Los antiguos alumnos del Colegio San Agustín de la
promoción del 73 se reunieron ayer después de más de veinte
años para recordar aquellos tiempos de estudiantes. A las
12.30 horas llegaban al centro agustino donde gracias a la
visita realizada por sus instalaciones pudieron desempolvar
numerosas anécdotas vividas durante los años 70 y 80 en los
que cursaron sus estudios.
El día de ayer estuvo marcado por la alegría de saberse
poseedor de algún décimos de los que ayer fueron agraciados
con algunos de los premios que se otorgaba con la
celebración del tradicional Sorteo de Navidad. Pero no sólo
el dinero da esa felicidad, ya que ayer también hubo un
grupo de personas que pese a no verse agraciados por el
sorteo vivieron una feliz jornada para el recuerdo ya que
después de prácticamente 20 años se volvieron a reencontrar
en el colegio donde se formaron y donde comenzaron a fraguar
los cimientos de la amistad que hoy les unen.
Los antiguos alumnos del Colegio San Agustín, de la
promoción del 73, eligieron el día de ayer para
reencontrarse en el centro que les vio crecer y desde allí
recordar aquellos años de estudiantes junto a dos de sus
profesores, don Alfonso y don Adolfo, ambos ya jubilados.
Abrazos, risas y preguntas, muchas preguntas, sobre cómo les
había tratado la vida durante todo este tiempo se
intercambiaron durante la jornada para conocer que había
sido de ellos durante este periodo de tiempo.
Además, por unos instantes y mientras visitaban las aulas
del colegio agustino y se sentaban en los pupitres, la
memoria les trasladó hasta los años 70 y 80 para comenzar a
recordar infinidad de anécdotas vividas y que durante todo
este tiempo estuvieron, sin querer, olvidadas en algún
rincón de la memoria, pero que ayer no quisieron perderse
este reencuentro y afloraron rápidamente para dibujar las
sonrisas en los rostros de todos estos antiguos alumnos del
emblemático Colegio San Agustín. Tras este primer e intenso
encuentro lleno de recuerdos, la jornada continuó en el
hotel Tryp, donde almorzaron. Allí, entre bocado y bocado, y
entre copa y copa, la tarde se hizo corta para poder
disfrutar de esta agradable velada y en la que ya se acordó
que más adelante se tendría que repetir, pero esta vez
logrando que asistan todos aquellos compañeros que por
diferentes cuestiones han faltado a esta primera cita.
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