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sociedad - LUNES, 31 DE DICIEMBRE DE 2012

 

RESUMEN 2012

El 2012, un año lleno de pareceres

CEUTA
Manuel de la Torre

ceuta
@elpueblodeceuta.com

JULIO

El país en la ruina. Las empresas privadas siguen echando gente. El empleo nuevo es escaso y mal remunerado. Las rebajas de salarios se han convertido en una constante. Los funcionarios, antes intocables, andan con la mosca detrás de la oreja. ¿Qué son tiempos de apretarse el cinturón? ¿Quién lo duda? De pronto oigo una voz principesca por el televisor, que nos dice con alegría contenida, tras las medidas de urgencias adoptadas por Bruselas, que los españoles siempre hemos sabido salir de situaciones peores, unidos como una piña en torno a quien nos guía… Sólo le ha faltado decir que debemos sobrellevar las privaciones con resignación cristiana, que después de esta noche vendrá el día y, como dice san Juan de la Cruz, “amanecerá Dios y medraremos”. Mientras llega ese día soñado, donde el número de parados remita, y el número de pobres vaya a menos, el fútbol y la murmuración cumplen con su meritoria labor social de entretener e ilusionar a los españoles. Hay hambre, Cáritas no da abasto, la clase media se está perdiendo a pasos agigantados, nuestro Estado de Bienestar Social adelgaza sin solución de continuidad, aumenta el egoísmo y la convivencia se va deteriorando, pero los españoles tenemos lo principal: una selección española que no nos la merecemos. Y, por encima de todo, contamos con algo excepcional: algo de lo que carecen las demás selecciones de fútbol: tenemos a Iker Casillas, enviado por la Providencia, que nos asegura la victoria frente a Italia.

-Nunca pudo pensar que llegaría a ser votado mayoritariamente por los ceutíes de toda raza y condición. Votado una y otra vez hasta ser tenido por un político de una categoría difícil de igualar. Juan Vivas destacó tanto como para ser tenido como el mirlo blanco de la política que tanto se añora en la democracia. Su presencia en la calle iba acompañada de enorme expectación. Todos se arremolinaban alrededor de él con deseos evidentes de estrecharle la mano. De querer tocarlo. De poder llegar a casa diciendo que había tenido la oportunidad de cruzar palabras con el alcalde. Con un alcalde con cara de bueno y dispuesto a comportarse como si fuera la persona más sensible del mundo. Su fama, ganada a pulso, fue aumentando y llegó un momento en el cual se convirtió en la persona más aclamada y querida por los ceutíes. Mencionar su nombre, el nombre de Juan Vivas, era como referirse a alguien que estaba por encima del bien y del mal. Pobre, pues, de aquel que osara llevarle la contraria a esa aplastante mayoría que lo adoraba. Su palabra, la palabra del alcalde, era palabra de rey. Recibía halagos continuados y vivía mecido por los parabienes de quienes creían ser gobernados por la mejor autoridad del mundo. La vanagloria de sus subordinados fue creciendo como la espuma. Y llegó a vivir en la cresta de la ola. Casi todos, sabiendo que Juan Vivas tenía defectos de humano, nos pusimos a su disposición. Le incitamos a seguir haciendo y deshaciendo a su antojo. Así que cometimos un error imperdonable. Ya que le concedimos un poder enorme. Y el poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla. Lo dijo Tierno Galván; esa víbora con cataratas, según lo calificó Raúl del Pozo.

-El viernes, 2 de marzo del año que aún vivimos, escribí yo una columna titulada ‘Cuidado con los propios’. Dedicada a la visita del entonces presidente de Bankia a Ceuta. He aquí el primer párrafo de aquella columna: “Cuando Rodrigo Rato nos visitó, hace apenas nada, se le rindieron honores desmesurados. Los que jamás han merecido los banqueros y, mucho menos, cuando se tiene la certeza de que ellos son culpables en gran medida de la ruina económica que viene padeciendo medio mundo y parte del otro medio. Nunca antes se había visto tanta demostración de vasallaje en escena, si acaso decidimos olvidarnos de cuando la visita del Rey”. Días antes de la visita de Rodrigo Rato a Ceuta, una persona que sabe de los entresijos bancarios tela marinera, me confesó que la situación de RR era calamitosa. Y que no entendía cómo era posible que los políticos de esta ciudad y sobre todo su alcalde, no supieran que el presidente de Bankia estaba entre las cuerdas. Que no era conveniente regodearse con la llegada de un personaje que olía ya a cadaverina. Esto es, que estaba a punto de caramelo para poder imputársele de actos, que bien pudieran ser condenables. Pues bien, apenas dos meses más tarde, el juez Fernando Andreu ha admitido una querella a trámite que se puede resumir en lo siguiente: “Los consejeros de bankia y de BFA distorsionaron las cuentas a fin de dar la impresión de que su situación patrimonial era mejor que la realmente existente”. Es decir, que se pusieron de acuerdo, mediante engaño, para ganarse la confianza de los inversores en salida a bolsa para obtener la financiación de los mercados. Mas el juez FA va más lejos al destacar “la grosera infracción de los deberes de transparencia, fidelidad y lealtad”. Por lo cual imputa a 33 implicados los posibles delitos de “falsificación de cuentas, administración desleal, maquinación apara alterar el precio de las cosas y apropiación indebida”.

-Aquel verano, mi primer verano en Ceuta, tras el fuego recordado días atrás, que le costó la vida al soldado Güeto, sumiendo a la ciudad en la consiguiente pesadumbre, disfruté muchísimo de las fiestas dedicadas a la Virgen de África. Aquel agosto de 1982, por el jardín del Hotel La Muralla paseaba la bellísima Romina Power, acompañada de Albano, su marido; lejos ambos de imaginar la tragedia familiar que se les avecinaba. Ni que decir tiene que todas las miradas se dirigían hacia la pareja. Que actuaba esa noche en la caseta de los ejércitos. Lola Flores armó un revuelo impresionante a su llegada al hotel. Mari Trini puso el grito en el cielo por no sé que discrepancias con el organizador de los festejos. Mientras su secretaria Colette y Calleja, su pianista, se mostraban desquiciados porque decían haberse topado con unos grifotas que habían pretendido hacer madre a la cantante. Cené, como era costumbre, en El Muralla. La mejor manera de hacer tiempo para llegar al recinto ferial en su momento de apogeo. De aquella sobremesa veraniega, siempre recordaré a Manolo de Castro: entregado a la tarea de hacerle el artículo a Juan Vivas; quien, entonces, no dejaba de ser un funcionario aventajado. De Castro procedía del sindicato vertical y además de ocupar un cargo en la Delegación del Gobierno, era uña y carne con Francisco Fraiz. En aquella Feria del verano de 1982, arropada la noche, a veces, con una niebla que tenía su encanto, me llegó la voz de El Pali, cada vez más acentuada de nostalgia, cuando recorría el recinto ferial. Era una voz repleta de tristeza de quien tenía ya asumido el estar viviendo su tiempo de prórroga. Pues sus alifafes se habían convertido en enfermedad incurable. Aquel verano fabuloso, a pesar de la muerte del soldado Güeto, se me viene a la memoria cuando está a punto de comenzar la Feria de este año: año en el cual no está el horno para bollos. Aun así, hagan lo imposible por vivirla lo mejor que puedan. Sean felices.

AGOSTO

Hoy me he tropezado con un funcionario del Ayuntamiento, a quien conozco desde hace bastantes años y con el cual suelo pegar la hebra cuando nos vemos. Lo primero que me ha dicho es que la ciudad se ha quedado huérfana de concejales. Que casi todos se han ido fuera a pasar sus vacaciones. Le he preguntado si también el alcalde se ha dado el piro, y me ha respondido que ha sido el primero en irse. Que le ha faltado tiempo, tras pasarse unas fiestas patronales haciéndole la publicidad a la Güita; manzanilla que induce a decir cosas pocos creíbles. Por ejemplo: “Yo nunca os traicionaré”. Promesa, como tú bien has dicho días pasados, que tuvo por testigo a Pedro Gordillo. La manzanilla, Manolo, es vino que entra muy bien pero que a veces hacer perder el oremus a quien se pasa de la raya, Al margen de la manzanilla y de la Feria, Manolo, es que los tiempos que corren, malos de solemnidad, y lo que te rondaré, morena, no son aptos para que los políticos se hayan ido fuera de nuestra tierra a disfrutar de unas vacaciones a lo grande. Cuando lo que tocaba es quedarse en Ceuta y hacerse ver todos los días en nuestras playas. O bien paseando nuestras calles. De pronto, oyendo al funcionario, se me ocurrió preguntarle si acaso sabía él si nuestro alcalde estaba disfrutando del buen clima de la Rioja y de sus fiestas provinciales. Y me dijo que todavía no tiene noticias al respecto.

-Hace ya muchos años, cuando en España el hambre hacía estragos y las condiciones de vida eran miserables, los perros que ya no podían cumplir con su cometido de guardianes, perdían el olfato para la caza, quedaban heridos en la contienda o se hacían viejos, eran abandonados a su suerte. Y se les veía callejear por los pueblos o ciudades en los que los laceros los acechaban para cazarlos y darles muerte en las perreras adecuadas al efecto. Lugares tétricos. Tampoco se me puede olvidar la crueldad que la gente exhibía cuando tenía a un perro vagabundo a tiro de piedra. El animal era perseguido entre gritos de dale fuerte y allá que corría como un poseso aullando de pánico y de los dolores que le iban causando las patadas y pedradas que iba recibiendo en su desenfrenada huida. Aterrorizado, terminaba cobijado en sitio del cual salía ya moribundo y era rematado. Aquella aversión hacia el mejor amigo del hombre, en los años del miedo y de la canina, al margen del temor de la rabia, fue remitiendo a medida que los españoles iban viendo cómo los primeros turistas, sobre todo los ingleses, cuidaban a sus mascotas. Unos cuidados que tardaron en entender. Pero que hicieron mucho bien entre quienes incluso se escandalizaban cuando veían el tratamiento que los extranjeros daban a sus animales de compañía. Eso sí, dado que la cabra siempre tira al monte, aún recuerdo que, viviendo yo en Mallorca, año de 1975, cuando España ya no era aquel país montaraz de la posguerra, leí lo siguiente noticia: Málaga: “Ciudad de exterminio”. De exterminio de perros y gatos. Aquel verano del 75, según estadísticas, en la Costa del Sol se llegó a matar la escalofriante cifra de 6.000 perros y cerca de 1.000 gatos. Esperamos que en Ceuta, en vista de la aversión existente contra los perros, por mor de un brote de rabia, no suceda lo mismo.

-Recuerdo el caso de Catalina Orcadita, que había perdido a su marido y a su hija en un accidente de tráfico, allá mediado los años setenta, la cual, apenas seis meses después de la tragedia, y cuando acababa de cumplir cuarenta años, se asomó al balcón con la intención de tirarse desde un séptimo piso y fue salvada por su perrita, que casi como para retenerla le mordisqueaba las piernas. Y qué decir de aquel perro de Cádiz que nunca dejó de esperar a su dueño en la puerta del hospital. Un dueño que entró para hacerse una diálisis, algo habitual en él, y dejó a Canelo, que así se llamaba el animal, en la puerta. “Espérame aquí compañero”, le dijo aquel vagabundo. Pero el enfermo falleció durante el tratamiento. Y Canelo estuvo muchos años esperándole. Podría seguir enumerando historias de perros que han sido capaces de poner su vida a disposición de sus dueños. En realidad, es fácil conocerlas porque muchas de ellas están reflejadas en Internet. No ha mucho tiempo pude comprobar cómo los guardias civiles que cumplen su tarea en el puerto, aman a sus perros por encima de muchas otras cosas. Incluso si se les pregunta te dirán que sueñan con llevárselo a su casa cuando su perro sea jubilado. La soledad, ese mal trance que acompaña a las personas durante gran parte de su vida, es mejorada a diario por la compañía de un perro o de un gato. Y hasta me atrevería a decir que con cualquier otro animal doméstico. Sirven de sedante. Y ayuda, en muchos casos, a que el hombre viva mejor y sea más longevo. Ahora, en esta tierra, un perro rabioso ha desatado la rabia contra los perros. Contra todos los perros que están en perfecto estado de revista. Conviene que el consejero de Sanidad y Consumo, Abdelhakim Abdeselam, cumpla con su deber pero sin estridencias y sin despertar fobia contra los animales. Como debe ser en una ciudad como Ceuta.

SEPTIEMBRE

La declarada tristeza de Cristiano Ronaldo me ha hecho a mí no pegar ojo desde que me enteré. Pero no porque sea yo madridista fetén y esté convencido de que el fenómeno portugués sea el único futbolista imprescindible en el equipo de mis amores, sino porque muy pronto llegué a pensar en que podría levantarme cualquier día con la noticia de que también nuestro alcalde, debido a que lleva un tiempo superado por la tristeza y poseído por un abatimiento que le impiden respirar bien, estaba dispuesto a dejarlo todo. Y lo primero que se me ocurrió, tras dejarme invadir por tales pensamientos, es acudir deprisa y corriendo a pedir una cita con Vivas, otra figura en lo suyo, para cerciorarme de esa posibilidad. La posibilidad de que se fuera. De que nos dejara huérfanos de liderazgo en todos los sentidos. De que nos abandonara a nuestra suerte. Y expuestos a ver cómo Aróstegui, al fin, conseguía su gran deseo: ser alcalde de todos los ceutíes. Y, sobre todo, de los más religiosos. Pues él está convencido de que las personas más religiosas son las más buenas. Y lo afirma a pesar de su ateísmo, que, según él, es de Liga BBVA. Menos mal que Vivas reaccionó pronto, y tras decir que ya había superado su desánimo, propiciado por el descenso de la Asociación Deportiva Ceuta, estaba dispuesto a continuar dirigiendo los destinos de esta ciudad, con tanta eficacia como justicia. Y, tras el susto morrocotudo, descansé. Pues qué sería de nosotros sin Vivas…

-Creo haberle oído decir que no le resulta fácil comunicarse con los demás. Que nunca ha sido persona propicia a entablar relaciones con nadie. Que le cuesta un mundo ser agradable. Juan Luis Aróstegui le achaca a la timidez su forma de ser. Es decir, que ser vergonzoso desde pequeño le ha ido formando su carácter. Aburrido hasta extremos insospechados, alguien me dijo de él que era un auténtico muermo. Un tedioso que se fingía rebelde para poder realizarse. Despotricando contra unos y otros combatía su apocamiento. Y a fe que mi interlocutor acertó plenamente al describírmelo. De ello hace ya bastantes años. Muchos años. Tímido, indeciso, encogido o medroso, la verdad es que Aróstegui tuvo unos años en los que iba disfrazado de mamarrachero que gustaba de meter la pata en los locales de alterne y hasta vivía obsesionado con reventar actos oficiales y culturales. Yo lo conocí en esa época y llegué a pensar que era una pena que aquel joven, con tanta facilidad de palabra, acabara perdiéndose. Para combatir sus miedos, creo que aquel muchacho hizo muy bien en buscar sus rincones de seguridad en el socialismo y en la política de partido. Y también le vino bien para que se le fuera de la cabeza esa manía de querer ser un remedo de Che Guevara. Como Che Guevara ofrecía un aspecto lamentable. La verdad sea dicha. Y, además, movía a risa. Y a mí me daba mucha pena verlo tontear de aquella manera tan absurda cuando en España empezaba a tomar cuerpo la democracia.

-Antonio García Gaona es un presidente que no está en condiciones de afrontar una defensa de sus actuaciones como dirigente de un organismo privado, como es la Federación de Fútbol de Ceuta, pero sometido a la fiscalización del Consejo Superior de Deportes a través de la Consejería de Deportes. García Gaona es un presidente que es incapaz de hacer una auditoría para decirnos en qué se ha gastado las cuantiosas subvenciones que viene recibiendo del gobierno ceutí. Antonio García Gaona es un .presidente que no quiere reconocer que facturar como empresario a los equipos de fútbol es actividad prohibida. Pero él, convencido de que goza de total y absoluta inmunidad, por ser militante destacado del partido Popular, hace de su capa un sayo y ha estado siempre dispuesto a comportarse sañudamente contra el presidente de la Asociación Deportiva Ceuta. Antonio García Gaona, si tiene un mínimo de sentido común, debería darse cuenta de que su situación es muy delicada. Tan delicada que depende de si Juan Vivas y la oposición consiguen quitarle importancia al desencuentro que se ha producido entre la federación y el fútbol profesional. Ya que sigue empecinado en atentar contra el único club que participa en un campeonato con equipo peninsulares. Cierto es que estamos viviendo momentos tan complicados como para que el fútbol sea secundario. Pero lo que no es admisible, bajo ningún concepto, es que el descenso administrativo del Ceuta se produzca por recortes en las subvenciones mientras la FFC recibe dineros a manos llenas.

-Nunca he escrito los domingos para que ustedes puedan leerme los lunes. Y no lo he hecho desde que regresé a este medio, hace ya casi nueve años. Pero, dado que la crisis no cesa y tiene visos de ir para largo, hoy me he acordado del consejo que nos dio, meses atrás, Juan Roig, propietario de Mercadona: “Hay que trabajar como chinos para seguir viviendo como españoles”. Así que he decidido apuntarme a la cultura del esfuerzo que practican los bazares chinos. Confieso que he elegido un mal día para darme pote de currelante, porque sigo rumiando la derrota del Madrid frente al Sevilla. Derrota que me impide, por ser madridista fetén, gozar de un estado de ánimo adecuado para ponerme a teclear una columna en la que debo decir, antes de que se me olvide, lo bien que se lo están pasando los enemigos de la ADA Ceuta. Por haber perdido, en el último minuto, frente a un filial sevillista. Los enemigos de la ADA Ceuta son harto conocidos. Son todos los que no conciben que haya habido alguien con dos pares para seguir al frente de un equipo que está tan mal visto por las autoridades locales como por la Federación de Fútbol de Ceuta. Una pinza tan atiborrada de mala leche y despropósitos varios que hicieron todo lo posible para que Ceuta pudiera quedarse sin algo parecido a un equipo de fútbol profesional.

-Fue hablando con un conocido, el pasado martes, cuando éste sacó a relucir las declaraciones que había hecho el alcalde, el día anterior, en las que ponía por las nubes a Antonio García Gaona, aprovechando la llegada, nuevamente, de los trofeos conseguidos por la selección española de fútbol, para exhibirlos con fines propagandísticos, en momentos donde el presidente de la FFC está bajo sospecha. Mi respuesta fue rápida: García Gaona está bajo la égida de nuestro alcalde. Mi interlocutor se me quedó mirando, con cara de no entender nada, porque, aunque es persona culta, no atinaba en ese momento a descifrar la frase hecha que yo le había soltado, así como quien no quiere la cosa. Y hube de traducírsela. Estar bajo la égida es expresión que se utiliza para indicar que alguien goza de protección y amparo de otra persona más poderosa. Su origen se encuentra en la mitología griega, en la que égida era el nombre del escudo o coraza maravillosa de Zeus y Atenea, y que estaban hechos con la piel de la cabra Amaltea. En fin, dejemos la mitología y vayamos al grano. Juan Vivas no ha hecho sino airear que el presidente de la FFC está protegido por él. Porque tiene absoluta confianza en su modo de actuar y porque son muchas las cosas que tiene que agradecerle a su amigo y compañero de partido. Ahí es nada que éste consiga, por dos veces consecutivas, traer a Ceuta dos copas de Europa y una mundial, para que los niños y las instituciones sepan que España no hay más que una y que es invencible futbolísticamente. Semejante protección municipal está haciendo levitar a García Gaona. Vivir suspendido en el aire. Más dura será la caída.

OCTUBRE

Tenía pensado escribir de Luis Ragel, asesor jurídico del Ayuntamiento, porque me han dicho de él que es capaz de hacernos creer que lo blanco es negro. Pero prefiero esperar a que me pongan al tanto de si este hombre está haciendo uso y abuso de sus incompatibilidades. De momento, lo único que sé es que Luis Ragel se ha puesto de parte de Antonio García Gaona. Tremendo error que le puede hacer perder su dignidad. Luis Ragel, a quien no tengo el gusto de conocer, aunque ya me han dicho que trabaja en el bufete de Lería, ha adoptado un protagonismo extraño. Tanto como para que vaya asumiendo que en esta tierra nadie está a salvo de aparecer en la contraportada de este periódico. Con el único fin de hacerle comprender que no me gustan las personas como él. Tipos capaces de ayudar a quienes no están caminando por la senda de la verdad. En fin, que la vida profesional de Luis Ragel dará que hablar más pronto que tarde. Y a fe que se lo ha ganado a pulso. Quien se ha ganado a pulso que volvamos a dedicarle unos párrafos es, sin duda alguna, Juan Luis Aróstegui. El cual está demostrando que ha perdido la chaveta. Que anda desnortado. Y que, más pronto que tarde, va a ser comparado con el bobo de Coria. Que es, para que ustedes lo sepan, símbolo de tontería y mentecatez. O sea, que es un tipo que mantiene actitudes simples, necias, fatuas, etc.

-Hoy, ayer para ustedes, nada más leer lo publicado en este periódico acerca de cuanto concierne a la cesión del Murube a la Federación de Fútbol de Ceuta por 25 años, me he quedado como el lagarto de Jaén; es decir, inmóvil por el desconcierto o sorpresa que me ha producido la noticia. Y lo primero que se me ha ocurrido es transitar la calle, que no entraba en mis planes, con el fin de sondear la opinión de la gente. En la calle, a la cual yo suelo adaptarme muy bien, he notado que la gente anda recelosa con las noticias que le llegan sobre esa íntima amistad que mantienen el acalde y el presidente de la FFC. Amistan tan grande que ha hecho posible que el acalde colme de bienes a Antonio García Gaona. De bienes públicos. Porque la cesión del Murube lleva consigo el usufructo de otros servicios que acabarán haciendo más rico a quien dirige los destinos de Viajes Trujillo. Viajes Trujillo es una agencia de viajes que ha pasado de estar al borde de la quiebra a facturar más que ninguna de la ciudad. Debido a que AGG ha sabido ganarse la voluntad de un alcalde que se bebe los vientos por él.

-He asistido, un año más, a los actos celebrados por la Guardia Civil en honor de su Patrona: la Virgen del Pilar. El mejor momento que he vivido, el más emotivo, ha sido cuando han sonado las notas del himno de una Institución que me merece un respeto impresionante. En tales momentos, no he podido evitar que los recuerdos afloraran. Y con los recuerdos me ha sido imposible no mirar hacia atrás. Hacia aquellos años en que muchos guardias civiles vigilaban nuestras costas y estaban sometidos a la tortura de unas deficiencias físicas y psíquicas, que les acortaban la vida. La Guardia Civil, cuerpo recio y comprometido con mantener el orden sin exquisiteces, fue evolucionando a medida que España lo hacía. Aún recuerdo cuando Franco aceptó un día ser invitado de Fernando A de Terry en su mansión de El Puerto de Santa María; mansión esplendorosa, que estaba situada a veinte metros de El penal de El Puerto. Y oyó en noche de viento de levante, los tétricos alertas de quienes custodiaban la prisión desde unas garitas expuestas a vientos y tempestades. Preguntó el Caudillo por quienes hacían guardia en el recinto carcelario. Cuando le dijeron que eran soldados de reemplazo, puso el grito en el cielo y ordenó que fuera la Guardia Civil quien se encargara de un cometido tan desagradable como complicado. Y es que los guardias civiles han estado siempre en España exigidos hasta límites insospechados.

-Me entero de lo tuyo el viernes por la tarde. Me lo comunica Ángel Muñoz; gerente de este periódico y sabedor de lo mucho que te apreciaba. Y, tras los momentos de aflicción que suelen producir noticias como la tuya, lo primero que recuerdo es cuando hablamos la primera vez. Pronto se me viene a la memoria el día en el cual yo estaba en las instalaciones del Casino del Ceuta charlando en un corrillo, durante una fiesta a la que habíamos sido invitados. Te acercaste y me dijiste que, durante cierto tiempo, habías estado a punto de decirme cuatro cosas bien dichas… Pero que te alegrabas mucho de no haberte partido de ligera contra mí. No pude sino reírme de la manera que me hablaste. Sin tapujos. Y a partir de ese momento nuestra amistad fue a más a la par que también me entendía mejor con Pedro, tu marido. Meses más tarde, ocurrió lo que fue tenido por el escándalo del año en la ciudad. El cual sufriste sin aparentar lo más mínimo el daño que pudiera haberte ocasionado un asunto que apestaba por todos los sitios. Y, por encima de todo, Conchita Íñiguez, supiste proteger a Pedro e insuflarle todos los ánimos que necesitaba para soportar la persecución a la que se vio sometido. Ay, Conchita, de verdad que lo tuyo me ha cogido por sorpresa. A pesar de que sea el sino de todos nosotros. Ahora bien, de ti diré, cuando se encarte, y no porque tú hayas pasado a esa situación donde todo el mundo parece ser que es bueno porque sí, que fuiste una mujer íntegra. Que supiste estar por encima de las circunstancias negativas que te tocaron lidiar, cuando estabas librando otra batalla. La más dura de todas las batallas: que era la de salvar tu vida. Sin lograrlo. Descansa en paz, querida amiga.

NOVIEMBRE

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, se ha expresado de esta guisa: “La ley está para cumplirla aun en los casos las tristes”. Es decir, la mujer de José María Aznar estimula a los bancos a que sigan desahuciando a familias que no pueden hacer frente a los pagos hipotecarios. La alcaldesa de Madrid, señora de confesión y misa diaria hasta hace nada, porque no sé si ahora con tanto trajín podrá seguir cumpliendo como devota mariana, es de la misma cuerda que don Antonio María Rouco Varela. Que todo lo arregla rezando. Don Antonio María Rouco es un cardenal que nos indica, a cada paso, que el hambre se combate rezando. Que los desahucios se llevan mejor echando mano de las plegarias, y va más lejos: nos recuerda que un cristiano no puede ser nunca pesimista. Pues bien, a partir de ahora sería conveniente que los agentes encargados de hacer cumplir la ley de los desalojos familiares, les dijeran a quienes pasan por trance tan doloroso, que no hay mejor terapia que la de arrodillarse, a la mayor brevedad, y ponerse a orar. Con los brazos en cruz. Ya que las pérdida de sus casas, bien mirado, no deja de ser una irresponsabilidad cometida por haber querido abarcar más de lo que podían pagar. Magnífico mensaje para quienes apenas cuentan con dinero para llenar la botarga y encima han de vivir en plena calle. Está demostrado que las gentes pertenecientes al Opus Dei tienen un cráneo privilegiado. De no ser así, qué sería de los pobres. A propósito: lo dicho por Ana Botella y Rouco Varela, tanto monta, monta tanto, me ha puesto en la senda de los contrastes: frente a un puñado de poderosos, una nube de mendigos. Poderosos y mendigos son notas diferenciadoras no en cuanto a su existencia, sino en cuanto a su número: muy poco de los primeros, una verdadera plaga de los segundos. ¿Que exagero dice usted? ¿Que mi pesimismo es porque soy un cristiano de andar por casa? ¿Qué lo que tendría que hacer es ponerme yo a rezar para que los pobres vayan aprendiendo que si lo son es gran medida por haber llevado una vida que no les correspondía? ¿Una vida de ricos? Tras oír tales acusaciones, y aguantarme el primer estallido de ira, respondo de manera sosegada pero con mucha mala uva. Y me quedé satisfecho.

-Muchas han sido las veces que los sondeos de opinión nos han dicho que la gente de la calle tiene mal concepto de los políticos, odia a los banqueros, siente aversión hacia los sindicatos y desconfía de la Justicia. Este panorama no ha cambiado. Es más se han recrudecido los pareceres reseñados, excepto en lo referente a la Justicia. Que está siendo mejor mirada gracias a que los jueces han decidido dar muestras humanitarias ante la terrible situación que atraviesan las personas que están siendo desalojadas de su vivienda. Los desahucios, si algo bueno han tenido, es hacernos ver, ya era hora, que impartir justicia es muy difícil, tremendamente difícil, y que las personas que lucen puñetas en la bocamanga de la toga tienen también sus sentimientos a flor de piel cuando se ven obligadas a afrontar decisiones que les desagradan en extremo.

-La semana pasada, durante una sobremesa, se me preguntó por parte de un comensal, cómo era el fútbol de los años cincuenta cuando estaban tocando a su fin. Época en la que –viviendo yo el último tramo de mi alocada adolescencia- formaba parte de la plantilla del filial del Córdoba. Un Atlético cordobés compuesto por jóvenes y buenos futbolistas. Y mi respuesta fue tan rápida como repleta de convencimiento: en el fútbol cordobés, de aquel tiempo, destacaba José Paz “El Chuli”, por encima de todos los demás futbolistas. Era la figura indiscutible de un equipo que consiguió el ascenso a Primera División, siendo Roque Olsen su entrenador. Mi interlocutor, que tenía la tira de años menos que yo, hizo un gesto como dando a entender que el nombre de Paz le sonaba a chino. Vamos, que nunca antes había oído mencionar su nombre. Y, antes de relatarle quién era tan fenomenal futbolista, caí en la cuenta de que es pena que tantas personas pasen dejando sólo una huella que muere con quienes le conocieron.

-Arturo Fernández. Todo un galán; un caballero de la derecha más rancia, que, a sus 83 años, sigue convencido de que es el hombre más guapo de la España nacional. Puso el mingo, el lunes pasado, en ‘El gato al agua’: el programa más celebrado de Intereconomía TV. Fernández, buen actor él, aunque muy pesado con su chatín y con su cara ya de vedette venida a menos, se pasó todos los pueblos de la España del miedo diciendo que no hay que salir a la calle, refiriéndose a los manifestantes, y que si se hace hay que hacerlo con gente guapa. “Porque en las manifestaciones yo en mi vida he visto tanta gente más fea. A éstos no los veo yo por la calle. Deben tenerlo en campos de concentración, Porque no lo puedo entender -¡Chatín!-. Y dicen: ¡Que salga la manada” y ahí van…”. El cómico asturiano se fue creciendo en su decir, durante el programa, porque le reían la gracia. Sobre todo Miguel Durán: quien fue presidente de la ONCE y del que se duda incluso de su ceguera.

-La de veces que habré dicho yo que una columna, una verdadera columna, sólo consta de letra impresa y mala leche. Así lo refería yo el miércoles en una reunión en la cual me sentía muy a gusto. Dije más: es un género literario que exige a quienes lo hacen que sepan transitar la calle y entenderse con la gente. Tarea fácil, a simple vista, pero que… El miércoles pasado, bajé yo a la rúe, una vez más, con el fin de ponerme al tanto de ciertas cuestiones que están de actualidad. Y a fe que la suerte estuvo conmigo. Tal es así, que si tuviera que rendir cuentas de mi labor, diría, sin duda alguna, que fue un día fructífero y que, de puro contento, se me fue la olla y me olvidé de que tenía que escribir. Espero, pues, que mis lectores, que son muchos, así como suena, me hayan perdonado que no acudiera a mi cita diaria con ellos. Dicho ello, me apetece contar que se me preguntó bastante sobre lo que había publicado el martes, 27, bajo el título de ‘Gibraltar y las mordidas’. Y juro, aunque esté feo hacerlo, que mis respuestas fueron tan sumamente prudentes que no dejé a nadie contento. Y es que los lectores querían saber sobre capitales de políticos afincados en el Peñón.

DICIEMBRE

Le tengo dicho a una mujer con la que suelo conversar muy a menudo, a la cual respeto tanto como estimo, que de ella me ha atraído siempre la voluntad y el valor. Y, en su momento, hube de explicarle que, frente a las situaciones penosas, a los conflictos afectivos, a las rivalidades personales, las mujeres zanjan, reaccionan, actúan. Los hombres, en cambio, solemos vacilar, huir, tergiversar. Tanto en el terreno conyugal como en el profesional. Determinación, la de ustedes, que me asombra. Ella me respondió que no convenía generalizar; pero que es cierto que las mujeres cuentan con la cualidad de la concreción y se emplean con la sutilidad adecuada en momentos donde los hombres ni siquiera saben qué hacer con sus manos. En realidad, el olfato, la sutileza y el sexto sentido lo tenemos las mujeres muy desarrollados; de ahí que hayamos ganado fama de brujas. Brujas me han parecido a mí este viernes, 30 de noviembre, las dos mujeres que han salido en el telediario de la 1 de TVE, para ponerle cara a otro incumplimiento electoral del Gobierno presidido por Mariano Rajoy. Más que brujas, yo creo que los pensionistas las habrán tachado de arpías. Debido a que han sido las encargadas de airear que el Gobierno no actualizará las pensiones conforme al asunto de la inflación. Soraya Sáez de Santamaría, vicepresidenta y portavoz del Gobierno, se está desgastando con celeridad. Por más que ponga cara de ursulina sometida a los dictados de unos hombres que le encargan misiones tan desagradables como es anunciar el desvalijamiento salarial de los mayores. Y qué decir de Fátima Báñez.

-Estamos en diciembre, Rosario, y es un mes en el que todos debemos ser buenos por obligación, para no escandalizar a nadie. Máxime a partir de ahora. Porque, vamos a ver, qué pinto yo amiga mía, redoblando el tambor en todo cuanto concierne a los malos hábitos adquiridos por Antonio García Gaona, debido a que tiene bula por parte de quien más manda en esta ciudad para hacer lo que le salga de… la entrepierna. A cuento de qué voy a seguir insistiendo sobre ese cargo político que se ha visto recompensado con largueza por parte de una empresa a la que el cargo político le concedió obras públicas por la cara. Si me consta que la primera autoridad está dispuesta a correr un tupido velo acerca de un caso que debería haberle movido los cimientos de la honradez. Por qué, Rosario de mi vida, voy yo a airear lo que me ha dicho Alejandra, esa íntima amiga tuya, días atrás, en relación con los problemas que han surgido entre nuestro alcalde y la todopoderosa Yolanda Bel. ¡Qué ganaría yo apuntando en esa dirección! Si al día siguiente podrían salir las dos autoridades luciendo alegría, como de novios en flor. Tampoco veo motivos, en estos momentos, para zurrarle la badana a Juan Luis Aróstegui. Y mucho menos por haber escrito esta semana lo bien que ha hecho el Gobierno en cargarse el Consejo Económico y Social de Ceuta. A buenas horas mangas verdes.

-Son muy conocidos los desencuentros de Benjamín Disraeli (primer ministro conservador del Reino Unido, amén de escritor y dotado además de una gran oratoria) con el también prominente político William Ewart Gladstone, líder del Partido Liberal, y que le llevaron a manifestarse de esta guisa: “La diferencia entre una desgracia y una calamidad es la siguiente: si Gladstone cayera al Támesis sería una desgracia. Pero si alguien lo sacara del río eso sería una calamidad”. De haber dicho Pedro Gordillo, días atrás, tras haber pasado un quirinal de tres años, algo parecido sobre el acalde, y algún miembro más de su partido, no me cabe la menor duda de que habría vuelto a ser sambenitado en plaza pública. Y estaríamos asistiendo a otra persecución contra él por parte de algunos mastines con todas las características de la raza, menos la lealtad. Ya que los políticos carecen, salvo escasas excepciones, de la ironía o del sarcasmo apropiados para exhibirlos en situaciones que los exijan. Y, por supuesto, tampoco muestran aptitudes para salirles al paso a la burla fina o cruel, con respuestas adecuadas. Es decir, están huérfanos de humor: aunque éste sea tan negro como el empleado por Disraeli.

-El 31 de octubre de 2009 forma parte de la historia negra de esta ciudad. Ese día un hombre fue sambenitado y los heraldos de la mentira decidieron propalar su descrédito por todo el orbe. Los heraldos de la mentira hacían befa de alguien cuya bragueta, en ocasiones, le obnubilaba la razón. La perdición de muchos hombres. Y casi siempre por acostarse con mujeres cuyos problemas son mayores que los suyos. Pedro Gordillo fue perseguido con saña, injuriado, calumniado, y, lo peor de todo, expuesto a la sevicia de los vecinos. En aquellos momentos, viendo al hombre acorralado, sometido a la iracundia de la gente, degradado hasta lo indecible, quise ayudarle con una columna a la que titulé así: “Se impone la piedad”. Y, desde ese momento, todos sus enemigos la tomaron conmigo.

-Cuando el número de pobres sigue aumentando; cuando los dramas ocasionados por la pobreza extrema siguen aflorando; cuando la indignación de los españoles contra los recortes hace que la gente se manifieste casi todos los días y fiestas de guardar; cuando los ciudadanos asisten iracundos al desmantelamiento del estado de Bienestar, la corrupción no cesa. No hay día en el cual no sepamos de la existencia de un político corrupto. Abundan como los canguros en Australia. Toda España se ha convertido en un patio de Monipodio. Por lo que cada mañana nos desayunamos con la noticia de que un político se lo ha llevado crudo. Nunca hasta ahora se había sabido tanto de corruptos y de los delitos que tienen que ver con el tráfico de influencias, la falsedad de documentos, la malversación de caudales públicos, la financiación ilegal de los partidos, el fraude de subvenciones oficiales, el cohecho, etcétera. Un delito de cohecho es lo que me contó a mí, un amigo, el pasado día 12, mientras celebrábamos mi cumpleaños. Me puso al tanto de cómo un cargo político había sido sobornado por adjudicación de varias obras públicas a una empresa. Lo cual conté al día siguiente. Con pelos y señales. Aunque sin mencionar nombres. Por ahora.

Ha sido siempre la niña mimada de los populares, pues llegó luciendo calcetines a la sede de la calle Real 90. Actualmente es la consejera de Presidencia y Gobernación. Lo cual quiere decir que tiene mucho peso específico en su partido y en el Gobierno presidido por Juan Vivas. Mucho se habló, en su día, de las malas relaciones habidas entre Yolanda Bel y Pedro Gordillo. Enemistad que no era mal vista por parte de quienes deseaban a todo trance que Gordillo se fuera desgastando en sus enfrentamientos con una mujer que supo ser yunque en tiempo donde le era imposible ser martillo. Fue capeando el temporal de la discordia con el entonces todopoderoso político, convencida de que no estaba lejos el día en que el poder de Gordillo acabaría diluyéndose como un azucarillo. Y era así porque, siendo mujer, su sexto sentido la ponía en condiciones de hacerse una idea de los que estaba ocurriendo en la tercera planta del edificio municipal. Conocida, como ustedes bien saben, cual la planta de los fantasmas. Ese conocimiento, sin duda alguna, la ayudaba a soportar los desencuentros con el vicepresidente y presidente del partido, y hasta le permitía, según decían, reírse por lo bajinis de la tranquilidad con la que éste vivía cuanto se estaba cociendo contra él. Una actitud que hizo posible que muchos la pusieran a parir. Pero yo creí conveniente, entonces, defenderla.
 

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