Luego, al amanecer, las cosas
pueden haber cambiado y esa ilusión haberse convertido en
disgusto. Eso es lo que, a veces, pasa a los niños y casi a
diario a los mayores.
¿Y a los mayores, qué?. Lo acabo de decir, que puede haber
otro tanto de lo mismo, aunque esa desilusión a muchos les
llega, desde el día 22 de diciembre, en el que se pasa del
sueño, si es que llega el premio de la lotería, al deseo de
“lo importante es que tengamos salud”.
Volviendo a la noche de la ilusión, en estos momentos,
incluso, quienes reciban, tan sólo, carbón pueden llegar a
estar contentos, porque con la subida de tantos
combustibles, el carbón, al menos, al llegar gratis ya
ahorra un poco del gasto en otro tipo de los combustibles en
cuestión.
Sin querer, o tal vez queriendo, hemos entrado en la
dinámica del momento, hemos llegado a una situación de la
que la gente si se queja es porque no tiene otra salida, por
cuanto las cosas están tan complicadas que el final del
túnel no se ve por ninguna parte.
¿Pues no hablábamos de ilusión?. Sí, pero ya me dirán en qué
se va a ilusionar una familia con cuatro parados, otros dos
a punto de perder el trabajo y los abuelos con unas
pensiones congeladas.
De esto hay cientos, miles, de casos y por muy optimistas
que seamos no vemos por donde se va a dar la vuelta al
calcetín. Es lo que hoy tenemos, aunque ayer, por aquello de
que mejor es disfrazar la situación, nos hayamos colocado al
borde de la calle, frente al televisor o en un lugar
apropiado para ver la Cabalgata de Reyes y hayamos llegado a
olvidar, por unos momentos, la realidad que nos rodea, y que
nos da una vuelta más, en los días que estamos viviendo.
Siempre, la noche del 5 al 6 de enero, pienso en aquellos
años, en los cincuenta, cuando había poco pero se estaban
comenzando a abrir las puertas de Europa y cuando esperabas
a ver qué es lo que había traído el rey negro, o cualquiera
de los otros, sin importarte para nada como se llamaban.
A los que no pertenecíamos a gentes adineraras, todos los
días 6 de enero nos pasaba lo mismo:” se habían pasado de
portal los Reyes Magos y al nuestro no habían entrado”,
posiblemente algún año, por confusión, sí que “habían
abierto la puerta” y por error habían perdido unos caramelos
allí y muy pocas cosas más. Eran otros tiempos, pero con las
dificultades paralelas a las que hay hoy.
Ya con eso, y era poco, la ilusión seguiría viva, vamos a
ver si esta mañana, por error, también, se han acercado a la
puerta de algunos de los parados y les dejan un contrato de
trabajo. Esa sería la mayor ilusión de cientos de familias.
Eso sí sería una gran ilusión, como una gran ilusión sería
que tantos y tantos despidos anunciados, tantos EREs en
curso, se fueran parando y la situación quedara en pura y
simple normalidad. Con eso la ilusión habría llegado a
cientos de familias.
De verdad, yo no me quejo de mí mismo, miro a mi alrededor y
veo casos que son para quejarse, muy de verdad, pero puestos
a ilusionarnos con lo nuestro, también, lo mejor sería que
la Enseñanza no tuviera un solo recorte más en este año que
acabamos de comenzar, con eso yo me conformo, y viendo las
cosas como están no es poco lo que pido. Son los tiempos de
los que en la Biblia se hablaba de las vacas flacas, para
unos, que para otros han engordado demasiado en poco tiempo.
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