En mi artículo de opinión de hoy,
víspera de las fiestas navideñas, no encontrarán ustedes
críticas algunas a quienes protagonizan habitualmente mis
colaboraciones. No encontrarán críticas algunas relativas a
quienes desde la ignominia acusan al partido popular de
destruir un Estado del Bienestar que ellos dejaron herido de
muerte tras siete años en el Gobierno de España (déficit
público cercano al 8,26% y una cifra de desempleo cercana a
los cinco millones).
Tampoco encontrarán ustedes críticas contra quienes
reivindican hoy en las calles lo que fueron incapaces de
exigir en los despachos de sus compañeros. No podemos
olvidar, que el último ministro de trabajo socialista,
Valeriano Gómez, quien liderara la reforma laboral más
restrictiva contra los derechos de los trabajadores de esta
última etapa socialista, había desempeñado meses atrás
importantes responsabilidades sindicales.
En clave local, no criticaré a las diferentes formaciones
políticas, que en el ejercicio legítimo de su labor en la
oposición, se han limitado exclusivamente a verter en los
diferentes medios de comunicación críticas y acusaciones
contra todos los miembros del Gobierno de la ciudad,
alarmando con ello a una ciudadanía consciente de la falta
total de rigurosidad de las mismas.
En cuanto a las alabanzas, no incluiré ninguna favorable a
la gestión desarrollada en el último año por un Ejecutivo
del partido popular que ha sentado las bases para la
recuperación de la economía española. Un Ejecutivo que ha
elaborado, aprobado y aplicado más medidas correctoras en
este último año que todas las adoptadas por los gobiernos
socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez
Rubalcaba en sus ocho años de desgobierno.
Y por último, ya en clave local, no alabaré la aprobación el
pasado viernes del Presupuesto de la Ciudad para el próximo
ejercicio. Un documento que pese a ver disminuida su cuantía
respecto a ejercicios anteriores, incrementa en un 42% las
cantidades destinadas a políticas sociales. Un documento que
reduce considerablemente las partidas consideradas como
innecesarias (festejos, subvenciones y gastos corrientes),
pero incrementa aquellas que propician la consolidación del
empleo (directo e indirecto), el mantenimiento de los
servicios prestados por la Ciudad y la ejecución de
inversiones por un coste de 25 millones de euros.
Espero haber expresado claramente mis intenciones, ni
críticas ni alabanzas en vísperas de unas fechas tan
señaladas para quienes pertenecemos a una comunidad
cristiana que celebramos en paz y armonía el nacimiento de
Jesús de Nazaret, por ello compartiré con ustedes a través
de este medio de comunicación mis mejores deseos de paz y
felicidad, sea cual sea su credo religioso. FELIZ NAVIDAD
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