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OPINIÓN - VIERNES, 18 DE ENERO DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Los desvaríos de Arturo Mas

Por Ramiro T.


El presidente de la Generaltit Catalana para apoyar sus postulados contra el Gobierno de la nación se ha descolgado en una emisora de radio con las siguientes declaraciones: “Cataluña no es una ciudad autónoma del norte de Africa”. Por supuesto que no, señor Mas, porque geográficamente es imposible, con lo cual acaba de decir una “boutade”, ni a efectos estadísticos en cuanto a población ni a recursos económicos ni a tejido empresarial. Faltaría más: pronuncia una obviedad que es similar a una verdad de Perogrullo.

Ahora bien, junto a este reconocimiento de que las señas de identidad de Cataluña no son equiparables a las de Ceuta, tampoco es menos cierto que todo un presidente de la Generalitat como Arturo Mas, no puede caer en el craso error de cuantificar todo en términos eminentemente económico, por mucho que se caracteriza a los catalanes con la frase de “la pela es la pela”, ya que también hay que ponderar otros valores que, sin necesidad de vilipendiar a Cataluña, sí son destacables a la Ciudad Autónoma de Ceuta: la multiculturalidad que le lleva a al no menos loable espíritu de convivencia elogiado por estudiosos de todas las tendencias políticas y étnias religiosas, el espíritu emprendedor y la hospitalidad de sus gentes, los ejemplos de solidaridad que se han dado, se dan y se darán, el sentido de la unidad de España, de la cohesión social y de un pasado histórico-cultural, nada envidiable con otros rincones de nuestro país.

Pero esto no es nuevo, Arturo Mas ya quiso atacar y ridiculizar a los andaluces hace algo más de un año, burlándose del acento andaluz para defender la inmersión lingüística. “Estos niños sacrificados bajo el durísimo yugo de la inmersión lingüística en catalán sacan las mismas notas de castellano que los de Salamanca, de Valladolid, de Burgos y de Soria; y no le hablo ya de Sevilla, de Málaga, etcétera, porque allí hablan el castellano, efectivamente, pero a veces a algunos no se les entiende”, dijo Artur Mas durante el debate en el Parlamento catalán.

La comparativa de Cataluña-Ceuta que Arturo Mas ha expuesto para reclamar alternativas financieras para su Comunidad y arremeter contra el presidente del Gobierno, aparte de que suponen un desatino fuera de foco (que diría un profesional de la imagen), es un absoluto desvarío por cuanto si se ve acuciado por el déficit de su Comunidad y su paranoia soberanista, no tiene que recurrir a un recurso insultante para utilizar términos despectivos tan repudiables como también lo serían que nosotros, los ceutíes, desdeñáramos todo lo que oliera a catalán. Flaco favor le hace, le está haciendo ya, a Cataluña Arturo Mas. Se ha creído, por aquello de su nombre que es una especie de Rey Arturo y se ha retrotraído a la Edad Media para, en su ilusa pretensión de desvincularse del Estado español –algo que él mismo sabe que es imposible porque nunca tendrá en el Congreso y Senado la mayoría para lograrlo-, tratándolo de emular a su homónimo: si aquél era el monarca ideal, este presidente autonómico se considera el dirigente ideal en su ensoñación turbadora, al igual que en esta comparativa, si el Rey Arturo fue un caudillo británico que dirigió la defensa de Gran Bretaña frente a los invasores sajones a comienzos del siglo VI, según algunos textos medievales tardíos que aluden a la historia del Rey Arturo sin especificar si su historia pertenece a la leyenda o a la literatura.

De manera que, “si Cataluña no es una ciudad autónoma del norte de Africa”, como dice Arturo Mas, Cataluña tampoco es Gran Bretaña como tampoco él ha de luchar contra España como el Rey Arturo lo hacía contra los invasores sajones, porque aquí en nuestro país, nadie quiere invadir nada por mucho que él, Arturo Mas, se empecine en hacernos creer un ataque desaforado a Cataluña, como tampoco estamos en el siglo VI, ni se escribe con referencias de textos de la Edad Media porque estamos en el siglo XXI, y esta historia que se ha fabricado Arturo Mas, no alcanza a la categoría de pieza literaria o leyenda, que es lo que quisiera este personaje que provoca enfrentamientos estériles cuya solución él mismo conoce antes de originarlos.

Ahora, en sus desvaríos, ha decidido emprenderla con una referencia repudiada por los dos grandes partidos nacionales PP y PSOE, contra la Ciudad Autónoma de Ceuta. El mejor ejemplo de los palos de ciego que viene dando y muy alejado del comportamiento institucional que le debía de adornar como presidente autonómico. Arturo Mas contra todos, ese debería ser el título de esta “película” que se ha montado y que merece el mayor de nuestros desprecios.

Lo dicho: él dice que Cataluña no es Ceuta, ni Cataluña es Gran Bretaña y, desde luego él, tampoco es el Rey Arturo, aunque se llame igual. A ver si despierta de su sueño porque ha caído en un ridículo espantoso representando a tantos millones de personas como representa en su pertinaz obsesión de arremeter contra todo y contra todos.

Ceuta por historia, tradición cultural, convivencia y esencia multicultural está muy por encima de estupideces de esta naturaleza con un pretendido sentido comparativo, aunque provengan de un presidente autonómico que se cree el amo y señor de un país imaginario.

Un desvarío que lo retrata como dirigente político y lo invalida como personaje público.
 

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