El Instituto Almina ha programado a través de un Plan de
Acción Tutorial un programa en el que se elaboran una serie
de normas de comportamiento, realizado por los propios
alumnos de la ESO en todos sus niveles educativos al objeto
de fijar una serie de pautas para convivir en clase. Se
busca educar a los alumnos para que en un futuro sean
personas cívicas, tolerantes y respetuosas con los derechos
de los demás y con los suyos propios, como fórmula idónea
para una aprendizaje en sociedad donde ha de prevalecer el
respeto. Se trata de una actividad educativa que, en sí
misma, tiene el potencial de su sentido práctica para la
vida.
El Instituto Almina ha programado a través de un Plan de
Acción Tutorial un programa en el que se elaboran una serie
de normas de comportamiento, realizado por los propios
alumnos de la ESO en todos sus niveles educativos al objeto
de fijar una serie de pautas para convivir en clase y que el
profesorado encargado de su dirección y seguimiento ha
evaluado, otorgando una serie de premios (uno por nivel) a
los trabajos más innovadores, originales y que más aportan a
este programa educativo.
En esta ocasión se trata de la quinta edición de estos
Planes de Convivencia, algo muy instructivo y práctico
cuando se trata de un centro educativo de Ceuta, donde las
cuatro culturas conviven en nuestra sociedad y, por ende, en
las propias clases de este centro, por lo que se busca con
esta iniciativa favorecer la integración y, a la vez,
participar en la vida del instituto, casi con una fórmula
que puede parecer un juego pero que en realidad persigue un
objetivo concreto, tras un proceso de aprendizaje en el que
se hace un seguimiento personalizado del mismo.
El respeto a los demás, facilitar la toma de decisiones y
unas elementales normas de convivencia, son argumentos que
se desarrollan en estas prácticas educativas. Los
responsables de esta iniciativa se encargan de diseñar una
serie de actividades programadas para que los propios
alumnos configuren en equipo las Normas de Convivencia, que
han de ser coherentes, novedosas y prácticas.
El fomento de la convivencia es un elemento esencial en una
sociedad como la nuestra, con una serie de valores que el
profesorado quiere estimular desde el centro educativo.
Se busca educar a los alumnos para que en un futuro sean
personas cívicas, tolerantes y respetuosas con los derechos
de los demás y con los suyos propios, como fórmula idónea
para una aprendizaje en sociedad donde ha de prevalecer el
respeto.
Las normas confeccionadas por el alumnado se han hecho de
manera libre y de forma democrática y los propios autores de
ellas, se comprometen a asumirlas y respetarlas como línea
general de aceptación.
Los premiados tienen su recompensan en forma de desayuno
colectivo en una cafetería de la ciudad, en este primer
momento del diseño de las normas y, al término del curso,
cuando se haya evaluado el nivel de cumplimiento de las
mismas durante todo el período lectivo, igualmente se vuelve
a premiar a quienes más se hayan ajustado a la programación
realizada y, en este caso, la gratificación supone acabar en
el Parque Marítimo del Mediterráneo durante una jornada de
ocio y comida en Tele-Pizza.
Una fórmula educativa muy eficiente que cuenta con una serie
de baremos para valorar el nivel, primero de diseño y
después de cumplimiento de las normas y que supone un
acicate para estimular la mejora de la convivencia entre
alumnos de diversas culturas y enseñarles a solucionar sus
diferencias de forma dialogante y pacífica. En realidad se
traslada a la escuela y más concretamente al aula, a la
clase, lo que prevalece a gran nivel en nuestra sociedad
haciendo de la convivencia un valor esencial en el trato
personalizado. Se trata de una actividad educativa que, en
sí misma, tiene el potencial de su sentido práctica para la
vida.
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