismo antijudío insultando abiertamente a éstos con epítetos odiosos, muy en consonancia por cierto con una arraigada tradición islámica, como “Pequeños hijos de mono y cerdo” o literalmente “chupadores de sangre”, si bien al día de hoy la antes otrora floreciente comunidad judeoegipcia es un recuerdo pues, tras la deposición del rey Faruk I por el movimiento panarabista de los Oficiales Libres del 23 de julio de 1952 y la proclamación de la república un año más tarde con Nasser al frente, la forzada diáspora judía camino del exilio fue inmediata, en paralelo con la histórica comunidad de origen griego. En la actualidad y tras los inquietantes pasos hacia un eventual Califato Islámico dados por Morsi y los suyos en la nueva Constitución egipcia, en la que la imposición de la sharía o ley islámica late emboscada detrás de cara artículo, ¿le habrá llegado el turno a la minoritaria pero amplia comunidad cristiana egipcia, los coptos, un 10% del total de la populosa y apiñada población del país estimada en 90 millones de personas…?.

Según datos que se van conociendo junto a fuentes directas de este escribano en el propio Egipto, buena parte de la comunidad copta (ortodoxa, católica y evangélica) pasaría las noches en vigilia al lado de sus maletas, temerosas por sus bienes y sus vidas frente a la indiferencia de Europa y los Estados Unidos. Aunque el pasado 4 de noviembre el presidente Morsi se hacía eco de la “unidad histórica” entre los musulmanes y cristianos del país, la sangrante realidad contradice éstas palabras: si bajo el régimen autoritario de Mubarak los coptos eran más o menos tolerados (nunca dejaron de ser “dhimmíes” o “protegidos”, ciudadanos de segunda en un estado islámico como Egipto), en los últimos tiempos y bajo la omnipresente presencia y poder de los Hermanos Musulmanes y los aun más extremistas salafíes, su vida está pasando a ser asfixiante: apartados del gobierno y con la prohibición de construir nuevas iglesias, ven impotentes cómo sus bienes pueden ser expoliados, sus casas incendiadas y sus vidas puestas en juego, apaleados, asesinados. ¿Acaso en Egipto la vida de un musulmán vale más que la de un cristiano…? Y las mujeres ya saben: “O van con el velo o corren el riesgo de ser violadas”. A los hechos me remito. Ya en septiembre de 2011 y según la Federación Egipcia de Derechos Humanos, 93.000 coptos habían abandonado precipitadamente el país esperándose que a fin de año la cifra superara los 200.000. ¿En enero de 2012….?: según mis datos, sobre 300.000 cristianos egipcios habrían literalmente huido hacia los Estados Unidos (donde ya residía una comunidad de unos 400.000), además de Europa y Australia.

Si el Corán y el Crucifijo compartieron espacio, codo a codo, en las históricas revueltas de la plaza Tahrir (Liberación) en el proceso de la Primavera Árabe, con la abrupta llegada de los islamistas al poder esa “convivencia revolucionaria” parece haberse truncado. Morsi, el nuevo faraón barbudo, parece preocuparse más del islam que de los derechos humanos y Egipto corre el riesgo de convertirse en otra teocracia islámica, ésta vez sunní, al lado de la oprobiosa teocracia islámica shií vigente en la República Islámica de Irán. Según fuentes coptas, con la flamante Constitución vigente desde el 26 de diciembre de 2012 “se atacan directamente los derechos humanos”, representando ésta además “una amenaza para las minorías religiosas”, además de que “casi todas las clausulas remiten a la legislación islámica”. Y Occidente, con la flácida Europa y sobre todo los Estados Unidos de Norteamérica…? A verlas venir y dejarlas pasar, al menos mientras los negocios no peligren. Y dentro del Espacio Schengen, con Ceuta y Melilla en primera línea del frente, la quinta columna emboscada en la numerosa comunidad musulmana laborando, “chuiaa chuia” y esperando su momento, mientras subrepticia pero implacablemente no deja de conquistar espacio ante la inopia de las cobardes autoridades. Ya saben y recuerden: “Con vuestras leyes os conquistaremos y con nuestro islam os someteremos”. Blanco y en botella. Visto.
 

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