ENERO
He decidido apuntar en mi libreta de los hechos importantes
la posesión de Francisco Antonio González Pérez como
delegado del Gobierno, un dos de enero del año 2012. Que
para él será una bendición. Por ser el día en el cual se
vieron culminados si no todos sus deseos políticos, pues
quizá habría soñado con ser ministro alguna vez, al menos
gran parte de ellos. Ya que ser delegado del Gobierno no es
moco de pavo. Para Pacoantonio, repito, habrá sido una
bendición el haberse sentido centro de atención, en este
lunes de enero, de una ciudad en la cual lleva más de tres
décadas viviendo; mientras los demás mortales, es decir, los
menos favorecidos por la suerte, nos vemos precisados a
invocar al santo de turno para que las medidas de recortes
adoptadas por el Gobierno nos permitan seguir comiendo
asiduamente. De momento, el ministro Montoro no ha dudado en
meternos el miedo en el cuerpo, una vez más, anunciando que
el jueves habrá nuevas medidas contra el déficit. Que Dios
nos coja confesados.
-Leyendo un artículo de este periódico, que trata de las
elecciones a la presidencia del Partido Popular de Ceuta, y
que está firmado por “El observatorio”, me he acordado
inmediatamente de nuestro siglo XIX y de cómo se puso en él
la primera piedra de una expresión política: “Las dos
Españas”. La primera. La absolutista. Católica, patriota,
partidaria del poder omnímodo del monarca. Segunda. La
constitucional. Católica, patriota, partidaria de una
limitación del poder real. La conclusión es evidente: en
1823 se acusaba de “antiespañoles” a quienes eran católicos,
nacionalistas y partidarios de una monarquía en que la
autoridad del monarca tuviera ciertos límites legales que
limitaran su poder. Y españoles de verdad, de pura cepa, a
quienes defendían lo contrario. Es decir, los que se
aferraban al inmovilismo y justificaban el poder absoluto
del monarca. Quien escribe y firma mediante el sobrenombre
de “El observatorio” está en su perfecto derecho de cantar
las excelencias de Juan Vivas, como alcalde y también
destacar sus muchas cualidades como candidato a la
presidencia del partido. Faltaría más. Pero tampoco es menos
cierto que no es de justicia llamar a los defensores del
otro candidato, o de cualquier candidato, rencorosos,
torpes, idiotas y demás lindezas por el estilo que
significan lo contrario a no ser inteligentes.
-Hace ya cierto tiempo Alberto Gallardo me dijo que se
encontraba chungo. Ya será menos…, le dije. Manolo, de
verdad, estoy tela de chungo, respondió él. Y a partir de
ese momento me pudo la preocupación. Dado que en esa época
nos veíamos casi todos los días en un negocio suyo,
procuraba interesarme por su dolencia sin darle la menor
importancia. Con el único fin de que Alberto no se sintiera
más preocupado de lo que ya estaba. Y con razón, según pude
saber cuando me puso al tanto de que estaba a punto de
entrar en el quirófano. Desde aquel momento, mentiría si no
dijera que seguí con suma atención todo lo concerniente al
mal trance por el cual estaba pasando AG y su familia. Una
familia extraordinaria. Cómo se nota la mano de Luz Marina
–mujer de Alberto- en la formación de sus hijos. Que son
tres. Todos ellos, madre e hijos, pasada la angustia de las
intervenciones y del proceso de recuperación más difícil
afrontado por el cabeza de familia, dieron una lección de
saber estar y de arte –sí, de arte, ¡coño!- en un momento
determinado de la fiesta celebrada en el Parador Hotel La
Muralla, el viernes por la noche.
-Francisco Antonio González es político veterano y se sabe
de memoria que en política, lo verdaderamente importante
cabe en la punta de una servilleta. Frase que habrá tenido
tiempo de oírle más de una vez en el Congreso de los
diputados a Iñaki Anasagasti. Y sabrá también que no es
bueno dejarse mecer por los elogios cuando aún no le ha dado
tiempo a dormir en el edificio de la plaza de los reyes. Por
lo tanto, y con mis mejores intenciones, le sugiero que es
conveniente que su labor, que promete ser buena, vaya
adquiriendo ribetes de silencios sonoros. Que son los
mejores. Para poder afrontar los momentos difíciles. Que los
habrá.
FEBRERO
Empezaré diciendo, por si alguien no pudo leerlo cuando lo
escribí, en momento que lo tuve por conveniente, que yo armé
la marimorena en un medio escrito, donde estuve muchos años,
por habérseme censurado una columna en la cual le cantaba
las cuarenta a Pedro Gordillo. La marimorena estuvo
acompañada, además, con hacer dejadez de mis funciones.
Importándome un bledo y parte del otro cualquier medida
–disciplinaria- que me impusieran. Eran tiempos en los que
un periodista, Gonzalo Testa, lo primero que hacía cada
mañana, muy temprano, era telefonearle a Gordillo para que
éste le diera primicias y le contara pormenores del gobierno
y del partido. Y, casi siempre, Pedro finalizaba la
conversación advirtiéndole de que guardara el más completo
silencio de aquellas charlas matinales, mantenida con el
político en pijama. En aquellos entonces, ocurrió además que
yo me vi obligado a presentarme al juzgado para someterme a
un acto de conciliación con Gordillo, Tras denunciarme él.
De lo que dije allí, ante la presencia de Pablo González, su
hija, también abogada, y del que me representaba a mí
Fernando Rodríguez Quirós, me prometí guardar el mayor de
los silencios. Lo reseñado viene a confirmar que Gordillo y
yo nunca hicimos buenas migas. En realidad, yo no he hecho
nunca buenas migas con los políticos; sobre todo si estaban
atiborrados de poder y paseaban por la calle escupiendo por
un comillo. Mis relaciones con Gordillo principiaron cuando
una enfermedad lo mandó al hule del dolor. Y hasta me
permití decirle que se anduviera con cuidado porque se
estaba tramando contra él.
-Lorena Miranda, waterpolista, es la ganadora del Premio
María de Eza a la mujer ceutí del año. Joven deportista, en
posesión ya de un historial brillante, lo primero que ha
dicho, debido a su hermosa ingenuidad, es que el último día
se presentó su candidatura más por instigaciones ajenas que
por voluntad propia. Debido a que ese premio lo podía haber
ganado más adelante. En puridad, lo que ha quedado patente
es que la jugadora de waterpolo, además de ser grande en ese
deporte y de tener un futuro magnífico, a escala nacional,
en su especialidad, no tiene un pelo de tonta. Pues se ha
dado cuenta de qué manera ha sido apremiada a presentarse a
esa especie de concurso con el fin de que la ganadora fuera
alguien total y absolutamente distinta al perfil de las
demás candidatas. Así que cabe darle la enhorabuena. En esta
ocasión, sin embargo, Estrella Heredia parecía la mujer más
apropiada para adjudicarse el premio que tiene como lema
principal: “Porque ninguna labor importante quede en
silencio”. Y la labor de superación que viene mostrando la
sindicalista desde hace muchos años es merecedora de que se
propale. De que se airee. De que se premie.
-Debe ser tristísimo dedicarse a la política por necesidad,
porque no se sabe hacer otra cosa. El autor de la frase es
Miguel Herrero de Miñón. Político a quien nadie le ha
discutido su brillantez y que, según dicen, ha descollado
siempre por su efusividad y por ser de conversación animada
y chispeante. De Herrero de Miñón se destaca su buen humor y
se le reconoce que tiene un saque comparable con el de
Mariano Rajoy. Que ya es comer con ganas. Nunca he tenido el
gusto de compartir mesa y mantel con Francisco Márquez; de
modo que no sé si come mucho o poco; pero lo que sí me
consta es que no se dedica a la política por necesidad. Por
lo cual no tiene motivo alguno para sentir esa tristeza a la
que se refiere Herrero de Miñón. No hace falta más que
adentrarse en su vida académica y laboral para que uno se
percate de que está ante una persona muy capacitada.
Sumamente capacitada. No obstante, hace seis días el
consejero de Hacienda, portavoz del Gobierno local y
diputado del Congreso, habló en conferencia de prensa de
modo y manera que sus palabras propiciaron un revuelo enorme
entre los funcionarios del Ayuntamiento. Revuelo aprovechado
inmediatamente por los delegados sindicales, que para eso
están, gusten más o menos, para incitar a los funcionarios a
la protesta. La protesta se ha basado en ocupar los
funcionarios espacios del edificio municipal con el fin de
abuchear a cuantos diputados accedieran a ellos, y, cómo no,
al presidente. Abucheos acompañados de sonidos de silbatos,
pero los sonidos de silbatos no son tan temidos como los
abucheos. Puesto que el abucheo zahiere y denosta más que
cualquier otra manera de protesta. Por consiguiente, no me
extraña que el abucheo de los funcionarios haya causado
entre los políticos desazón suficiente como para que Juan
Vivas decidiera, con gran celeridad, reconducir la
situación. A fin de imponer la calma. Y parece ser que lo ha
conseguido.
MARZO
Juan Luis Aróstegui suele decir, entre quienes no cesa de
dorarle la píldora, que ha adquirido fama gracias a quien le
viene criticando desde hace la tira de tiempo. Desde aquel
tiempo en el cual nadie osaba llevarle la contraria. Porque
le tenían tanto miedo como respeto. Miedo por ser secretario
general de Comisiones Obreras, y respeto porque en aquellos
entonces los periodistas de esta tierra no querían
complicaciones de ningún tipo. La fama que dice haber
alcanzado Aróstegui puede que le haya proporcionado la
posibilidad de ser distinguido cada año como una de las
personas más influyentes de la ciudad. Y me da a mí en las
pituitarias que esa consideración otorgada por el Diario El
Mundo se la ha ganado por percibir sueldos apetitosos y que
si fueran aireados, no tengo la menor duda de que se harían
cruces innumerables ciudadanos. Ganar mucha pasta con la que
está cayendo nada más que está al alcance de personas
influyentes y conocedoras de cómo hacer caja mediante su
participación en varios sitios a la vez. Aróstegui lleva ya
una eternidad siendo un pluriempleado de lujo. Lo que no
entiendo es de dónde saca tiempo para cumplir con todas sus
obligaciones profesionales. De manera que a la consideración
de influyente no hay más remedio que sumarle la capacidad de
trabajo que tiene y también la de comprender y adaptarse a
las situaciones por encima del puro instinto. Es decir, que
a ver quién es el guapo que pone en duda su eficacia e
inteligencia. Pues su bien pensar es el que llevó al
pluriempleado a darle coba a Mohamed Alí para aprovecharse
de un partido en el cual era más que posible obtener un
escaño de concejal que se le negaba y que, de no haber dado
ese paso, se le hubiera seguido negando hasta el fin de sus
días.
-Cuando Francisco Antonio González está pasando por un
momento delicado, debido a que quienes queman coches pueden,
si no se pone pronto coto a sus tropelías, causar un daño
irreparable, se propala que José Fernández Chacón forma
parte de quienes han sido imputados en Melilla por delitos
en el que han dado en llamar el ‘caso del voto por correo’.
Los delitos son de prevaricación por dictar los cargos con
poder diversas resoluciones con el fin de adjudicar cientos
de puestos de trabajos a personas que no le correspondían.
Los hechos se remontan a las elecciones del 2008, año en que
el PSOE y coalición por Melilla decidieron unir su suerte en
las urnas. La noticia viene a confirmar que la sombra de
Juan José Imbroda es alargada. Y que estará frotándose las
manos al comprobar cómo Fernández Chacón, dada su condición
de delegado del Gobierno en Melilla, en esa época, tendrá
que regresar para defenderse de lo que le atribuyen. Y a mí,
la verdad sea dicha, semejante hecho más que sorpresa me ha
causado tristeza. Tristeza, porque Fernández Chacón, que se
llevaba a matar con Imbroda, vino aquí dispuesto a que sus
relaciones con Juan Vivas fueran todo lo contrario. Es
decir, que llegó preparado para hacer de la cohabitación un
ejemplo de cómo dos cargos, pertenecientes a distintas
siglas, pueden estar a partir un piñón. Tal es así que nadie
puede negar que la amistad entre el presidente de la Ciudad
y el delegado del Gobierno fue, durante años, tan íntima
cual armoniosa. Amistad que llegó a despertar recelos y
envidias entre miembros de ambos partidos. O sea entre
socialistas y populares. Que no acertaban a comprender a
cuento de qué venía que Pepe y Juan estuvieran tan
hermanados.
Ser portavoz del Gobierno es tarea difícil. Y lo podría ser
mucho más si los medios se lo propusieran. Tan complicada
como para llegar todos los días a casa sin ganas de nada.
Así me lo confesó un día alguien que procuraba que la imagen
del alcalde no sufriera menoscabo alguno. Un alcalde, por
cierto, que metía la pata a cada paso. Yolanda Bel, cuando
aceptó el cargo, comenzó a cumplir los años de dos en dos. Y
un día, mirándose al espejo, se dio cuenta de que, además de
irle creciendo la nariz, las arrugas iban apareciendo sin
solución de continuidad. Y fue entonces cuando escribí
aconsejándole que abandonara una portavocía que la estaba
matando a fuego lento. Y, en cuanto pudo, me hizo caso. A
fuego lento es como Guillermo Martínez acabará quemándose
por defender lo indefendible, Triste sino para un político
que aspira a consagrarse en una actividad para la cual está
capacitado. De momento, sus declaraciones sobre por qué
Melilla se ha endeudado más que Ceuta le han supuesto
recibir varapalos. Y, claro es, a mí me ha tocado salir en
su defensa. Y, en menos que canta un gallo, he sido tachado
de todo menos de bonito por cuantos creen que le he dorado
la píldora por intereses. Craso error. Ya que, a mi edad, lo
que le suceda al tal Martínez me importa… un carajo. Y
perdonen el palabro.
Mohamed Alí, quien, al fin, ha conseguido encontrar su
rincón de seguridad, debido a que se siente protegido por
Juan Luis Aróstegui, vive sus mejores momentos como
político. Su felicidad, la de Alí, radica en que tiene
asumido que el secretario general de CCOO es el tío más
inteligente de Ceuta y del mundo mundial. Cuando Alí oye
hablar al jefe de su partido, se le cae la baba. Se
ensimisma, asciende en los aires, en una palabra, levita.
Pierde la noción del tiempo y repite sin cesar: “¡Cómo
Aróstegui no hay ninguno! ¡Aróstegui es cojonudo!”. Fatima
Hamed, mujer culta y con ambiciones, se enciende viendo cómo
Alí se ha echado en los brazos de Aróstegui; se la comen los
demonios al comprobar que a su compañero de partido le hayan
comido el coco; que le hayan torcido su voluntad, y hasta ha
llegado a pensar que puede haber habido algo de magia para
hacer posible que el sindicalista sea, actualmente, quien
maneje la coalición como a él le salga de los cataplines.
Aunque Fatima, debido a que gana una pasta gansa, como
consejera, aguanta el tirón de la disconformidad con la
sonrisa en la boca; una sonrisa que acabará por hacerse
vieja de tanto decir sí contra su voluntad. Y cuando una
sonrisa atractiva se convierte en una mueca acre,
avinagrada, ajada, cuesta lo indecible recuperar su alegría
primigenia. Una pena. Puesto que ella creyó siempre en
Mohamed Alí. Depositó su confianza política en él. Y ahora
se encuentra con que quien ordena y manda en su partido es
un sindicalista que no ha mucho despotricaba contra lo que
despotricaba.
La última vez que crucé unas palabras con Juan Vivas fue
para darle el pésame por la muerte de su madre. Confío en
que la memoria no me falle. Aunque qué importancia podría
tener si acaso yo estuviera equivocado en la fecha. Aquel
día, en el velatorio y desde sitio adecuado, pude observar
al presidente, sin caer en la indiscreción, y me di cuenta
de que el paso del tiempo no envejece tanto como permanecer
en el poder, sea éste impuesto o no. Debo confesar, aun
exponiéndome a que le dé al presidente un ataque de
coquetería maltratada, que lo hallé desmejorado, venido a
menos en su lenguaje corporal, y las bolsas acentuadas
debajo de sus ojos delataban el estado fatigoso de un
dirigente que había perdido la lozanía de quienes acceden a
los cargos y son capaces de conservarla durante varios años.
Fue en aquellos momentos, cuando dije para mí: a este hombre
hace ya mucho tiempo que los problemas del gobernante le van
minando la salud sin solución de continuidad. Seguro que
lleva mucho tiempo padeciendo el mal del despacho en el cual
tomar decisiones es tarea ineludible. De cualquier manera,
le di respuesta a mis pensamientos: dicen que gobernar es el
costoso resultado de habilidad, paciencia, inteligencia e
imaginación. Y, tras analizar todas esas cualidades, no tuve
el menor empacho en reconocer que una media de todas ellas
redundaría a favor de Vivas en un promedio de condición por
encima del aprobado.
ABRIL
El lunes pasado, a esa hora vaga de mediodía, me topé con
Ángel Gómez. Y le dije que se le notaba muchísimo que estaba
a punto de volver a recuperar su puesto en la Policía Local.
Y a partir de ahí nos pusimos a recordar tiempos pasados.
Tiempos en los que Ángel Gómez, siendo funcionario del
Cuerpo Superior de Policía, se ganó la confianza de Ricardo
Muñoz: alcalde de Ceuta en los años ochenta. Y se convirtió
en jefe de la Policía Local. Un puesto por el cual suspiraba
algún que otro compañero del vallisoletano. Pues AG fue
nacido en tierras bañadas por el Pisuerga. Ricardo Muñoz,
cuando llegaba al famoso “Rincón del Muralla”, le hacía el
artículo a AG, sin pararse en barras. Lo ensalzaba de tal
manera delante de las fuerzas vivas de la ciudad que éstas
se miraban como preguntándose si podía ser posible que el
acalde hubiera encontrado un mirlo blanco para modernizar
una Policía que seguía viviendo en el pasado. Es verdad,
pues de justicia es reconocerlo, que Gómez hizo un trabajo
sensacional. Fue capaz de reformar un organismo que se había
quedado anquilosado. De modo que muy pronto los ciudadanos
comenzaron a darse cuenta de que su labor estaba siendo tan
satisfactoria como digna de mención. El éxito de Gómez,
debido a sus muchos méritos, hizo posible que sus enemigos
comenzaran a pensar en cómo podían juntarle chinitas con los
pies. Es decir, principiaron a prepararle disimuladamente
una traición. Más o menos lo que siempre sucede cuando
alguien acierta en su cometido y lo hace además con fuerza.
-Para trofeo el logrado por Carmela Ríos: enorme periodista
ceutí, que ha logrado el premio Ortega y Gasset al mejor
trabajo de periodismo digital por su cobertura en los
primeros momentos del 15-M en Madrid a través de Twitter. A
Carmela Ríos, que está actualmente en Noticias Cuatro, la
entrevisté yo cuando comenzaba a disfrutar de las mieles de
la popularidad, hace ya un montón de años. Así se lo he
recordado a su padre, Pepe Ríos Pozo, cuando me ha dicho que
este periódico no se había acordado de reflejar el triunfo
de tan extraordinaria periodista, nacida en esta tierra. Mi
respuesta fue la siguiente: Pepe, lo de tu hija está escrito
en mi miscelánea semanal. Aun así, querido amigo, he aquí el
pequeño homenaje a tu famosa hija. Un beso, Carmela.
-Pedro Gordillo era un político poderoso. Tan poderoso que
llegó a creerse que era inmune a cualesquiera contratiempos.
Vivía confiado plenamente en su conocimiento del partido y
creía a pies juntillas en cuantas personas le adulaban
diariamente. Las consideraba amigas. Craso error. Tan grave
o más que el desconocimiento que tenía de quienes eran sus
enemigos acérrimos. Y, claro, si te dedicas a la política y
no sabes, en cuanto entras en una habitación, quién está
contigo y quién contra ti, lo mejor que puedes hacer es que
te busques otro oficio. Pero el entonces vicepresidente del
gobierno, presidido por Juan Vivas, y presidente del Partido
Popular, actuaba convencido de que estaba por encima del
bien y del mal. Pero llegó el año 2009, y Gordillo fue
víctima de una enfermedad y, nada más abandonar el hule del
dolor, se encontró con un problema que hizo posible que su
vida cambiara radicalmente. Me recuerdo que, durante su
enfermedad, los había que no se cortaban lo más mínimo en
decir que Gordillo estaba acabado. Que sus dolencias le
impedirían ser el de siempre. Y resaltaban, además, de
manera despectiva, que el cura estaba ya fuera de sitio. La
traición que le habían tendido estaba ya en su apogeo.
MAYO
Lo conocí cuando apenas llevaba yo unos meses residiendo en
la ciudad. De lo cual hace ya casi treinta años. Un día me
dijeron que Ángel Muñoz Vega respiraba socialismo a
raudales. Pero yo entonces, cono ahora, le concedía escasa
importancia a las ideas políticas que tuvieran los demás.
Por aquel entonces, principio de los años ochenta, Muñoz
Vega había cumplido los cincuenta años. Destacaba por su
estatura y su presencia despertaba interés. Las mujeres
decían de él que tenía muy buena facha. Con tan buen
aspecto, elegancia natural, y un sentido del humor siempre
dispuesto para las ocasiones concretas, nuestro hombre se
hacía notar sin querer. Pero lucir palmito no era lo suyo.
Lo suyo era, había sido desde muchos años antes, trabajar
duramente para sacar seis hijos adelante. Que habían ido
llegando como si tal cosa. De manera que cuando quiso darse
cuenta se vio rodeado por una prole que le exigía una
entrega completa al trabajo. Pues nunca ha sido tarea fácil
sacar adelante a una familia numerosa. Ángel Muñoz Vega ha
cumplido ochenta y tres años. Y, días atrás, tuve la suerte
de charlar un rato con él. Y me lo pasé en grande. Pues
hablaba de la vida con el conocimiento de quien se la había
bebido a grandes sorbos. Pero trabajando…
-Cuando Rodrigo Rato nos visitó, hace apenas nada, se le
rindieron honores desmesurados. Los que jamás han merecido
los banqueros y, mucho menos, cuando se tiene la certeza de
que ellos son culpables en gran medida de la ruina económica
que viene padeciendo medio mundo y parte del otro medio.
Nunca antes se había visto tanta demostración de vasallaje
en escena, si acaso uno decide olvidarse de la visita del
Rey. El presidente de Bankia, o sea Rodrigo Rato, que arribó
a Ceuta sabiendo ya la ruina de lo que él administraba, se
topó de bruces con unos políticos que le hicieron cucamonas
desde que puso los pies en esta tierra. Lo colmaron de
carantoñas y zalamerías. En las que destacó de manera
sobresaliente, según supimos de buena tinta, Francisco
Márquez. Quien, confiado ciegamente en que RR se mostraría
magnánimo con los problemas económicos de Ceuta, parece ser
que se llevó un desengaño que a punto estuvo de costarle una
enfermedad. Según hacía presagiar la tristeza infinita que
se apoderó de él cuando comprendió que el presidente de
Bankia vino a Ceuta a cobrar trampas y no a seguir
concediendo dineros a fondo perdido. Los dineros a fondo
perdido que ha concedido Bankia a políticos y sindicalistas,
y amigos de ambos, y demás corruptelas que van saliendo a la
luz, han llegado a ser de una magnitud que nos permite
pensar que RR haría muy bien en desaparecer del mapa. Es
decir, quitarse de la circulación. Y pulgar sus culpas en
cualquier monasterio hasta el fin de sus días. Sometido,
cómo no, a flagelaciones controladas para que nunca olvide,
mientras viva, la parte de culpa, enorme culpa, que ha
tenido en que se haya producido un desfalco de tantos
millones de euros.
-Las personas con las que me he ido encontrando hoy, sábado,
quieren saber si es cierto lo publicado en este periódico,
días atrás, sobre los millones que Viajes Trujillo facturó a
la Asociación Deportiva Ceuta cuando era presidente Felipe
Escane. Y les digo que sí. Las personas con las que me he
ido encontrando hoy, sábado, en mi recorrido por los
establecimientos de la calle Jáudenes, quieren saber si es
verdad que la Federación de Fútbol de Ceuta lleva casi más
de dos décadas con los libros de contabilidad en total
desuso. Convertido en mamotretos cubiertos por telarañas. Y
les digo que sí. Las personas con las que me he ido
encontrando hoy, sábado, no han cesado de preguntarme por
qué razón el gobierno local sigue subvencionando a un
organismo que maneja esos dineros sin rendir cuentas a
nadie. Y les he dado las pistas consiguientes. Las personas
con las que me he ido encontrando hoy, sábado, me han hecho
muchas y variadas preguntas relacionadas con la FFC. Y a
todas ellas les he contestado en la medida que mis
conocimientos sobre el asunto me han permitido. En realidad,
no hace falta ser muy listo para responder a quienes desean
enterarse de cómo las autoridades locales han estado
permitiendo que la FFC se haya convertido en algo que huele
tan mal. Huele a podrido. A sentina. Lo cual está pidiendo a
gritos que un equipo intervenga con capacidad y voluntad de
recuperar la higiene que corresponde a una federación.
-A mí me puede caer bien una persona aunque haya dado, y
esté dando, muestras evidentes de tener más cara que un
elefante con paperas. Es lo que le viene sucediendo desde
hace ya sus años a Antonio García Gaona. De quien llevo
mucho escrito. A fin de convencerle de que la Federación de
Fútbol de Ceuta, presidida por él, está necesitada de abrir
puertas, ventanas y cajones para cerciorarnos de que las
presuntas corrupciones que se le achacan al organismo
carecen de fundamentos. Aún no lo he conseguido. El que me
caiga la mar de bien García Gaona, por ser educado, amable,
servicial y hasta buen encajador –pues así se muestra
conmigo-, no obsta para que muchas veces tenga la sensación
de que enfrente tengo a un tío con más cara que espalda. Un
más que imposible impostor: debido a que se lo exige la
suerte de don Tancredo que viene realizando desde que
decidió entrar a formar parte del entramado federativo. El
presidente de la FFC ni se inmuta. Por más que se le diga,
una y mil veces, que el organismo presidido por él está bajo
permanente sospecha. Permanece inmóvil, subido al pedestal
de quien sabe que está protegido por los cuatro costados.
Pues conviene decir, cuanto antes, que pocas personas, pero
pocas, se hallan tan amparadas en esta ciudad. Se me ha
dicho de él, del presidente de la FFC, que aprendió pronto,
a la vera de su padrino en la federación, a prestarle mucha
atención a la Obra. La Obra, como bien saben, es el Opus Dei.
Lo que no sé, ni se me ocurrió preguntar, es en calidad de
qué... Yo lo veo más bien como colaborador. Mas lo dicho no
deja de ser un parecer mío… Sin más.
-La Federación de Fútbol de Ceuta ha tenido siempre fama de
no llevar contabilidad; de llevarla tan mal, como para que
sus libros de anotaciones fueran considerados como
impresentables. Tan mala reputación le viene de lejos a un
organismo que fue manejado por un presidente, a su manera,
durante años, años y años. Muchas fueron las veces que a mí
me denunciaron de qué manera se pagaba en la federación:
hasta firmando los receptores de los dineros en una
servilleta. Los trapicheos que se han venido llevando a cabo
en la FFC, desde hace ya la tira de tiempo, eran
sobradamente conocidos. Pero nadie se atrevió nunca a decir
ni pío. A mí, por ser insistente en mi petición, se me dijo
de todo. Debido a mi deseo de saber qué se hacía con las
subvenciones municipales. Entre otros dineros. Nada más
tomar Antonio García Gaona posesión de la presidencia, lo
primero que hice fue recordarle que a él le tocaba acabar
con una época de oscuridad en todos los sentidos. Y que lo
más apropiado era hacer una auditoría. García Gaona nunca
accedió a sanear un organismo que estaba metido hasta el
cuello en el ocultamiento de las entradas y salidas de
dineros. Un desastre de administración económica. García
Gaona terminó por decirme, más o menos, cuando yo le
preguntaba, que en vista de que él había querido como a un
padre al anterior presidente se sentía obligado a hacer
borrón y cuenta nueva. En realidad, Antonio era ya
consciente, y lo sigue siendo, de que las cuentas de la
federación no se podían airear por gozar de la condición de
impresentables.
-El presidente de la Asociación Deportiva Ceuta ha
demostrado esta temporada que los malos resultados no lo
amilanan. José Antonio Muñoz ha sido capaz de acudir,
bastantes partidos, al palco presidencial convencido de que
iba a estar más solo que la una. El palco presidencial,
otrora carente de espacios para acoger a cuantos querían
hacerse visibles en él, terminó por convertirse en lugar
infrecuentado por quienes antes acudían a él presurosos para
presumir de los triunfos del equipo. A José Antonio Muñoz no
le ha temblado el pulso a la hora de dar la cara. Mientras
otros, culpables a tiempo completo de las desgracias
acumuladas por el primer equipo de la ciudad, se han
refugiado en el burladero de la cobardía. Los culpables de
la mala situación que atraviesa el primer equipo local, sin
duda alguna, son quienes han incumplido sus compromisos
económicos con el club. Los mismos que han apostado porque a
la Federación de Fútbol de Ceuta no le falte de nada. De
modo que este organismo pueda aprovecharse de todas las
subvenciones habidas y por haber. Subvenciones con las que
su presidente hace y deshace sin tener que rendir cuentas a
nadie.
JUNIO
Lo que más odio es la deslealtad. Hay quien nace tonto o
feo, o bajito, muy bajito, pero nadie nace desleal ni
sinvergüenza. A eso se llega con dedicación y alevosía,
perfeccionándose por el uso y el abuso. Mis palabras suenan
fuerte en la reunión en la cual me encuentro. Quienes me
conocen, porque llevo casi treinta años alternando en esta
tierra, viviéndola a pecho descubierto, saben que no me
suelo parar en barras cuando me corresponde opinar acerca de
cómo actúan los políticos. Sin miedo alguno a que éstos se
ensañen conmigo. No sería la primera vez que quien escribe
sufre la persecución de políticos mediocres en todos los
sentidos. De entre esos políticos, hay uno que cuando pudo
se cebó conmigo. Vamos, que procuró siempre hacerme rodar
por la ladera conducente a la ruina. Sin conseguirlo. Porque
de haber logrado declararme derrotado, humillado y
desterrado, nunca habría podido disfrutar yo de una tierra
pequeña y marinera. En una tierra pequeña, marinera, y de
suma importancia geoestratégica, se hace cada vez más
necesario que surja un líder con capacidad suficiente para
estar a la altura de las circunstancias exigidas por el
lugar. Un líder que sea capaz de aunar voluntades. Un líder
de verdad. Con los atributos suficientes para ejercer el
cargo con ejemplaridad. Con prudencia, por supuesto que sí;
pero también con el valor justo para cumplir con los
compromisos adquiridos. Lo que no vale, bajo ningún
concepto, es que el alcalde se crea carismático por la
cantidad de votos obtenidos. Y dejarse llevar por esa
circunstancia para hacer como gobernante de su capa un sayo.
No: no, y mil veces no. Habría que gritar a esa forma de
actuar.
-No tengo el menor inconveniente en propalar que para entrar
en la Federación de Fútbol de Ceuta hay que taparse la
nariz. Pero quien se tapa la nariz no impide que la mierda
permanezca y la peste se extienda. En lugares cerrados solo
se va el mal olor cuando se retira la porquería y se abren
las ventanas. Hace un montón de años que la mierda permanece
en la sede de la FFC. Y ha llegado un momento en el cual las
autoridades locales están obligadas a que tan nauseabundo
olor desaparezca. De no ser así, la gente pensará que la
federación es lugar adecuado para ocultar tejemanejes
inconfesables. En ciudades pequeñas, donde todos nos
conocemos y nos vemos las caras diariamente, si uno hace de
su capa un sayo, y los demás no se inmutan, es porque cada
uno está haciendo un sayo de su capa. Si no fuera así, no me
cabe la menor duda de que Antonio García Gaona habría tenido
que salir a la palestra aireando la contabilidad de un
organismo carente de crédito. La FFC huele muy mal. Huele a
chamusquina. Que es ese olor a sospecha de que los libros de
contabilidad están adulterados. Que no registran la verdad
de las entradas y salidas de los dineros que la federación
viene recibiendo del Ayuntamiento, desde hace años. La
Federación de Fútbol de Ceuta se sostiene muy bien
económicamente, incluso en los tiempos que corren, gracias a
las ayudas del Gobierno presidido por Juan Vivas y a las
procedentes de la Federación Española de Fútbol. Así lo ha
reconocido Antonio García Gaona, presidente, en una
entrevista.
-Cuantos más años gobierne alguien más difícil resulta
quitarle el poder, y mucho más si gobierna por mayoría
absoluta, con la oposición anulada. Es lo que viene
ocurriendo en Ceuta desde hace ya muchos años. Desde hace
muchos años se viene festejando la presidencia de la ciudad,
porque si se mira hacia atrás, todo lo anterior nos parece
un desastre que llega a su punto culminante cuando en las
sesiones plenarias se armaba la de Dios es Cristo: peleas,
líos, ruidosos enfrentamientos y señoras perdiendo la
verticalidad por mor de la histeria causada por los insultos
recibidos. En aquellos tiempos, años ochenta, es verdad que
Juan Luis Aróstegui y el editor del periódico decano tenían
algo más que ascendencia sobre el entonces gerente de
Procesa: Juan Vivas. Una ascendencia que hacía posible que
el gerente tuviera que decir amén a casi todas las
propuestas presentadas por los susodichos. De aquella época,
aún recuerdo cómo Aróstegui llegaba al despacho de Procesa,
en la calle Independencia, tratando de que Vivas le enseñara
el camino por el cual transitar para obtener réditos de su
cargo como concejal. Era él, el actual dirigente de
Caballas, quien procuraba por todos los medios dorarle la
píldora al funcionario. A fin de ganarse la confianza de un
Vivas que sabía todo lo habido y por haber de cómo
funcionaban las cosas en la Casa Grande. Es decir, en el
Ayuntamiento. Aróstegui, en cierto momento decidió reunirse
con un gerente de la empresa de la limpieza, cuya sede
central estaba en Murcia, en sitio tan inapropiado como era
un sótano del Hotel La Muralla, y su imprudencia, le costó
tener que salir corriendo del establecimiento.
-Juan Luis Aróstegui, tras hacerse con las riendas de
Caballas, consiguió muy pronto lo que estaba deseando desde
hacía ya muchos años: convertirse en el opositor más
furibundo que pudiera tener el gobierno presidio por Juan
Vivas. Pues al actual líder de la formación política,
dirigida otrora por Mohamed Alí, le ha encantado siempre ser
el centro de atención de sus conciudadanos. Sin embargo,
éstos le han venido desdeñando en las urnas. Po lo tanto,
nadie debería extrañarse de que a nuestro hombre se le haya
ido agriando el carácter hasta límites insospechados. Ni
siquiera la consecución de un escaño de concejal, después de
muchas intentonas fallidas, parece haberle satisfecho. Y
hasta puede que esté sobreponiéndose a un amago de
frustración. Ya que Aróstegui sabe muy bien que, de no
haberse camelado a Mohamed Alí, nunca habría vuelto a formar
parte de la oposición municipal. Una oposición necesaria. A
todas luces. De no ser así, los gobernantes, que tienden a
hacer de su capa un sayo, tendrían el camino expedito para
seguir cometiendo desmanes. A mí me agrada sobremanera que
el Gobierno local sea sometido a continuas inspecciones por
parte de Caballas; si no fuera así, esto es, si no se le
investigara por parte de la oposición, seguramente
terminaría siendo algo parecido a la Federación de Fútbol de
Ceuta: un desastre en todos los sentidos. Curioso, cuando se
van a cumplir nueve días de la reelección de García Gaona,
como presidente de la FFC, Aróstegui y Alí se han guardado
muy bien de decir esta boca es mía. Han mantenido al
respecto un silencio sepulcral. Cuando son consciente de que
ese organismo recibe subvenciones municipales y no se sabe
cómo se emplean. Eso sí, disfrutan alardeando de ser
enemigos acérrimos del primer equipo de la ciudad. Y hasta
brindan por su desaparición. Y, si se produce, saldrán
diciendo que es un logro de ellos. De Caballas, claro es.
-Hace seis meses que fue nombrado Delegado del Gobierno,
Francisco Antonio González. Y lo primero que dije, antes de
que su nombramiento adquiriera visos de realidad, es que
entre quien escribe y él no existía el menor asomo de
entendimiento. No era, precisamente, Pacoantonio, la persona
que a mí me ofrecía confianza alguna para desempeñar un
cargo complicado en una ciudad que, estando escasa en
kilómetros, se ve obligada a afrontar problemas de urbe
grande. Los primero días de González Pérez como Delegado del
Gobierno fueron complicados. Porque llegó al cargo
convencido de que el ordeno y mando estaba por encima de
cualquier otra manera de mostrarse. Y yo destaqué su
entusiasmo. Entusiasmo que le hacía cometer errores de
bulto. Hasta el punto de que a mí me hizo escribir acerca de
cómo la Policía Nacional, por medio de miembros
cualificados, comenzó a desconfiar de él. Francisco Antonio
González está a punto de cumplir algo más de seis meses como
Delegado del Gobierno. Cargo complicado. Sin duda alguna.
Porque lo es de una ciudad que es frontera con Marruecos.
Casi nada. Y ha entendido muy pronto, gracias, creo yo, a
los buenos consejos de su jefe de Gabinete, que no se debe
hablar por hablar ni mucho menos adelantarse a los
acontecimientos.
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