Finalizados los días de descanso,
he intentando proseguir aislado de determinado discurrir
político, económico y social que me rodea. Pero una vez
regresado a la urbe de esta jungla donde me ha tocado vivir,
al sur del Sur de Andalucía en el Campo de Gibraltar, no lo
he podido conseguir, porque como dijera Rafael ‘El Gallo’,
“lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”.
Y es imposible de que no lo consiguiera, porque mis
voluntarias obligaciones periodísticas contraídas me lo
impiden, porque tengo que estar al día de todo cuanto se
cuece, en los saraos cercanos y alejados de esta España cañí
de panderetas, palanganeros y demás impresentables faltos de
dignidad y de ética.
Por ello, nada más aterrizar en la rutina de esta
civilización incivilizada, fui bombardeado por todos los
flancos, acerca de aconteceres políticos acaecidos
recientemente. Pero al ser más de lo mismo de cuanto pasó en
la política española en el pasado 2012, lo fui digiriendo
sin ningún sobresalto, y sin que me afectara lo más mínimo,
al tener la intención de que no me siga dañando ciertas
indecentes prácticas políticas.
Aunque, hace unos días, al saludar a un estimado amigo, me
dijo: “Me encuentro enfermo, la cabeza me dicta una cosa y
el cuerpo actúa de forma distinta. Te pido que te alejes de
mí”.
Al ser mi interlocutor quien es y lo que representa para sus
amigos entre los que me encuentro, me preocupó bastante esa
expresión, por lo que no me alejé de él de ningunas de las
maneras, haciéndole, por el contrario, más caso que en otras
ocasiones, porque me percaté, que esa enfermedad que le
afectaba tanto, la he padecido en muchísimas ocasiones en el
discurrir de mis días.
Por ello, al intuir cual era su mal, y al tener mi amigo una
necesidad imperante de escupir de sus entrañas lo que le
aterraba. Con sutileza ‘le tiré’ de la lengua, de igual
forma que lo hacen ‘los buenos’ de los servicios secretos,
para empaparse de lo que proceda con sus escuchas, antenas
parabólicas o interrogando.
Consecuentemente, sin prisas pero sin pausas, en clave de
sol en segunda línea de mi pentagrama, comenzó a crear su
conmovedora obra, abriendo sus compuertas de par en par
exclamando: “¡Cómo es posible que el ex ministro de Economía
del Gobierno estatal del PP de José María Aznar, ex
presidente del Fondo Monetario Internacional y ex presidente
de Bankia, Rodrigo Rato; a pesar de estar imputado de varios
delitos por el caso Bankia, lo han fichado hace unas horas
en Telefónica”.
Contestándole -son los mismos, pero con distintos collares.
Por ello, no me extraña lo más mínimo que haya sido fichado
por Telefónica, porque en esa compañía de ‘Las Matildes’, de
Villalongas y de otros muchos afines a las distintas siglas
políticas, acoge en sus pechos no sólo a distinguidos
desechos de la política española, sino hasta al yerno del
Rey de España, Iñaki Urdangarin, imputado por el caso Nóos-.
Mi amigo, se mostró más alterado aún al oír lo que le dije,
replicándome: “Mañana daré de baja todos mis líneas de
Telefónica, porque no quiero contribuir a mantener a gente
como Urdangarín, Rodrigo Rato, Zaplana y otros muchos
similares”.
La conversación transcurría mientras paseábamos disfrutando
de la benigna climatología reinante por céntricas calles
algecireñas. Teniendo mi amigo que hacer con carácter de
urgencia una llamada telefónica a su esposa, para
preguntarle cuántos pollos tenía que comprar en el Kaporal
para almorzar. Por lo que, le solicitó el móvil a un tercer
amigo que nos acompañaba. Diciéndole con mucha guasa éste
último cuando se lo cedía: “Toma un ratito”.
Mi amigo, el malhumorado, al oír eso y comprobar que dicho
teléfono era de Telefónica, se subió por las paredes, al
entender que ese ‘ratito’ no se refería a que fuera corto el
ratito de tiempo que durara su llamada, sino que, el
referido móvil contribuye a que a Rato le paguen a partir de
ya, sustanciales sumas de euros por el nuevo cargo que ocupa
en Telefónica.
Menos mal, que no revoleó el móvil, pero algo le hizo al
quedarse el referido terminal totalmente bloqueado,
teniéndole que ceder el mío, el que por supuesto no es de
Movistar. Pero si lo fuera, ya lo hubiera dado de baja sin
más preámbulos, porque soy de la misma opinión que mi amigo
el malhumorado, y no estoy dispuesto a mantener a presuntos
parásitos, pero mucho menos a altos cargos de Telefónica
procedentes de la política española.
El asunto de Rato se fue difuminando en nuestra
conversación, ya que, una vez mi amigo resolvió los pollos
que tenía que comprar, me comentó que “España no tiene
solución y menos con la entrevista que concedió el Rey a
Jesús Hermida”.
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