La inseguridad en los locales de ocio y copas del Poblado
Marinero ha aumentado considerablemente en los últimos
meses. En este sentido hay que referirse a robos de
teléfonos móviles y de carteras a jóvenes que, ajenos a las
consecuencias de algún roce o achuchón, no se percatan de la
presencia de estos ladrones.
La zona de ocio del poblado Marinero, lugar de concurrencia
en el que se dan cita cientos de personas es a la vez
proclive a la actuación de los “cacos”. Allí, los amigos de
lo ajeno actúan a sus anchas y ocasionan verdaderos estragos
entre la gente joven, a pesar de que se ubican miembros de
la policía en el exterior de los diferentes establecimientos
allí situados. La realidad es que es, precisamente, en el
interior de los locales de ocio y copas, donde se producen
actuaciones delictivas protagonizadas por grupos de
individuos que aprovechan cualquier descuido o aglomeración
de gente para actuar. En este sentido hay que referirse a
robos de teléfonos móviles y de carteras a jóvenes que,
ajenos a las consecuencias de algún roce o achuchón, no se
percatan de estos carteristas o ladrones de móviles,
principalmente.
Conocemos de varios casos que se han dado en esta zona,
hasta el punto que días pasados, un individuo fue localizado
en la entrada del establecimiento “El Recreo” con seis
teléfonos móviles en su poder, siendo detenido, ya que
cuando se le localizó, para confirmar si era o no
propietario de los mismos, se le instó a que incorporara la
contraseña para activarlos y no supo hacerlo, evidencia de
que eran consecuencia de robos. El mencionado individuo fue
detenido por la policía.
Por otra parte, también se ha detectado que en el interior
de los locales, cualquier chaqueta o cazadora que no se
mantengan bajo la mirada de su propietario, puede ser
también objetivo preferente para los ladrones que roban
cualquier contenido valioso que tenga en su interior.
Muchas personas vienen quejándose del escaso control que
realizan algunos locales en la entrada y que pese a que
varios de estos individuos estan identificados se le sigue
permitiendo el acceso. Así, estas situaciones de robo se dan
con excesiva frecuencia para sorpresa y disgustos de las
víctimas, en su mayoría, jóvenes.
Consultados algunos de los que frecuentan esta zona de ocio
tan visitada, declaran que “esto siempre ha pasado” aunque
se reconoce que, últimamente, las reiteraciones de estas
actuaciones se hacen mucho más habitual.
Se requiere por ello, que en el interior de los locales se
cuide el “asalto” a bolsos, chaquetas o cazadoras por parte
de quienes no son sus dueños, en evitación de desagradables
“sorpresas” y procurando así la tranquilidad de la clientela
para que ésta haga de su tiempo de ocio un motivo de
placentero disfrute y no de constante preocupación.
Quienes actúan de esta manera suelen ir en grupo y, mientras
uno actúa, los otros vigilan o distraen la atención de
cualquiera que pudiera percatarse de que algo raro está
sucediendo. Además, el “modus operandi”, es mezclarse con la
gente y disimular el robo de manera que no despierte
sospechas.
Los descuidos, en este caso, se pagan caros y hay que estar
ojo avizor en previsión de no encontrarse con un sobresalto
desagradable, consecuencia de las prácticas a las que
aludimos aquí. La inseguridad es un hecho en el interior de
los establecimientos. Al menos, en lo referente a
pertenencias personales ya que, en cuestión de peleas sí de
cuida el orden y quien se desmadre acaba con la expulsión
del individuo problemático fuera del local.
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