Hace casi un mes que,
oficialmente, entraba el invierno, en nuestras tierras pero,
una vez más, ha quedado claro que una cosa es lo puramente
oficial y otra, a veces muy diferente, lo auténticamente
climático.
El 21 de diciembre, viernes para más señas, de viaje, de
vacaciones, hacia mis tierras abulenses, tanto al ir
cruzando Andalucía, como Extremadura y más tarde
Castilla-León, más que parecer las vísperas de las
navidades, parecía los días que preceden a la Semana Santa.
El invierno se estaba retrasando, o había habido un salto
del otoño a lo que es la primavera, especialmente si nos
fijamos en el tiempo, de verdadera primavera que hacía el
día 26 de diciembre, a las mismas puertas del Parador de
Gredos, en una zona en la que, por esas fechas, no hubiera
sido extraño habernos encontrado con 8 o con 9 grados bajo
cero.
Es lo bueno que tiene el invierno, cuando no llega a su
debido tiempo y es que, luego ya, según van pasando los días
parece un poco, menos invierno.
Con todo, que nadie se haga ilusiones, porque lo que tiene
que llegar llegará y en los años que tengo no recuerdo
ningún año que haya tenido dos primaveras o tres veranos,
siempre llegó lo que tenía que llegar, adelantándose o
retrasándose, como ocurre en este caso.
Y así está siendo, porque no ha hecho más que pasar una
semana, tras las fiestas navideñas y ha llegado lo que ya se
esperaba, viento, lluvia, nevadas (donde nieva, en Ceuta no)
y todo lo que suele conllevar la estación invernal.
Y lo bueno que tenemos ya con todo tipo de adelantos para
los pronósticos y previsiones de lo que va a hacer, es que
un día antes, cuatro horas por anticipado o cuando sea, se
nos anticipa milimétricamente lo que se avecina,
anticipándose las alertas de mayor o menor peligro.
Tenemos lo que tenemos, vamos a tono con los tiempos, aunque
un poco, o mucho, retrasados respecto a países como
Alemania, que ya en los años 60, con la puntualidad
auténticamente germánica, avisaban tres horas antes del
peligro que se avecinaba por los vientos que se iban
acercando. Por ejemplo. Eso en los años 60, Alemania iba por
delante, también en eso, ahora, para que nada falte, la
propia Merkel va marcando el compás de lo que se acerca en
el terreno económico. Los alemanes son así, si se lo
proponen, destacan en todo.
Pero volviendo al tiempo, la nieve comenzó a caer al
principio de semana en la parte norte de la península y,
poco a poco, se ha ido acercando a otras partes como Aragón,
Navarra, la propia Cataluña y, naturalmente, Castilla-León.
Y en más de una comarca no ha sido un juego de niños,
especialmente, en zonas montañosas, donde ni clases, ni
tráfico rodado se han podido dar con normalidad.
Las informaciones que nos llegan, desde los organismos
oficiales, nos hablan de que en la parte de los Pirineos, en
Lérida, la de estos días puede considerarse como una de las
nevadas más intensas, de los últimos diez años.
Al final, pues, llegó aunque haya sido con casi un mes de
retraso, con lo que carreteras cortadas, utilización de
cadenas, rutas escolares suspendidas ..., han sido la tónica
que, por otra parte, tampoco debe extrañarnos.
En Ceuta, al no nevar y no haber demasiadas carreteras, lo
único que nos cabe esperar, pero no desear, es que el
estrecho siga en orden, si es que no se alborota, algo que,
también, lleva su tiempo de retraso.
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