De momento; es decir, a mediodía,
que es cuando escribo. O sea, viernes 21 de diciembre de
2012. Espero, pues, que mañana, hoy para ustedes ya, me lean
y brinden porque no se haya hecho realidad lo predicho por
quienes son expertos en descifrar el calendario de los
mayas.
Del fin del mundo nos vamos a librar, no tengo la menor
duda, ya que el día transcurre con absoluta normalidad, y en
el ambiente apenas hay el menor indicio de que los demás
planetas hayan acordado acabar con el nuestro como castigo a
nuestras malas andanzas.
Las malas andanzas de los hombres en el Planeta Tierra. Y,
sobre todo, en una Europa liderada por una diosa del mal que
está sembrando el terror entre los más débiles. Gracias a la
enorme ayuda que le vienen prestando demonios revestidos de
poderes y entregados a la causa de una bruja alemana, de
mucho cuidado.
La bruja alemana está haciendo posible que la misoginia esté
subida de tono. La señora Merkel está propiciando que la
aversión hacia ella repercuta negativamente en contra de las
demás féminas dedicadas a la política. A mí no se me
ocurriría odiar a la señora Merkel, sino despreciarla. Por
su manera despiadada de afrontar la crisis económica.
Facilitando así, que las personas menos dotadas se vayan
quedando en el camino. Es la ya clásica y conocida selección
darwinista. Nada nuevo bajo el sol.
Idéntico desprecio, por no decir más, siento por los
políticos corruptos. No olvidemos que la corrupción es un
sistema, no un accidente, tan peligroso como el terrorismo o
los regímenes totalitarios. La corrupción se ha afincado en
nuestro modo de vida y ha conseguido revestirse de
normalidad. No hay más que ver de qué manera llegan los
imputados a los juzgados, cuando lo son, protegidos como
reyes, y hasta sacando pecho ante los ciudadanos que acuden
prestos a mostrarles su desagrado a voz en cuello.
Y qué decir de aquellos que, habiendo sido condenados, por
habérseles podido demostrar que se lo han llevado crudo,
terminan siendo indultados. He leído, últimamente, que 226
políticos, reos de corrupción, han sido indultados, sin
saberse por qué, y sin que se le haya comunicado a la
opinión pública.
Tal vez sea, uno ya tiene que ser muy mal pensado, para
paliar en parte la ira e inquietud producidas por hecho tan
indeseable, mera preparación de un camino conducente a hacer
lo mismo con Iñaki Urdangarin; si acaso es condenado
por habérselo llevado calentito porque sí. Por ser quién es…
Día llegará, y no me extrañaría nada, en el que se nos dirá
desde cualquier alta instancia, aprovechando un mensaje
festivo, que todos los que delinquen tienen derecho a una
nueva oportunidad. Y, claro, no iba a ser menos alguien
emparentado con personas de sangre azul.
En fin, en vista de que el trinque entre la casta política
es ya algo instalado como costumbre, y que solo se
despotrica contra quienes son cogidos con las manos en la
masa, por considerarles necios, pienso en la razón que tuvo
quien se expresó de esta guisa: “La corrupción es
democrática y hay que ensancharla para que llegue a todos.
Si la democracia sirve para algo es para que todos se
beneficien del pastel”.
Y yo, estúpido de mí, pidiéndole a nuestro alcalde que
investigue el lío habido entre un joyero, un cargo político
local y un empresario dispuesto a todo con tal de conseguir
tarea.
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