El regreso a la política activa
del portavoz adjunto de la primera formación política en la
oposición ha supuesto un cambio sustancial respecto a
legislaturas anteriores. Los ciudadanos hemos percibido una
realidad no deseada, pero propiciada por el pacto contra
natura suscrito entre las dos formaciones localistas que
conforman la coalición Caballas, UDCE y PSPC, el regreso a
la política activa de quien fuera apartada de ella por
decisión ciudadana hace años.
La sesión plenaria de investidura no solo supuso la primera
aparición pública como diputado de nuestro protagonista
después de infructuosas intentonas, sino que también supuso
la primera polémica de una legislatura recién comenzada al
relegar a la segunda fila del plenario a la número dos de la
coalición, Fátima Hamed. La diputada localista expresó su
indignación ausentándose, según ella por motivos personales,
de la que habría sido su segunda sesión constitutiva.
Por tanto, el regreso a la actividad política activa del
abanderado del progresismo ceutí, ha cumplido ampliamente
con las expectativas generadas. Todas sus intervenciones
públicas han estado marcadas por la polémica, por la
proliferación de insultos y vejaciones contra todos aquellos
ciudadanos que en algún momento hemos disentido con sus
postulados, demostrando el mayor desprecio por los
principios democráticos incluidos en la Constitución
Española.
A pesar de todas sus actuaciones, de sus continuas
referencias a la derecha, de los insultos contra todos
aquellos que en algún momento hemos apoyado al Partido
Popular, de los perjuicios étnicos, de las incontinencias
verbales y de las tergiversaciones informativas, los
ciudadanos rechazamos esta forma de entender la política.
Los ceutíes esperamos alternativas reales a las diferentes
problemáticas que padecemos rechazando tajantemente
planteamientos demagógicos trasnochados.
En los últimos meses he compartido con los lectores de este
medio de comunicación numerosas reflexiones relativas a la
labor desarrollada por un concejal (representante elegido
por la ciudadanía), que al mismo tiempo ostenta la máxima
dirección de una central sindical mayoritaria es decir, de
una persona que debería velar por los intereses de todos los
ceutíes. Sin embargo, la realidad es diametralmente opuesta,
puesto que son innumerables las ocasiones en las que ha
arremetido vehementemente contra todos aquellos que hemos
discrepado con sus planteamientos sin diferenciar entre
empresarios, dirigentes políticos, sindicales y
trabajadores. Sin lugar a dudas, la crispación ha regresado
a la Asamblea.
|