JULIO
El país en la ruina. Las empresas privadas siguen echando
gente. El empleo nuevo es escaso y mal remunerado. Las
rebajas de salarios se han convertido en una constante. Los
funcionarios, antes intocables, andan con la mosca detrás de
la oreja. ¿Qué son tiempos de apretarse el cinturón? ¿Quién
lo duda? De pronto oigo una voz principesca por el
televisor, que nos dice con alegría contenida, tras las
medidas de urgencias adoptadas por Bruselas, que los
españoles siempre hemos sabido salir de situaciones peores,
unidos como una piña en torno a quien nos guía… Sólo le ha
faltado decir que debemos sobrellevar las privaciones con
resignación cristiana, que después de esta noche vendrá el
día y, como dice san Juan de la Cruz, “amanecerá Dios y
medraremos”. Mientras llega ese día soñado, donde el número
de parados remita, y el número de pobres vaya a menos, el
fútbol y la murmuración cumplen con su meritoria labor
social de entretener e ilusionar a los españoles. Hay
hambre, Cáritas no da abasto, la clase media se está
perdiendo a pasos agigantados, nuestro Estado de Bienestar
Social adelgaza sin solución de continuidad, aumenta el
egoísmo y la convivencia se va deteriorando, pero los
españoles tenemos lo principal: una selección española que
no nos la merecemos. Y, por encima de todo, contamos con
algo excepcional: algo de lo que carecen las demás
selecciones de fútbol: tenemos a Iker Casillas, enviado por
la Providencia, que nos asegura la victoria frente a Italia.
-Nunca pudo pensar que llegaría a ser votado
mayoritariamente por los ceutíes de toda raza y condición.
Votado una y otra vez hasta ser tenido por un político de
una categoría difícil de igualar. Juan Vivas destacó tanto
como para ser tenido como el mirlo blanco de la política que
tanto se añora en la democracia. Su presencia en la calle
iba acompañada de enorme expectación. Todos se arremolinaban
alrededor de él con deseos evidentes de estrecharle la mano.
De querer tocarlo. De poder llegar a casa diciendo que había
tenido la oportunidad de cruzar palabras con el alcalde. Con
un alcalde con cara de bueno y dispuesto a comportarse como
si fuera la persona más sensible del mundo. Su fama, ganada
a pulso, fue aumentando y llegó un momento en el cual se
convirtió en la persona más aclamada y querida por los
ceutíes. Mencionar su nombre, el nombre de Juan Vivas, era
como referirse a alguien que estaba por encima del bien y
del mal. Pobre, pues, de aquel que osara llevarle la
contraria a esa aplastante mayoría que lo adoraba. Su
palabra, la palabra del alcalde, era palabra de rey. Recibía
halagos continuados y vivía mecido por los parabienes de
quienes creían ser gobernados por la mejor autoridad del
mundo. La vanagloria de sus subordinados fue creciendo como
la espuma. Y llegó a vivir en la cresta de la ola. Casi
todos, sabiendo que Juan Vivas tenía defectos de humano, nos
pusimos a su disposición. Le incitamos a seguir haciendo y
deshaciendo a su antojo. Así que cometimos un error
imperdonable. Ya que le concedimos un poder enorme. Y el
poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o
estalla. Lo dijo Tierno Galván; esa víbora con cataratas,
según lo calificó Raúl del Pozo.
-El viernes, 2 de marzo del año que aún vivimos, escribí yo
una columna titulada ‘Cuidado con los propios’. Dedicada a
la visita del entonces presidente de Bankia a Ceuta. He aquí
el primer párrafo de aquella columna: “Cuando Rodrigo Rato
nos visitó, hace apenas nada, se le rindieron honores
desmesurados. Los que jamás han merecido los banqueros y,
mucho menos, cuando se tiene la certeza de que ellos son
culpables en gran medida de la ruina económica que viene
padeciendo medio mundo y parte del otro medio. Nunca antes
se había visto tanta demostración de vasallaje en escena, si
acaso decidimos olvidarnos de cuando la visita del Rey”.
Días antes de la visita de Rodrigo Rato a Ceuta, una persona
que sabe de los entresijos bancarios tela marinera, me
confesó que la situación de RR era calamitosa. Y que no
entendía cómo era posible que los políticos de esta ciudad y
sobre todo su alcalde, no supieran que el presidente de
Bankia estaba entre las cuerdas. Que no era conveniente
regodearse con la llegada de un personaje que olía ya a
cadaverina. Esto es, que estaba a punto de caramelo para
poder imputársele de actos, que bien pudieran ser
condenables. Pues bien, apenas dos meses más tarde, el juez
Fernando Andreu ha admitido una querella a trámite que se
puede resumir en lo siguiente: “Los consejeros de bankia y
de BFA distorsionaron las cuentas a fin de dar la impresión
de que su situación patrimonial era mejor que la realmente
existente”. Es decir, que se pusieron de acuerdo, mediante
engaño, para ganarse la confianza de los inversores en
salida a bolsa para obtener la financiación de los mercados.
Mas el juez FA va más lejos al destacar “la grosera
infracción de los deberes de transparencia, fidelidad y
lealtad”. Por lo cual imputa a 33 implicados los posibles
delitos de “falsificación de cuentas, administración
desleal, maquinación apara alterar el precio de las cosas y
apropiación indebida”.
-Aquel verano, mi primer verano en Ceuta, tras el fuego
recordado días atrás, que le costó la vida al soldado Güeto,
sumiendo a la ciudad en la consiguiente pesadumbre, disfruté
muchísimo de las fiestas dedicadas a la Virgen de África.
Aquel agosto de 1982, por el jardín del Hotel La Muralla
paseaba la bellísima Romina Power, acompañada de Albano, su
marido; lejos ambos de imaginar la tragedia familiar que se
les avecinaba. Ni que decir tiene que todas las miradas se
dirigían hacia la pareja. Que actuaba esa noche en la caseta
de los ejércitos. Lola Flores armó un revuelo impresionante
a su llegada al hotel. Mari Trini puso el grito en el cielo
por no sé que discrepancias con el organizador de los
festejos. Mientras su secretaria Colette y Calleja, su
pianista, se mostraban desquiciados porque decían haberse
topado con unos grifotas que habían pretendido hacer madre a
la cantante. Cené, como era costumbre, en El Muralla. La
mejor manera de hacer tiempo para llegar al recinto ferial
en su momento de apogeo. De aquella sobremesa veraniega,
siempre recordaré a Manolo de Castro: entregado a la tarea
de hacerle el artículo a Juan Vivas; quien, entonces, no
dejaba de ser un funcionario aventajado. De Castro procedía
del sindicato vertical y además de ocupar un cargo en la
Delegación del Gobierno, era uña y carne con Francisco Fraiz.
En aquella Feria del verano de 1982, arropada la noche, a
veces, con una niebla que tenía su encanto, me llegó la voz
de El Pali, cada vez más acentuada de nostalgia, cuando
recorría el recinto ferial. Era una voz repleta de tristeza
de quien tenía ya asumido el estar viviendo su tiempo de
prórroga. Pues sus alifafes se habían convertido en
enfermedad incurable. Aquel verano fabuloso, a pesar de la
muerte del soldado Güeto, se me viene a la memoria cuando
está a punto de comenzar la Feria de este año: año en el
cual no está el horno para bollos. Aun así, hagan lo
imposible por vivirla lo mejor que puedan. Sean felices.
AGOSTO
Hoy me he tropezado con un funcionario del Ayuntamiento, a
quien conozco desde hace bastantes años y con el cual suelo
pegar la hebra cuando nos vemos. Lo primero que me ha dicho
es que la ciudad se ha quedado huérfana de concejales. Que
casi todos se han ido fuera a pasar sus vacaciones. Le he
preguntado si también el alcalde se ha dado el piro, y me ha
respondido que ha sido el primero en irse. Que le ha faltado
tiempo, tras pasarse unas fiestas patronales haciéndole la
publicidad a la Güita; manzanilla que induce a decir cosas
pocos creíbles. Por ejemplo: “Yo nunca os traicionaré”.
Promesa, como tú bien has dicho días pasados, que tuvo por
testigo a Pedro Gordillo. La manzanilla, Manolo, es vino que
entra muy bien pero que a veces hacer perder el oremus a
quien se pasa de la raya, Al margen de la manzanilla y de la
Feria, Manolo, es que los tiempos que corren, malos de
solemnidad, y lo que te rondaré, morena, no son aptos para
que los políticos se hayan ido fuera de nuestra tierra a
disfrutar de unas vacaciones a lo grande. Cuando lo que
tocaba es quedarse en Ceuta y hacerse ver todos los días en
nuestras playas. O bien paseando nuestras calles. De pronto,
oyendo al funcionario, se me ocurrió preguntarle si acaso
sabía él si nuestro alcalde estaba disfrutando del buen
clima de la Rioja y de sus fiestas provinciales. Y me dijo
que todavía no tiene noticias al respecto.
-Hace ya muchos años, cuando en España el hambre hacía
estragos y las condiciones de vida eran miserables, los
perros que ya no podían cumplir con su cometido de
guardianes, perdían el olfato para la caza, quedaban heridos
en la contienda o se hacían viejos, eran abandonados a su
suerte. Y se les veía callejear por los pueblos o ciudades
en los que los laceros los acechaban para cazarlos y darles
muerte en las perreras adecuadas al efecto. Lugares
tétricos. Tampoco se me puede olvidar la crueldad que la
gente exhibía cuando tenía a un perro vagabundo a tiro de
piedra. El animal era perseguido entre gritos de dale fuerte
y allá que corría como un poseso aullando de pánico y de los
dolores que le iban causando las patadas y pedradas que iba
recibiendo en su desenfrenada huida. Aterrorizado, terminaba
cobijado en sitio del cual salía ya moribundo y era
rematado. Aquella aversión hacia el mejor amigo del hombre,
en los años del miedo y de la canina, al margen del temor de
la rabia, fue remitiendo a medida que los españoles iban
viendo cómo los primeros turistas, sobre todo los ingleses,
cuidaban a sus mascotas. Unos cuidados que tardaron en
entender. Pero que hicieron mucho bien entre quienes incluso
se escandalizaban cuando veían el tratamiento que los
extranjeros daban a sus animales de compañía. Eso sí, dado
que la cabra siempre tira al monte, aún recuerdo que,
viviendo yo en Mallorca, año de 1975, cuando España ya no
era aquel país montaraz de la posguerra, leí lo siguiente
noticia: Málaga: “Ciudad de exterminio”. De exterminio de
perros y gatos. Aquel verano del 75, según estadísticas, en
la Costa del Sol se llegó a matar la escalofriante cifra de
6.000 perros y cerca de 1.000 gatos. Esperamos que en Ceuta,
en vista de la aversión existente contra los perros, por mor
de un brote de rabia, no suceda lo mismo.
-Recuerdo el caso de Catalina Orcadita, que había perdido a
su marido y a su hija en un accidente de tráfico, allá
mediado los años setenta, la cual, apenas seis meses después
de la tragedia, y cuando acababa de cumplir cuarenta años,
se asomó al balcón con la intención de tirarse desde un
séptimo piso y fue salvada por su perrita, que casi como
para retenerla le mordisqueaba las piernas. Y qué decir de
aquel perro de Cádiz que nunca dejó de esperar a su dueño en
la puerta del hospital. Un dueño que entró para hacerse una
diálisis, algo habitual en él, y dejó a Canelo, que así se
llamaba el animal, en la puerta. “Espérame aquí compañero”,
le dijo aquel vagabundo. Pero el enfermo falleció durante el
tratamiento. Y Canelo estuvo muchos años esperándole. Podría
seguir enumerando historias de perros que han sido capaces
de poner su vida a disposición de sus dueños. En realidad,
es fácil conocerlas porque muchas de ellas están reflejadas
en Internet. No ha mucho tiempo pude comprobar cómo los
guardias civiles que cumplen su tarea en el puerto, aman a
sus perros por encima de muchas otras cosas. Incluso si se
les pregunta te dirán que sueñan con llevárselo a su casa
cuando su perro sea jubilado. La soledad, ese mal trance que
acompaña a las personas durante gran parte de su vida, es
mejorada a diario por la compañía de un perro o de un gato.
Y hasta me atrevería a decir que con cualquier otro animal
doméstico. Sirven de sedante. Y ayuda, en muchos casos, a
que el hombre viva mejor y sea más longevo. Ahora, en esta
tierra, un perro rabioso ha desatado la rabia contra los
perros. Contra todos los perros que están en perfecto estado
de revista. Conviene que el consejero de Sanidad y Consumo,
Abdelhakim Abdeselam, cumpla con su deber pero sin
estridencias y sin despertar fobia contra los animales. Como
debe ser en una ciudad como Ceuta.
SEPTIEMBRE
La declarada tristeza de Cristiano Ronaldo me ha hecho a mí
no pegar ojo desde que me enteré. Pero no porque sea yo
madridista fetén y esté convencido de que el fenómeno
portugués sea el único futbolista imprescindible en el
equipo de mis amores, sino porque muy pronto llegué a pensar
en que podría levantarme cualquier día con la noticia de que
también nuestro alcalde, debido a que lleva un tiempo
superado por la tristeza y poseído por un abatimiento que le
impiden respirar bien, estaba dispuesto a dejarlo todo. Y lo
primero que se me ocurrió, tras dejarme invadir por tales
pensamientos, es acudir deprisa y corriendo a pedir una cita
con Vivas, otra figura en lo suyo, para cerciorarme de esa
posibilidad. La posibilidad de que se fuera. De que nos
dejara huérfanos de liderazgo en todos los sentidos. De que
nos abandonara a nuestra suerte. Y expuestos a ver cómo
Aróstegui, al fin, conseguía su gran deseo: ser alcalde de
todos los ceutíes. Y, sobre todo, de los más religiosos.
Pues él está convencido de que las personas más religiosas
son las más buenas. Y lo afirma a pesar de su ateísmo, que,
según él, es de Liga BBVA. Menos mal que Vivas reaccionó
pronto, y tras decir que ya había superado su desánimo,
propiciado por el descenso de la Asociación Deportiva Ceuta,
estaba dispuesto a continuar dirigiendo los destinos de esta
ciudad, con tanta eficacia como justicia. Y, tras el susto
morrocotudo, descansé. Pues qué sería de nosotros sin Vivas…
-Creo haberle oído decir que no le resulta fácil comunicarse
con los demás. Que nunca ha sido persona propicia a entablar
relaciones con nadie. Que le cuesta un mundo ser agradable.
Juan Luis Aróstegui le achaca a la timidez su forma de ser.
Es decir, que ser vergonzoso desde pequeño le ha ido
formando su carácter. Aburrido hasta extremos insospechados,
alguien me dijo de él que era un auténtico muermo. Un
tedioso que se fingía rebelde para poder realizarse.
Despotricando contra unos y otros combatía su apocamiento. Y
a fe que mi interlocutor acertó plenamente al describírmelo.
De ello hace ya bastantes años. Muchos años. Tímido,
indeciso, encogido o medroso, la verdad es que Aróstegui
tuvo unos años en los que iba disfrazado de mamarrachero que
gustaba de meter la pata en los locales de alterne y hasta
vivía obsesionado con reventar actos oficiales y culturales.
Yo lo conocí en esa época y llegué a pensar que era una pena
que aquel joven, con tanta facilidad de palabra, acabara
perdiéndose. Para combatir sus miedos, creo que aquel
muchacho hizo muy bien en buscar sus rincones de seguridad
en el socialismo y en la política de partido. Y también le
vino bien para que se le fuera de la cabeza esa manía de
querer ser un remedo de Che Guevara. Como Che Guevara
ofrecía un aspecto lamentable. La verdad sea dicha. Y,
además, movía a risa. Y a mí me daba mucha pena verlo
tontear de aquella manera tan absurda cuando en España
empezaba a tomar cuerpo la democracia.
-Antonio García Gaona es un presidente que no está en
condiciones de afrontar una defensa de sus actuaciones como
dirigente de un organismo privado, como es la Federación de
Fútbol de Ceuta, pero sometido a la fiscalización del
Consejo Superior de Deportes a través de la Consejería de
Deportes. García Gaona es un presidente que es incapaz de
hacer una auditoría para decirnos en qué se ha gastado las
cuantiosas subvenciones que viene recibiendo del gobierno
ceutí. Antonio García Gaona es un .presidente que no quiere
reconocer que facturar como empresario a los equipos de
fútbol es actividad prohibida. Pero él, convencido de que
goza de total y absoluta inmunidad, por ser militante
destacado del partido Popular, hace de su capa un sayo y ha
estado siempre dispuesto a comportarse sañudamente contra el
presidente de la Asociación Deportiva Ceuta. Antonio García
Gaona, si tiene un mínimo de sentido común, debería darse
cuenta de que su situación es muy delicada. Tan delicada que
depende de si Juan Vivas y la oposición consiguen quitarle
importancia al desencuentro que se ha producido entre la
federación y el fútbol profesional. Ya que sigue empecinado
en atentar contra el único club que participa en un
campeonato con equipo peninsulares. Cierto es que estamos
viviendo momentos tan complicados como para que el fútbol
sea secundario. Pero lo que no es admisible, bajo ningún
concepto, es que el descenso administrativo del Ceuta se
produzca por recortes en las subvenciones mientras la FFC
recibe dineros a manos llenas.
-Nunca he escrito los domingos para que ustedes puedan
leerme los lunes. Y no lo he hecho desde que regresé a este
medio, hace ya casi nueve años. Pero, dado que la crisis no
cesa y tiene visos de ir para largo, hoy me he acordado del
consejo que nos dio, meses atrás, Juan Roig, propietario de
Mercadona: “Hay que trabajar como chinos para seguir
viviendo como españoles”. Así que he decidido apuntarme a la
cultura del esfuerzo que practican los bazares chinos.
Confieso que he elegido un mal día para darme pote de
currelante, porque sigo rumiando la derrota del Madrid
frente al Sevilla. Derrota que me impide, por ser madridista
fetén, gozar de un estado de ánimo adecuado para ponerme a
teclear una columna en la que debo decir, antes de que se me
olvide, lo bien que se lo están pasando los enemigos de la
ADA Ceuta. Por haber perdido, en el último minuto, frente a
un filial sevillista. Los enemigos de la ADA Ceuta son harto
conocidos. Son todos los que no conciben que haya habido
alguien con dos pares para seguir al frente de un equipo que
está tan mal visto por las autoridades locales como por la
Federación de Fútbol de Ceuta. Una pinza tan atiborrada de
mala leche y despropósitos varios que hicieron todo lo
posible para que Ceuta pudiera quedarse sin algo parecido a
un equipo de fútbol profesional.
-Fue hablando con un conocido, el pasado martes, cuando éste
sacó a relucir las declaraciones que había hecho el alcalde,
el día anterior, en las que ponía por las nubes a Antonio
García Gaona, aprovechando la llegada, nuevamente, de los
trofeos conseguidos por la selección española de fútbol,
para exhibirlos con fines propagandísticos, en momentos
donde el presidente de la FFC está bajo sospecha. Mi
respuesta fue rápida: García Gaona está bajo la égida de
nuestro alcalde. Mi interlocutor se me quedó mirando, con
cara de no entender nada, porque, aunque es persona culta,
no atinaba en ese momento a descifrar la frase hecha que yo
le había soltado, así como quien no quiere la cosa. Y hube
de traducírsela. Estar bajo la égida es expresión que se
utiliza para indicar que alguien goza de protección y amparo
de otra persona más poderosa. Su origen se encuentra en la
mitología griega, en la que égida era el nombre del escudo o
coraza maravillosa de Zeus y Atenea, y que estaban hechos
con la piel de la cabra Amaltea. En fin, dejemos la
mitología y vayamos al grano. Juan Vivas no ha hecho sino
airear que el presidente de la FFC está protegido por él.
Porque tiene absoluta confianza en su modo de actuar y
porque son muchas las cosas que tiene que agradecerle a su
amigo y compañero de partido. Ahí es nada que éste consiga,
por dos veces consecutivas, traer a Ceuta dos copas de
Europa y una mundial, para que los niños y las instituciones
sepan que España no hay más que una y que es invencible
futbolísticamente. Semejante protección municipal está
haciendo levitar a García Gaona. Vivir suspendido en el
aire. Más dura será la caída.
OCTUBRE
Tenía pensado escribir de Luis Ragel, asesor jurídico del
Ayuntamiento, porque me han dicho de él que es capaz de
hacernos creer que lo blanco es negro. Pero prefiero esperar
a que me pongan al tanto de si este hombre está haciendo uso
y abuso de sus incompatibilidades. De momento, lo único que
sé es que Luis Ragel se ha puesto de parte de Antonio García
Gaona. Tremendo error que le puede hacer perder su dignidad.
Luis Ragel, a quien no tengo el gusto de conocer, aunque ya
me han dicho que trabaja en el bufete de Lería, ha adoptado
un protagonismo extraño. Tanto como para que vaya asumiendo
que en esta tierra nadie está a salvo de aparecer en la
contraportada de este periódico. Con el único fin de hacerle
comprender que no me gustan las personas como él. Tipos
capaces de ayudar a quienes no están caminando por la senda
de la verdad. En fin, que la vida profesional de Luis Ragel
dará que hablar más pronto que tarde. Y a fe que se lo ha
ganado a pulso. Quien se ha ganado a pulso que volvamos a
dedicarle unos párrafos es, sin duda alguna, Juan Luis
Aróstegui. El cual está demostrando que ha perdido la
chaveta. Que anda desnortado. Y que, más pronto que tarde,
va a ser comparado con el bobo de Coria. Que es, para que
ustedes lo sepan, símbolo de tontería y mentecatez. O sea,
que es un tipo que mantiene actitudes simples, necias,
fatuas, etc.
-Hoy, ayer para ustedes, nada más leer lo publicado en este
periódico acerca de cuanto concierne a la cesión del Murube
a la Federación de Fútbol de Ceuta por 25 años, me he
quedado como el lagarto de Jaén; es decir, inmóvil por el
desconcierto o sorpresa que me ha producido la noticia. Y lo
primero que se me ha ocurrido es transitar la calle, que no
entraba en mis planes, con el fin de sondear la opinión de
la gente. En la calle, a la cual yo suelo adaptarme muy
bien, he notado que la gente anda recelosa con las noticias
que le llegan sobre esa íntima amistad que mantienen el
acalde y el presidente de la FFC. Amistan tan grande que ha
hecho posible que el acalde colme de bienes a Antonio García
Gaona. De bienes públicos. Porque la cesión del Murube lleva
consigo el usufructo de otros servicios que acabarán
haciendo más rico a quien dirige los destinos de Viajes
Trujillo. Viajes Trujillo es una agencia de viajes que ha
pasado de estar al borde de la quiebra a facturar más que
ninguna de la ciudad. Debido a que AGG ha sabido ganarse la
voluntad de un alcalde que se bebe los vientos por él.
-He asistido, un año más, a los actos celebrados por la
Guardia Civil en honor de su Patrona: la Virgen del Pilar.
El mejor momento que he vivido, el más emotivo, ha sido
cuando han sonado las notas del himno de una Institución que
me merece un respeto impresionante. En tales momentos, no he
podido evitar que los recuerdos afloraran. Y con los
recuerdos me ha sido imposible no mirar hacia atrás. Hacia
aquellos años en que muchos guardias civiles vigilaban
nuestras costas y estaban sometidos a la tortura de unas
deficiencias físicas y psíquicas, que les acortaban la vida.
La Guardia Civil, cuerpo recio y comprometido con mantener
el orden sin exquisiteces, fue evolucionando a medida que
España lo hacía. Aún recuerdo cuando Franco aceptó un día
ser invitado de Fernando A de Terry en su mansión de El
Puerto de Santa María; mansión esplendorosa, que estaba
situada a veinte metros de El penal de El Puerto. Y oyó en
noche de viento de levante, los tétricos alertas de quienes
custodiaban la prisión desde unas garitas expuestas a
vientos y tempestades. Preguntó el Caudillo por quienes
hacían guardia en el recinto carcelario. Cuando le dijeron
que eran soldados de reemplazo, puso el grito en el cielo y
ordenó que fuera la Guardia Civil quien se encargara de un
cometido tan desagradable como complicado. Y es que los
guardias civiles han estado siempre en España exigidos hasta
límites insospechados.
-Me entero de lo tuyo el viernes por la tarde. Me lo
comunica Ángel Muñoz; gerente de este periódico y sabedor de
lo mucho que te apreciaba. Y, tras los momentos de aflicción
que suelen producir noticias como la tuya, lo primero que
recuerdo es cuando hablamos la primera vez. Pronto se me
viene a la memoria el día en el cual yo estaba en las
instalaciones del Casino del Ceuta charlando en un corrillo,
durante una fiesta a la que habíamos sido invitados. Te
acercaste y me dijiste que, durante cierto tiempo, habías
estado a punto de decirme cuatro cosas bien dichas… Pero que
te alegrabas mucho de no haberte partido de ligera contra
mí. No pude sino reírme de la manera que me hablaste. Sin
tapujos. Y a partir de ese momento nuestra amistad fue a más
a la par que también me entendía mejor con Pedro, tu marido.
Meses más tarde, ocurrió lo que fue tenido por el escándalo
del año en la ciudad. El cual sufriste sin aparentar lo más
mínimo el daño que pudiera haberte ocasionado un asunto que
apestaba por todos los sitios. Y, por encima de todo,
Conchita Íñiguez, supiste proteger a Pedro e insuflarle
todos los ánimos que necesitaba para soportar la persecución
a la que se vio sometido. Ay, Conchita, de verdad que lo
tuyo me ha cogido por sorpresa. A pesar de que sea el sino
de todos nosotros. Ahora bien, de ti diré, cuando se
encarte, y no porque tú hayas pasado a esa situación donde
todo el mundo parece ser que es bueno porque sí, que fuiste
una mujer íntegra. Que supiste estar por encima de las
circunstancias negativas que te tocaron lidiar, cuando
estabas librando otra batalla. La más dura de todas las
batallas: que era la de salvar tu vida. Sin lograrlo.
Descansa en paz, querida amiga.
NOVIEMBRE
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se ha expresado de esta
guisa: “La ley está para cumplirla aun en los casos las
tristes”. Es decir, la mujer de José María Aznar estimula a
los bancos a que sigan desahuciando a familias que no pueden
hacer frente a los pagos hipotecarios. La alcaldesa de
Madrid, señora de confesión y misa diaria hasta hace nada,
porque no sé si ahora con tanto trajín podrá seguir
cumpliendo como devota mariana, es de la misma cuerda que
don Antonio María Rouco Varela. Que todo lo arregla rezando.
Don Antonio María Rouco es un cardenal que nos indica, a
cada paso, que el hambre se combate rezando. Que los
desahucios se llevan mejor echando mano de las plegarias, y
va más lejos: nos recuerda que un cristiano no puede ser
nunca pesimista. Pues bien, a partir de ahora sería
conveniente que los agentes encargados de hacer cumplir la
ley de los desalojos familiares, les dijeran a quienes pasan
por trance tan doloroso, que no hay mejor terapia que la de
arrodillarse, a la mayor brevedad, y ponerse a orar. Con los
brazos en cruz. Ya que las pérdida de sus casas, bien
mirado, no deja de ser una irresponsabilidad cometida por
haber querido abarcar más de lo que podían pagar. Magnífico
mensaje para quienes apenas cuentan con dinero para llenar
la botarga y encima han de vivir en plena calle. Está
demostrado que las gentes pertenecientes al Opus Dei tienen
un cráneo privilegiado. De no ser así, qué sería de los
pobres. A propósito: lo dicho por Ana Botella y Rouco
Varela, tanto monta, monta tanto, me ha puesto en la senda
de los contrastes: frente a un puñado de poderosos, una nube
de mendigos. Poderosos y mendigos son notas diferenciadoras
no en cuanto a su existencia, sino en cuanto a su número:
muy poco de los primeros, una verdadera plaga de los
segundos. ¿Que exagero dice usted? ¿Que mi pesimismo es
porque soy un cristiano de andar por casa? ¿Qué lo que
tendría que hacer es ponerme yo a rezar para que los pobres
vayan aprendiendo que si lo son es gran medida por haber
llevado una vida que no les correspondía? ¿Una vida de
ricos? Tras oír tales acusaciones, y aguantarme el primer
estallido de ira, respondo de manera sosegada pero con mucha
mala uva. Y me quedé satisfecho.
-Muchas han sido las veces que los sondeos de opinión nos
han dicho que la gente de la calle tiene mal concepto de los
políticos, odia a los banqueros, siente aversión hacia los
sindicatos y desconfía de la Justicia. Este panorama no ha
cambiado. Es más se han recrudecido los pareceres reseñados,
excepto en lo referente a la Justicia. Que está siendo mejor
mirada gracias a que los jueces han decidido dar muestras
humanitarias ante la terrible situación que atraviesan las
personas que están siendo desalojadas de su vivienda. Los
desahucios, si algo bueno han tenido, es hacernos ver, ya
era hora, que impartir justicia es muy difícil,
tremendamente difícil, y que las personas que lucen puñetas
en la bocamanga de la toga tienen también sus sentimientos a
flor de piel cuando se ven obligadas a afrontar decisiones
que les desagradan en extremo.
-La semana pasada, durante una sobremesa, se me preguntó por
parte de un comensal, cómo era el fútbol de los años
cincuenta cuando estaban tocando a su fin. Época en la que
–viviendo yo el último tramo de mi alocada adolescencia-
formaba parte de la plantilla del filial del Córdoba. Un
Atlético cordobés compuesto por jóvenes y buenos
futbolistas. Y mi respuesta fue tan rápida como repleta de
convencimiento: en el fútbol cordobés, de aquel tiempo,
destacaba José Paz “El Chuli”, por encima de todos los demás
futbolistas. Era la figura indiscutible de un equipo que
consiguió el ascenso a Primera División, siendo Roque Olsen
su entrenador. Mi interlocutor, que tenía la tira de años
menos que yo, hizo un gesto como dando a entender que el
nombre de Paz le sonaba a chino. Vamos, que nunca antes
había oído mencionar su nombre. Y, antes de relatarle quién
era tan fenomenal futbolista, caí en la cuenta de que es
pena que tantas personas pasen dejando sólo una huella que
muere con quienes le conocieron.
-Arturo Fernández. Todo un galán; un caballero de la derecha
más rancia, que, a sus 83 años, sigue convencido de que es
el hombre más guapo de la España nacional. Puso el mingo, el
lunes pasado, en ‘El gato al agua’: el programa más
celebrado de Intereconomía TV. Fernández, buen actor él,
aunque muy pesado con su chatín y con su cara ya de vedette
venida a menos, se pasó todos los pueblos de la España del
miedo diciendo que no hay que salir a la calle, refiriéndose
a los manifestantes, y que si se hace hay que hacerlo con
gente guapa. “Porque en las manifestaciones yo en mi vida he
visto tanta gente más fea. A éstos no los veo yo por la
calle. Deben tenerlo en campos de concentración, Porque no
lo puedo entender -¡Chatín!-. Y dicen: ¡Que salga la manada”
y ahí van…”. El cómico asturiano se fue creciendo en su
decir, durante el programa, porque le reían la gracia. Sobre
todo Miguel Durán: quien fue presidente de la ONCE y del que
se duda incluso de su ceguera.
-La de veces que habré dicho yo que una columna, una
verdadera columna, sólo consta de letra impresa y mala
leche. Así lo refería yo el miércoles en una reunión en la
cual me sentía muy a gusto. Dije más: es un género literario
que exige a quienes lo hacen que sepan transitar la calle y
entenderse con la gente. Tarea fácil, a simple vista, pero
que… El miércoles pasado, bajé yo a la rúe, una vez más, con
el fin de ponerme al tanto de ciertas cuestiones que están
de actualidad. Y a fe que la suerte estuvo conmigo. Tal es
así, que si tuviera que rendir cuentas de mi labor, diría,
sin duda alguna, que fue un día fructífero y que, de puro
contento, se me fue la olla y me olvidé de que tenía que
escribir. Espero, pues, que mis lectores, que son muchos,
así como suena, me hayan perdonado que no acudiera a mi cita
diaria con ellos. Dicho ello, me apetece contar que se me
preguntó bastante sobre lo que había publicado el martes,
27, bajo el título de ‘Gibraltar y las mordidas’. Y juro,
aunque esté feo hacerlo, que mis respuestas fueron tan
sumamente prudentes que no dejé a nadie contento. Y es que
los lectores querían saber sobre capitales de políticos
afincados en el Peñón.
DICIEMBRE
Le tengo dicho a una mujer con la que suelo conversar muy a
menudo, a la cual respeto tanto como estimo, que de ella me
ha atraído siempre la voluntad y el valor. Y, en su momento,
hube de explicarle que, frente a las situaciones penosas, a
los conflictos afectivos, a las rivalidades personales, las
mujeres zanjan, reaccionan, actúan. Los hombres, en cambio,
solemos vacilar, huir, tergiversar. Tanto en el terreno
conyugal como en el profesional. Determinación, la de
ustedes, que me asombra. Ella me respondió que no convenía
generalizar; pero que es cierto que las mujeres cuentan con
la cualidad de la concreción y se emplean con la sutilidad
adecuada en momentos donde los hombres ni siquiera saben qué
hacer con sus manos. En realidad, el olfato, la sutileza y
el sexto sentido lo tenemos las mujeres muy desarrollados;
de ahí que hayamos ganado fama de brujas. Brujas me han
parecido a mí este viernes, 30 de noviembre, las dos mujeres
que han salido en el telediario de la 1 de TVE, para ponerle
cara a otro incumplimiento electoral del Gobierno presidido
por Mariano Rajoy. Más que brujas, yo creo que los
pensionistas las habrán tachado de arpías. Debido a que han
sido las encargadas de airear que el Gobierno no actualizará
las pensiones conforme al asunto de la inflación. Soraya
Sáez de Santamaría, vicepresidenta y portavoz del Gobierno,
se está desgastando con celeridad. Por más que ponga cara de
ursulina sometida a los dictados de unos hombres que le
encargan misiones tan desagradables como es anunciar el
desvalijamiento salarial de los mayores. Y qué decir de
Fátima Báñez.
-Estamos en diciembre, Rosario, y es un mes en el que todos
debemos ser buenos por obligación, para no escandalizar a
nadie. Máxime a partir de ahora. Porque, vamos a ver, qué
pinto yo amiga mía, redoblando el tambor en todo cuanto
concierne a los malos hábitos adquiridos por Antonio García
Gaona, debido a que tiene bula por parte de quien más manda
en esta ciudad para hacer lo que le salga de… la
entrepierna. A cuento de qué voy a seguir insistiendo sobre
ese cargo político que se ha visto recompensado con largueza
por parte de una empresa a la que el cargo político le
concedió obras públicas por la cara. Si me consta que la
primera autoridad está dispuesta a correr un tupido velo
acerca de un caso que debería haberle movido los cimientos
de la honradez. Por qué, Rosario de mi vida, voy yo a airear
lo que me ha dicho Alejandra, esa íntima amiga tuya, días
atrás, en relación con los problemas que han surgido entre
nuestro alcalde y la todopoderosa Yolanda Bel. ¡Qué ganaría
yo apuntando en esa dirección! Si al día siguiente podrían
salir las dos autoridades luciendo alegría, como de novios
en flor. Tampoco veo motivos, en estos momentos, para
zurrarle la badana a Juan Luis Aróstegui. Y mucho menos por
haber escrito esta semana lo bien que ha hecho el Gobierno
en cargarse el Consejo Económico y Social de Ceuta. A buenas
horas mangas verdes.
-Son muy conocidos los desencuentros de Benjamín Disraeli
(primer ministro conservador del Reino Unido, amén de
escritor y dotado además de una gran oratoria) con el
también prominente político William Ewart Gladstone, líder
del Partido Liberal, y que le llevaron a manifestarse de
esta guisa: “La diferencia entre una desgracia y una
calamidad es la siguiente: si Gladstone cayera al Támesis
sería una desgracia. Pero si alguien lo sacara del río eso
sería una calamidad”. De haber dicho Pedro Gordillo, días
atrás, tras haber pasado un quirinal de tres años, algo
parecido sobre el acalde, y algún miembro más de su partido,
no me cabe la menor duda de que habría vuelto a ser
sambenitado en plaza pública. Y estaríamos asistiendo a otra
persecución contra él por parte de algunos mastines con
todas las características de la raza, menos la lealtad. Ya
que los políticos carecen, salvo escasas excepciones, de la
ironía o del sarcasmo apropiados para exhibirlos en
situaciones que los exijan. Y, por supuesto, tampoco
muestran aptitudes para salirles al paso a la burla fina o
cruel, con respuestas adecuadas. Es decir, están huérfanos
de humor: aunque éste sea tan negro como el empleado por
Disraeli.
-El 31 de octubre de 2009 forma parte de la historia negra
de esta ciudad. Ese día un hombre fue sambenitado y los
heraldos de la mentira decidieron propalar su descrédito por
todo el orbe. Los heraldos de la mentira hacían befa de
alguien cuya bragueta, en ocasiones, le obnubilaba la razón.
La perdición de muchos hombres. Y casi siempre por acostarse
con mujeres cuyos problemas son mayores que los suyos. Pedro
Gordillo fue perseguido con saña, injuriado, calumniado, y,
lo peor de todo, expuesto a la sevicia de los vecinos. En
aquellos momentos, viendo al hombre acorralado, sometido a
la iracundia de la gente, degradado hasta lo indecible,
quise ayudarle con una columna a la que titulé así: “Se
impone la piedad”. Y, desde ese momento, todos sus enemigos
la tomaron conmigo.
-Cuando el número de pobres sigue aumentando; cuando los
dramas ocasionados por la pobreza extrema siguen aflorando;
cuando la indignación de los españoles contra los recortes
hace que la gente se manifieste casi todos los días y
fiestas de guardar; cuando los ciudadanos asisten iracundos
al desmantelamiento del estado de Bienestar, la corrupción
no cesa. No hay día en el cual no sepamos de la existencia
de un político corrupto. Abundan como los canguros en
Australia. Toda España se ha convertido en un patio de
Monipodio. Por lo que cada mañana nos desayunamos con la
noticia de que un político se lo ha llevado crudo. Nunca
hasta ahora se había sabido tanto de corruptos y de los
delitos que tienen que ver con el tráfico de influencias, la
falsedad de documentos, la malversación de caudales
públicos, la financiación ilegal de los partidos, el fraude
de subvenciones oficiales, el cohecho, etcétera. Un delito
de cohecho es lo que me contó a mí, un amigo, el pasado día
12, mientras celebrábamos mi cumpleaños. Me puso al tanto de
cómo un cargo político había sido sobornado por adjudicación
de varias obras públicas a una empresa. Lo cual conté al día
siguiente. Con pelos y señales. Aunque sin mencionar
nombres. Por ahora.
Ha sido siempre la niña mimada de los populares, pues llegó
luciendo calcetines a la sede de la calle Real 90.
Actualmente es la consejera de Presidencia y Gobernación. Lo
cual quiere decir que tiene mucho peso específico en su
partido y en el Gobierno presidido por Juan Vivas. Mucho se
habló, en su día, de las malas relaciones habidas entre
Yolanda Bel y Pedro Gordillo. Enemistad que no era mal vista
por parte de quienes deseaban a todo trance que Gordillo se
fuera desgastando en sus enfrentamientos con una mujer que
supo ser yunque en tiempo donde le era imposible ser
martillo. Fue capeando el temporal de la discordia con el
entonces todopoderoso político, convencida de que no estaba
lejos el día en que el poder de Gordillo acabaría
diluyéndose como un azucarillo. Y era así porque, siendo
mujer, su sexto sentido la ponía en condiciones de hacerse
una idea de los que estaba ocurriendo en la tercera planta
del edificio municipal. Conocida, como ustedes bien saben,
cual la planta de los fantasmas. Ese conocimiento, sin duda
alguna, la ayudaba a soportar los desencuentros con el
vicepresidente y presidente del partido, y hasta le
permitía, según decían, reírse por lo bajinis de la
tranquilidad con la que éste vivía cuanto se estaba cociendo
contra él. Una actitud que hizo posible que muchos la
pusieran a parir. Pero yo creí conveniente, entonces,
defenderla.
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