Pasa por ser el fustigador oficial del Reino (entiéndase,
Pleno) y lo cierto es que Juan Luis Aróstegui pone de los
nervios a sus adversarios políticos. Hasta José Antonio
Carracao lo invitó a ir al Juzgado a denunciar las presuntas
ilegalidades que insinuó sobre construcción del Instituto
Abyla. Sin embargo, la refriega más intensa y polémica la
tuvo con un “viejo conocido”: Francisco Márquez de la Rubia,
a quien le dijo “que venía poco por aquí” y que votaba en el
Congreso para fastidiarle la vida a los ciudadanos.
Claro que Márquez, cuando tomó la palabra, no paró: llamó
demagogia verbal a la intervención de Aróstegui, a quien
acusó de hacer uso de “la verborrea habitual” y haciendo
juego de palabras, también le dijo: “Usted se apunta a lo
uno, a lo otro y a lo de en medio. La omnipresencia no está
dentro de sus virtudes aunque lleva tiempo intentándolo”.
La calificación de “engendro” al Consejo Económico y Social
por parte de Aróstegui, molestó a Márquez: “Tenemos que
tener más cuidado con los insultos. Aquí, todos nos reímos
de todo”, dijo. “No se puede nadar y guardar la ropa señor
Aróstegui”. La réplica del diputado de Caballas no se hizo
esperar: “Yo estoy mojado permanentemente. Cada vez que me
insulta, me siento bien”. Y sacó la retahíla de improperios:
“Usted –en referencia a Márquez-, me ha llamado hipócrita,
cínico, esquizofrénico, embestidor… está haciendo
recopilación de insultos de fin de año, de ayer y de hoy”.
Márquez lanzó otra andanada a Aróstegui cuando rememorando
al filósofo Ortega y Gasset dijo: “En España, decía Ortega,
que de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten, Usted
está en este último caso”. De ahí la alusión que hemos
mencionado dicha por Aróstegui de “embestidor” que mencionó
en su intervención sobre calificativos que le señalaron.
En cualquier caso, las alusiones de Aróstegui a Márquez
demuestran el poco afecto que se profesan: “Señor Márquez,
usted no sabe las consecuencias de lo que vota en el
Congreso. Usted viene poco por aquí y no está al día”.
Susana Román tampoco evitó calificar las intervenciones de
Aróstegui como “discursillos baratos”. La misma consejera de
Fomento, en otra alusión, con Aróstegui como blanco, le dijo
a éste. “Usted viene con el piloto automático y ‘palante’,
no escucha”.
En este maremágnum de alusiones, ni el presidente Vivas se
libró de la refriega, ya que Aróstegui dijo que “no se
atreven a decirle al señor Vivas que ha dicho una tontería”,
por miedo a las represalías de éste, cuando mencionó que el
jefe del Ejecutivo tienen aciertos pero en otras ocasiones,
no.
Claro que no todo fueron palabras gruesas; también salió el
punto sentimental o de impotencia, cuando Aróstegui, dijo a
Mabel Deu, tras rechazar su propuesta de un Proyecto
Integral de Educación que tenía “ganas de llorar”, por lo
que consideraba un desatino no aceptarlo.
En definitiva, la esgrima dialéctica dio para mucho y con
expresiones que despiertan más de una sonrisa entre el
auditorio. Es el otro Pleno en el que se deslizan fobias y
fibias. Nada nuevo bajo el sol.
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