Los últimos acontecimientos de inseguridad que se han
registrado en nuestra ciudad han sido motivo de numerosas
declaraciones, más por parte de miembros del Gobierno de la
Ciudad Autónoma de Ceuta que por parte de Delegación del
Gobierno, donde su titular ha optado, de forma prudente, por
el silencio y sólo salió de su mutismo durante una
entrevista para referenciar hechos publicados en medios de
comunicación, a resultas de los recientes tiroteos en el
Príncipe, dejando entrever que no le habían gustado nada las
manifestaciones de la Consejera de Presidencia y
Gobernación, Yolanda Bel, aludiendo a la intervención de
miembros de la Policía Local que efectuaban un control en
las inmediaciones de la mencionada barriada.
Con posterioridad, Francisco Antonio González Pérez no ha
vuelto a abrir la boca y, en cambio, sí lo ha vuelto a
hacer, la titular del área de Gobernación de la Ciudad
Autónoma para significar que no es competencia de la
institución autonómica la cuestión de la seguridad en Ceuta,
aunque eso sí, elogiando la buena labor de los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado. Es la táctica del palo y la
zanahoria, para dar una de cal y otra de arena, en conducta
sibilina, de crítica soterrada y tácita, una especie de
“fuego cruzado” que hablamos de tiroteos y pistoleros, a
nivel institucional.
Un comportamiento que demuestra que pudiera haber ciertas
desavenencias que se quieren solapar, máxime cuando el
propio presidente de la Ciudad, Juan Vivas, días pasados
señaló que hasta que no dialogue con el delegado del
Gobierno, no podrá saberse si se convoca o no a la Junta de
Seguridad.
En realidad, al margen de formulismos más o menos evidentes,
lo cierto es que se vislumbra el distanciamiento o alusiones
indirectas entre Francisco Antonio González y Yolanda Bel.
Una actuación que viene a desvanecer ese espíritu de
colaboración y coordinación entre los diferentes Cuerpos de
Seguridad. Una relación que en los momentos actuales hace
aguas por alguna parte cuando se están prodigando los casos
de incendios, asaltos a viviendas ocupadas, tiroteos y
actuaciones delictivas en distintas zonas de la ciudad.
No es prudente por parte de Yolanda Bel dejar entrever
“desconexiones”. Distorsionar la realidad y la obligación de
colaboración por el bien general, no conduce nada más que a
un camino sin retorno y siempre negativo para el ciudadano
de a pie que quiere soluciones, sentirse seguro y que los
mecanismos de control funcionen.
Las disputas de uno u otro sentido, en nada benefician al
interés general ni a la consistencia que es necesaria
mostrar en materia de seguridad. No se olvide que no es más
segura la ciudad que más policías tenga sino la que mejor
administre sus recursos. Y aquí, en Ceuta, se impone que las
distintas dotaciones de unos Cuerpos y otros, se
complementen para las diferentes coberturas en el servicio
de seguridad. Con competencia o no, desde la Ciudad Autónoma
se ha de aportar su dispositivo de seguridad y, desde
Delegación del Gobierno, igualmente ha de organizarse el
servicio con la eficacia necesaria para que todos nos
sintamos seguros y no estemos a expensas de cuatro
desaprensivos dispuestos a poner Ceuta patas arriba con
actuaciones callejeras típicas de bandas urbanas
rudimentarias.
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