Dos años después de que entrase en vigor la Ley 42/2010,
conocida como la Ley antitabaco, han quedado atrás las
alarmas de los comerciantes que temían que su clientela se
redujera drásticamente, y ha desembocado en que los usuarios
opten por consumir más rápido para salir a la puerta a
fumar. Otros negociantes han decidido hacer frente a la
normativa y ofrecer mantas y estufas en sus terrazas, lo que
hace frecuente que los locales tengan llenos los exteriores
y vacíos los interiores. Mientras, el Estado se cuestiona si
hacer o no más permisiva la ley en determinados espacios,
una norma que, además, no todos cumplen.
El pasado 2 de enero se cumplían dos años desde que entrase
en vigor la Ley Antitabaco. El BOE del 31 de diciembre de
2010 recogía la Ley 42/2010, de 30 de diciembre, por la que
se modificaba la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas
sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el
suministro, el consumo y la publicidad de los productos del
tabaco. Esta ley, cuya aplicación se fijó para el 2 de enero
de 2011, regulaba la prohibición de fumar en espacios
hosteleros cerrados, como bares, cafeterías y restaurantes.
El año pasado, cuando esta ley cumplía su primer
aniversario, la Cámara de Comercio alertaba de que esta
normativa había provocado unas pérdidas del alrededor del
30-35% en el sector de la hostelería. Así lo explicaba
entonces el presidente de la Comisión de Servicios de la
institución, Pablo Guerra, quien auguraba que las
previsiones para el año 2012 aún eran “peores”.
Efectivamente, Guerra explicaba ayer a EL PUEBLO que las
pérdidas respecto al año anterior habían vuelto a ser de
“entre el 30 y el 40%”, pero matizaba “que más que a la ley
antitabaco, se debe a la crisis”. “Ha habido un descenso
considerable, pero la gente ya se ha amoldado a la ley
antitabaco y los nuevos locales buscan terrazas; esto es una
costumbre y ya es para siempre”, explica Guerra.
Los comerciantes explican que los clientes ya han asimilado
esta norma y la asumen sin problemas, aunque con
excepciones. “Cuando hay mucha gente, siempre hay alguno que
se pone a fumar y le tenemos que llamar la atención para que
se salga fuera”, explica Lubna, camarera de ‘Café Miró’,
quien señala que lo normal es que la terraza esté llena y el
interior vacío. Una situación que es consecuencia -explica-
de que debido a esta ley, hayan optado por poner mantas y
estufas en la terraza para los clientes. Una solución por la
que también ha optado el pub ‘Dublín’, según explica
Verónica, una de sus trabajadoras.
“Suelen ser musulmanes o marroquíes -explican Silvia y Ana,
de la ‘Cítara’- quienes no respetan la ley y tenemos que
llamarles la atención, quizá porque como en Marruecos sí se
puede fumar, se creen que aquí también”.
Miguel, dueño del ‘Pat&Cris’ también está favor de la ley y
considera positivo que nadie fume en su local. “La gente se
toma rapidito el café y luego se sale a la puerta”, explica.
“Que la nicotina es muy mala”, agrega Alfonso, de ‘La Tasca
de Pedro’. Y es que mientras a un año de la ley los
comerciantes lamentaban descensos en la clientela de entre
el 50 y el 70%, ahora, a dos años de la ley, las aguas se
han apaciguado y consideran que la clientela, simplemente,
consume más rápido para salirse antes a la puerta a fumar.
Pero, mientras la mayoría respeta la ley, se dan también
casos de los que hacen ‘la vista gorda’. Locales en los que,
cuando están a punto de cerrar, el dueño pregunta entre los
clientes sí les importa que el resto fume. Lo mismo sucede
en otros espacios, ya no solo locales de ocio, sino también
instituciones en los que, previo acuerdo de la mayoría, la
ley no se cumple y los trabajadores o clientes fuman sin que
infringir la ley derive en una denuncia.
Pablo Guerra explica que el Estado está estudiando hacer una
reforma en la ley antitabaco para hacerla más permisiva,
especialmente en locales como bingos, grandes superficies o
discotecas. Un anuncio que no ha sido bien acogido por
varias asociaciones que, según recogía Efe, pedían el pasado
jueves que el cumplimiento de la ley antitabaco no se
“relaje” tras conseguir que entre 800.000 y 1,2 millones de
personas hayan dejado de fumar durante los dos años que ha
estado en vigor. Así lo explicaba el presidente del Comité
Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), Francisco
Rodríguez Lozano, quien calificaba de “muy positiva” la
aplicación de la ley, ya que se ha logrado que un menor
número de la población esté expuesta al humo y que un gran
número de personas dejen este hábito. “Los españoles han
respondido bien y están cumpliendo con la legislación de
forma mayoritaria, por lo que debemos felicitarles”,
explicó.
Mientras, para quienes ni con esta ley han dejado de fumar,
ayer el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba un nuevo
incentivo: la subida en 15 céntimos de las cajetillas de
cigarrillos Marlboro, Chesterfield y L&M, de la tabaquera
Philip Morris, una medida en línea con el alza en 20
céntimos de las de Fortuna, Nobel y Ducados de Altadis el
pasado 29 de diciembre.
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