Llevamos más de tres años y medio, desde el 9 de agosto de
2009 que no se producen atentados terroristas en nuestro
país. Durante este tiempo hemos vivido en paz y esperamos
que definitivamente esta palabra se quede para siempre entre
nosotros. El veinte de octubre de 2011 se produce el
comunicado de ETA donde se informaba del cese definitivo de
su actividad armada.
Para que esto haya sucedido han debido de transcurrir más de
cuarenta años, con la cifra de más de 850 personas
asesinadas. Desgraciadamente antes no era infrecuente la
funesta noticia que nos anunciaba el suceso luctuoso y
execrable de un atentado. Después del desgraciado suceso, en
muchas ocasiones una familia quedaba destrozada por el dolor
de la muerte de un ser querido, con escenas de destrucción y
desolación.
Por su condición personal o profesional, pero especialmente
en la querida tierra vasca, ha habido muchas personas de
toda condición y pertenecientes a diferentes grupos
políticos, que han vivido bajo un ambiente de falta de
libertad, pero que pudieron superar con preocupación y
valentía. El atentado, el posible secuestro, tener que vivir
en continua vigilancia, cambiar de modos de vida, mirar
debajo del coche… Esperemos que esta descripción pase a
formar parte de la historia de nuestro país, que nunca debía
haber ocurrido.
No voy a mencionar ningún nombre, ni voy a hacer referencia
a especiales atentados que por el número de víctimas han
destacado especialmente. Todas las acciones merecen la
máxima repulsa y sus víctimas el máximo respeto,
consideración y gratitud por su heroicidad. En vanguardia,
junto a ciudadanos anónimos, siempre han estado defendiendo
la legalidad constitucional, la paz y la libertad nuestros
Militares y nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado, que con su valentía y su desinteresada entrega han
defendido con su vida que el resto de los españoles
pudiéramos seguir viviendo con la seguridad de estar bien
protegidos.
Tampoco voy a mencionar el nombre de representantes
políticos, empresarios, ciudadanos anónimos que también han
sido protagonistas o se han visto afectados dando su vida
por esta causa, aunque es fácil recordar a insignes
representantes. Sería una infamia por mi parte pretender
aprovechar estas líneas para tratar de sacar réditos
políticos beneficiando a un grupo político sobre otro o no
reconociendo la implicación de la mayoría de los partidos
del arco parlamentario; pero sí voy a mencionar el gran
papel pacificador que desarrolló el anterior Gobierno Vasco
presidido por el socialista Patxi López, que contó con el
apoyo y colaboración del popular Antonio Basagoiti; así como
las reacciones y opiniones de los dos últimos Presidentes
del Gobierno, que en su mayoría pienso que suscribirían
ambos mandatarios.
El anterior Presidente del Gobierno a raíz de la publicación
del Comunicado del cese de la actividad armada, pronunció
más o menos entre otras estas palabras: “ Reconocimiento del
trabajo realizado por todos los Presidentes, Gobiernos y
Ministros del Interior. Gracias a la acción tenaz de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Justicia,
Servicio de Inteligencia, Servidores Públicos, así como la
colaboración de Francia y sus autoridades. Resaltar el
temple y firmeza de la sociedad española. Democracia sin
terrorismo, pero no una democracia sin memoria. Victoria de
la democracia, la ley y la razón”.
El actual Presidente del Gobierno ha expresado entre otras
estas reflexiones: “La Constitución y el Estatuto de
Guernica son dos grandes éxitos colectivos y el único lugar
de unión de todos los vascos. Esto no terminará hasta el
anuncio de la disolución definitiva e incondicional. Esto es
lo que esperamos, lo que desea todo el mundo y lo que tiene
que producirse. El terrorismo solo tiene un destino que es
su final.”
Actualmente hay una plena sintonía entre el Gobierno y el
principal partido de la oposición en este tema, con su total
apoyo al Gobierno. La paz que ahora disfrutamos no es algo
que siempre hemos tenido y que ahora podemos y debemos
valorar, sin olvidar nunca a todos los ciudadanos y
familiares, que con su vida y sacrificio han permitido que
lleguemos a esta situación de normalidad. Al Gobierno y a
nuestros representantes políticos les toca cerrar
definitivamente el final y que tanto en el País Vasco como
en el resto de España, sigan debatiéndose todas las ideas en
el marco de la legalidad constitucional, con respeto, en
concordia y en paz.
Simbólicamente los más de cuarenta y siete millones de
españoles, sin excepción, podríamos portar una gigantesca
corona sobre nuestro país, donde una paloma con un ramo de
olivo extendería al aire un hilo con la frase: “La paz se
queda para siempre con nosotros”.
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