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OPINIÓN - LUNES, 7 DE ENERO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Vaticino un triunfo del Ceuta
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Días atrás, en diciembre de un año del cual mejor no hablar, comía yo, deprisa y corriendo, con el entrenador del Ceuta, Álvaro Pérez, en el hotel Tryp, era sábado y se aproximaba la hora del partido del primer equipo local frente al Portuense. Sí, ya sé que el hecho que voy a referir lo he contado ya, pero no tengo el menor inconveniente en repetirme por necesidades del guión. Y porque me da la gana.

En principio, porque me da la gana recordar la magnífica temporada que viene realizando un equipo desdeñado por las autoridades y confeccionado con urgencias y con las mínimas posibilidades para acertar en los fichajes y además con la imperiosa necesidad de convencer a los futbolistas que el asunto, a pesar de innumerables contrariedades, iba a funcionar. Y, desde luego, qué decir de la contratación de Mane y del reseñado Álvaro Pérez.

A lo que iba, y perdonen la digresión, comía yo con AP en el Tryp, cuando involuntariamente le propiné un codazo a una copa de vino y el buen caldo se deslizó por la mesa y, en un amén, se extendió por un puño de la camisa y parte del pantalón del técnico canario. Y ya saben ustedes lo mal que sienta semejante accidente. El cual deja a ambas partes sin habla y con diferentes sensaciones. En suma, el momento es enojoso.

Mi reacción fue rápida: creo que hablé de pagar el servicio de tintorería… Pero bien pronto hice la siguiente predicción: “Mira, Álvaro, ten la completa certeza de que hoy tu equipo le marcará cuatro goles al Portuense. Y si fallo, en mi pronóstico, pago yo una comida. Aunque te aseguro que el derramamiento del vino es señal de buen bajío”.

El Ceuta, como todos ustedes saben, y si no yo se lo digo, consiguió cuatro tantos. Y Álvaro Pérez, nada más acabar el encuentro, le contó a un amigo, que a su vez lo es mío, la anécdota. Y lo hizo, además, celebrando el derrame del vino sobre sus prendas y, sobre todo, reconociendo que me debe una comida.

Hace días, el amigo de Álvaro, que también lo es mío, tras ponerme al tanto de lo que le había dicho el entrenador, antes de viajar a su tierra, de vacaciones, tuvo a bien recordarme otras predicciones mías, relacionadas con el fútbol. Puesto que tiene una memoria prodigiosa. Y me recordó la de aquel Ceuta-Sevilla Atlético, dos temporadas ha, en la que, cuando ganaba el equipo local por un tanto a cero, a mí me dio por vaticinar que los sevillistas estaban en condiciones de ganar por cinco goles. Lo hice, durante el descanso, y creo que fue Pepe Sillero, extraordinario aficionado, quien vino a preguntarme si era cierto lo que ya se rumoreaba por la tribuna. Y le dije que sí. Los cinco goles del filial sevillista fueron llegando con celeridad. Otra predicción, que puedo arrogarme, fue la que le hice a Goicoechea, en presencia de mi estimado Luis Parrillas, dos días antes de enfrentarse la ADC al Murcia, en La Condomina, un domingo de Ramos. Le auguré la mala noticia, en una conversación de sobremesa, si juegas como dices, te pueden caer seis goles. Y acerté. Podría seguir enumerando pronósticos acertados. Pero ni cabría aquí, ni tampoco quiero presumir más.

No obstante, me voy a jugar todo mi prestigio de mago, a lo Karag, augurando la victoria del Ceuta en San Roque. Ante un equipo que tiene los mismos problemas que el equipo ceutí para ganar fuera y, sin embargo, es fuerte en su casa. Si no acierto, prometo, además de no darme pote al respecto, nunca más, perdonarle la comida que me debe el entrenador del Ceuta.
 

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