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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE ENERO DE 2013

 

OPINIÓN / SNIPER

Marruecos y los Leones de las Cortes
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Hoy por hoy no puede ser y además es imposible, pero en las casposas relaciones bilaterales hispano-marroquíes lo ideal sería un resultado no de suma cero (alguno siempre pierde) sino de suma no cero, en la que todos ganan, aplicando la Teoría de Juegos a las relaciones internacionales en este caso entre dos países vecinos (la geografía no puede cambiarse) y forzosamente amigos, pero en las que “bajo la estrategia española del equilibrio” subyace como en 1995 advertía R. Gillespie (Las relaciones exteriores de la España democrática) “la preocupación por encontrar una forma de contener las ambiciones nacionalistas de Marruecos, pues eran éstas las que afectaban más directamente a los intereses españoles”. Esa es la clave de bóveda, el paradigma que España nunca tiene que olvidar pues para nada ha cambiado en el fondo, quizás y solo parcialmente en las formas, de igual modo que para el Reino de Marruecos su concepción de amigo-enemigo reposa en la actitud mostrada hacia la anexión unilateral del Sáhara Occidental plasmada en parte, de hecho aunque no de derecho, en las Provincias del Sur.

No obstante y pese a la onerosa crisis rampante, dada la superior proyección española (económica, tecnológica y militar) en la región la paz está salvaguardada, pues salvo la defensa de los intereses nacionales España no guarda animosidad alguna hacia su vecino Marruecos. Otra cosa fuere si las relaciones estratégicas fueran equilibradas, pues me temo que entre nuestros vecinos y amigos del sur podrían levantarse algunas voces de signo aventurerista, no digamos ya si la Dinastía Alauí reinante fuera substituida (confiemos en que nunca ocurra) por las únicas dos “alternativas” posibles: dictadura militar o república islamista, no hay más. Por ello y a fin de mantener la constante erosión sobre los intereses españoles, congeladas en principio algunas tácticas propias del Conflicto de Baja Intensidad (CBI) que a iniciativa de Rabat laten, subterráneas pero omnipresentes, en la tramoya de las espesas y complejas relaciones bilaterales hispano-marroquíes, se activan diferentes acciones a través de la “diplomacia paralela” rayanas, algunas de ellas, en la delincuencia pura y dura, como fue el expolio histórico-artístico del 16 de noviembre, la “gloriosa hazaña” (sic) en palabras del Comité, cortando y robando uno de los brazos de la estatua de Pedro de Estopiñán en Melilla. Y mientras para vergüenza de las autoridades marroquíes (ignoraba que el gobierno del islamista parlamentario, mi estimado amigo Abdelilah Benkirán, amparaba a los delincuentes), mientras el ministro de Cultura recibía en Rabat a los portadores del brazo robado a Don Pedro (Yahya Yahya, senador de Su Majestad y su jefe de operaciones, Said Chramti), el Comité de Coordinación para la Liberación de Ceuta, Melilla y las Islas se aprestaba para nuevas acciones. Mientras aprovechaba para felicitarme la Nochebuena en la mañana del pasado 24, cortesía que agradezco y de la que levanto acta pues a cada uno lo suyo, Chramti me adelantaba sus próximas andanzas corroborándome su intención, entre otras, de atentar (ensuciar, robar o volar, a saber) próximamente contra los dos Leones que escoltan la escalinata al Congreso de los Diputados en Madrid. Les dejo con algunas parrafadas del esperpéntico comunicado emitido el 23 de noviembre por dicho Comité en Nador: “Hemos preparado un equipo de jóvenes del Comité Nacional para exigir la Liberación de Ceuta, Melilla y las Islas, residentes en la Unión Europea, para recuperar el hierro fundido de nuestros cañones robados en la Batalla de Wad¬-Ras el 23 de Marzo de 1860, que utilizaron para crear la pareja de leones que está actualmente en las puertas del Congreso de los Diputados, en Madrid, desde el año 1872”. Sin más comentarios porque no merecen la pena.

Siempre he mantenido (y sostengo) que las andanzas del Comité no son autónomas, sino que éstas como las de otros agentes complementarios que ahora no vienen al caso responden a una en teoría calculada (y a veces riesgosa) estrategia marroquí de la que un día me gustaría hablar a calzón quitado (todo se andará a lo largo de este año, Inch´Allah) con un buen amigo de Mohamed VI, hombre honesto y solvente según me consta por fuentes de toda solvencia que le han tratado y conocen bien, además de soberbiamente informado dado el alto puesto que ocupa, no les doy el nombre pero cae por su propio peso. Con estos mimbres y dados los precedentes no es extraño que el gobierno de Mariano Rajoy, en consonancia con la nueva Directiva de Defensa Nacional del pasado agosto y en la revisión en marcha de la nueva Estrategia Española de Seguridad, substituya la elaborada por el equipo socialista de Rodríguez Zapatero en la que, sin mencionar a Marruecos, se hablaba genéricamente de la “ribera meridional del Mediterráneo”, por directrices más realistas en las que se aborda sin ambages las “amenazas no compartidas” por los otros socios de la Unión Europea (UE) en clara alusión a Ceuta y Melilla, siendo la defensa global de ambas ciudades (así como de las Canarias) uno de los principales ejes de la nueva política de defensa española dada la “singularidad de los riesgos propios” inherentes a la peculiar situación geográfica de nuestro país. Nada nuevo bajo el sol. No hay duda de que Marruecos es, en palabras del titular español de Exteriores, “un país socio, aliado y amigo” pero a la vez, digo yo siguiendo la mitología de la bifronte cara de Jano, Marruecos es amigo... y enemigo, para ser exactos nuestro cásico enemigo del Sur de igual modo que, para nuestro vecino, España es el enemigo del Norte, hablando siempre en términos geopolíticos y geoestratégicos. Pienso que si los muñidores de los hilos del interpuesto Comité de los cojones buscaban una reacción, pues ya se han topado con ella en la nueva Estrategia Española de Seguridad. En Marruecos anida una triple amenaza: clásica en cuanto a su expansionismo nacionalista, emergente en cuanto a la creciente amenaza islamista y eventual en cuanto al terrorismo yihadista. Amigos desde luego, obviamente, pero sin chuparnos el dedo. Suma y sigue. Visto.
 

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