El Ministerio de Defensa ejecutó ayer el auto judicial
que ordenaba el desahucio de José Isidro Gámez Álvarez,
quien vio cómo pese a llevar más de 24 años ejerciendo las
labores de mantenimiento del edificio por asegurarse un
techo, finalmente fue echado a la calle, tal y como él mismo
insistía “como un perro”. Pese a los momentos de tensión
vividos al inicio, finalmente el desahucio se llevó a cabo
sin más incidentes y de forma provisional la Consejería de
Asuntos Sociales le ha facilitado una pensión en el Recinto
donde estará alojado hasta que se consiga normalizar la
situación de Gámez Álvarez.
A las 10.00 horas se formalizaba ayer el desahucio de José
Isidro Gámez Álvarez por a un auto judicial proveniente de
Madrid. Las autoridades militares pertinentes y un equipo de
la Policía Nacional integrado por seis agentes, se daban
cita en el edificio de viviendas militares ubicado en la
calle Cervantes para dar cumplimiento al citado auto
judicial. Los primeros minutos fueron de una importante
tensión, pero finalmente nada se pudo hacer y desde las
11.30 horas aproximadamente, Gámez Álvarez, de 47 años de
edad, se veía en la calle, como se suele decir “con una mano
delante y otra detrás”, mientras afirmaba que “después de
dedicarle toda mi vida al mantenimiento de este edificio por
tener un techo bajo el que vivir, me han echado a la calle
como un perro”.
El teniente coronel Ávila, fue el encargado de ejecutar el
auto judicial llegado desde Madrid y reconocía a EL PUEBLO
que esta situación se ha venido retrasando al máximo, no en
vano está previsto llevar a cabo este desahucio el 24 de
octubre, pero ha llegado un momento en el que ya no se puede
aplazar más y “lamentablemente” tuvo que efectuarse ayer.
Ávila destacaba que “el afectado ha tenido los plazos
pertinentes para poder defenderse y para recurrir la
decisión tomada pero no se ha preocupado y finalmente se ha
tenido que llegar a esta situación”.
Durante casi una hora estuvieron reunidos José Isidro Gámez
Álvarez, el secretario general del PDSC, Rafael García, y
las autoridades militares para intentar evitar temporalmente
el desahucio pero finalmente no pudo ser. Tras la reunión
mantenida en el interior de la vivienda, a la que se le
cambió la cerradura, para evitar que José Isidro Gámez
Álvarez pudiera volver a su interior, el desahuciado firmó
un documento a través del cual se comprometía a retirar todo
el mobiliario de su interior en un plazo de quince días.
Por su parte, Rafael García aseguraba que con esta ejecución
de desahucio se están “saltando el real decreto ley de
medidas urgentes sobre desahucios aprobado por el Congreso
de los Diputados el pasado mes de noviembre”.
El secretario general del PDSC no tenía palabras para
calificar este desahucio mientras aseguraba que “han dejado
en la calle a un hombre que ha dedicado su vida al
mantenimiento de este edificio, y lo han echado sin ropa,
sin medio ninguno, sin familia, con una minusvalía, y eso no
puede ser”.
Una vez en la calle y sin nada, José Isidro Gámez Álvarez,
acompañado por el secretario general del PDSC acudió a la
Consejería de Asuntos Sociales para dar a conocer el caso e
intentar buscar una solución. Recibidos por la directora del
área, Josefina Castillo, finalmente se le ha buscado una
pensión provisional en el Recinto y mientras tanto se
comenzará a trabajar para intentar buscarle una casa de
alquiler además de intentar conseguir que el Ministerio de
Defensa reconozca que este hombre ha estado al frente del
mantenimiento del edificio de la calle Cervantes durante más
de 24 años y para ello pedirán la implicación de los vecinos
ya que iniciarán una recogida de firmas avalando esta
situación y posteriormente lo denunciarán a través de la UGT
e iniciar los procesos que sean necesarios para intentar que
se le reconozca este trabajo.
Por último, alguno de los vecinos del edificio mostraron su
tristeza por el desahucio de José Isidro Gámez Álvarez,
asegurando que nadie debería verse inmerso en una situación
de estas características.
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