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OPINIÓN - SÁBADO, 12 DE ENERO DE 2013

 
OPINIÓN

Las Comunidades de Vecinos llaman a la prudencia

Por Alejandro S.


A las puertas de garajes de varias Comunidades de Vecinos de nuestra ciudad son muchos los rótulos que, de una forma más o menos rudimentaria, se colocan para llamar la atención y sensibilizar al colectivo de residentes para que, antes de abandonar los garajes con sus vehículos, aguarden el tiempo necesario hasta cerciorarse de que la puerta del garaje se ha cerrado, impidiendo así la entrada clandestina de algún individuo con aviesas intenciones. Es la tónica que hemos venido observando en los últimos días. Hemos fotografiado los rótulos indicadores de prudencia para asegurar el cierre de unas puertas que pueden convertirse en el libre acceso de malhechores con propósitos delictivos.

De un tiempo a esta parte los garajes de Comunidades parecen haberse convertido en un terreno abonado para la delincuencia común, pródiga en rotura de cristales de vehículos, incendios de éstos e, incluso otro tipo de incidencias que, valiéndose de la impunidad, convierten en propicio un espacio que facilita la delincuencia.

Por esta situación no es extraño que haya recintos cerrados de estas características que busquen la identificación del individuo que delinque y recurran a la instalación de videcámaras que pueden otorgar mayores garantías de seguridad a los garajes, donde se estacionan numerosos vehículos que constituyen un patrimonio importante, además de elementos de obligada necesidad para quienes los utilizan en sus desplazamientos para acudir al trabajo diariamente.

Después del espectacular incendio en Parques de Ceuta y el último registrado en el edificio de la calle Linares, la sensación de salvaguardar los garajes de cualquier altercado, se ha hecho generalizada convirtiendo casi en un “boom” la demanda de máxima seguridad, no ya en la alarma contra incendios, sino en la instalación de cámaras de vigilancia.

En cualquier caso, si todo el vecindario se convierte en el “Gran Hermano” con el ojo que todo lo ve y además se aplican las medidas que se recomiendan en los carteles a las puertas de los garajes, los delincuentes lo tendrán difícil, ante el temor de verse sorprendidos por mil ojos que pueden observarlos y avisar a la policía.

La colaboración ciudadana, tantas veces demandada policialmente, en este caso se traduce en autodefensa vecinal de sus propiedades automovilísticas. De ahí que sean los vecinos dentro de las Comunidades, los mejores testigos o vigilantes, para evitar intromisiones de individuos dispuestos a sembrar el miedo a los residentes. Las medidas tecnológicas ayudan a preservar la seguridad en los garajes pero el ojo humano de unos cuantos usuarios interesados en proteger su vehículo, tal vez sea, una medida adecuada para prevenir el delito. No es lógico que la inquietud se instale en los edificios vecinales como elemento extraño y novedoso, mientras haya tecnología y métodos de control para erradicar esta situación que policialmente se viene investigando.

Sabemos que son muchas las personas que se han puesto “manos a la obra” desde hace unos días para erradicar estos incendios en garajes y vigilar el acceso de quien no deba hacerlo. Los mayores interesados son los propios vecinos que serán los mejores confidentes para la policía y los testigos idóneos para evitar desagradables sorpresas.
 

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