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OPINIÓN - VIERNES, 21 DE DICIEMBRE DE 2012

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Siempre se ha dicho que tiempos pasados nunca fueron mejores. Uno en su inocencia sigue creyendo que eso depende, pues tiempos pasados en cuanto a solidaridad, esa palabra tan de moda, de la que tanto se habla en los momentos actuales, tiempos pasados siguen siendo muy superiores.

Donde más se nota la diferencia es en estas fiestas navideñas, donde la solidaridad brilla por su ausencia, pues cada uno va a lo suyo sin importarle, ni poco ni mucho, lo que les pueda pasar a los demás a pesar de que, todo hay que decirlo, sigan existiendo algunas personas que se muestran solidarios con el resto. No muchas por cierto.

Antes, en esos tiempos pasados, cuando llegaban estas tan señaladas fiestas, la solidaridad alcanzaba su punto culminante, donde el todo para uno y uno para todos quedaba patente entre la vecindad.

Nadie, ninguno de los vecinos de los barrios, calles o patios, en estas fiestas navideñas se quedaba sin nada que llevarse a la boca, porque para ello contaban con sus vecinos que cada uno de ellos aportaba a los que más necesitaban, dentro de su pobreza, porque ninguno era pudiente, cuanto podían de lo poco que tenían. Eso es solidaridad.

Llegan a mis recuerdos muchas de esas navidades donde algunos vecinos, los que dentro de su pobreza, más tenían, criaban un pollo y ese pollo era repartido entre los vecinos que, al menos podían disfrutar de una sopa caliente y algún trozo, no mucho del mencionado animal.

Otros vecinos aportaban los celebres borrachuelos, hechos la noche de navidad en plan artesano, según la receta que se había ido transmitiendo entre generaciones. Pues hablar de que esa vecindad pudiese saborear un polvorón, era como pedirle peras al olmo.

Aquellos dulces y otros que se podían adquirir en las confiterías o establecimientos de alimentación estaban reservados para aquellos que disponían del dinero suficiente para comprarlos. Eran artículos prohibidos para nosotros los “capitalistas”, a igual que otros manjares, como podía ser el jamón.

Bueno, hablarle del jamón a nosotros los de los grandes capitales, era hablarle de algún secreto desconocido para esta parte de la Humanidad que vivía en la abundancia. Y no es que no tuviésemos para comprarlo, es que desconocíamos qué era ese producto. Por ello nos conformábamos con una buena sopa y si había suerte un trozo de pollo.

La única forma que teníamos los “capitalistas” de probar un polvorón, era formando un coro de cantantes de villancicos, y que alguna puerta de algún rico se abriese para poder cantarles y que nos obsequiasen con uno de aquello dulces.

De todas formas sigo prefiriendo aquella sopa, aquel trozo de pollo no muy grande pues tenia que haber para todos y algún que otro borrachuelo porque gracias a ello hoy día, cuando tanto se habla y se usa la palabra solidaridad, los “capitalistas” de mí época de chaval, le podemos dar lecciones, a los actuales de lo que es y significa la palabra solidaridad. FELICES FIESTAS.
 

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