No hay mejor antídoto que la música. Tampoco puede existir
mejor homenaje a una pianista que reunirse en un concierto
de Navidad. Esa fue la idea que hace cinco años tuvieron los
miembros del Conservatorio de Música, quienes quisieron
rendir tributo a la figura de su compañera fallecida, María
Jesús Bravo. La propuesta salió tan bien que cada vez cuenta
con mayor presencia en la agenda cultural de la Ciudad.
Ayer, el Teatro Auditorio del Revellín volvió a ser testigo
de este acontecimiento que ya se ha convertido en una
tradición y que, además, contó con un público entregado. El
acto dio comienzo a las 19.00 horas y estuvo dividido en dos
partes muy diferenciadas, tal y como ha venido realizándose
en los últimos años.
La fase de concurso contó con la participación de decenas
estudiantes que interpretaron diversas composiciones. El
piano, instrumento en el que destacó María Jesús Bravo, fue
el gran protagonista durante gran parte de esta prueba,
aunque también estuvieron presentes la guitarra o la viola.
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