La contabilidad es importante para que una familia y una
empresa puedan funcionar con garantías. Por supuesto que
también lo es para el funcionamiento de un país.
Constantemente el Presidente del Gobierno hace alusión a que
no se puede gastar lo que no se tiene, como sucedería en
cualquier familia. Pero en cualquier hogar además de
controlarse la liquidez de las cuentas familiares, también
se preocupan del modo de elevar el nivel de ingresos, para
que todas las necesidades básicas sean satisfechas, sin que
unos miembros salgan más beneficiados que otros,
especialmente los que tienen más dificultad.
Recientemente el Ministro de Hacienda, preocupándose de los
ingresos, nos informó sobre la publicación de una lista con
los defraudadores o deudores de este Ministerio. Eso no está
mal, pero lo que nos interesa a los ciudadanos es que con
los defraudadores se adopten medidas contundentes, para que
los ingresos del país no se vean perjudicados. Los
funcionarios, trabajadores de la empresa privada, las clases
medias, empresarios que actúan con legalidad, hasta los
pensionistas cumplen con su obligación de pagar sus
impuestos, contribuyendo a elevar los ingresos del país.
Pero me preocupa y me indigna que grandes fortunas, algunos
empresarios sin escrúpulos- por supuesto no pretendo
generalizar-, así como determinadas oligarquías que son
escoltadas por gabinetes de letrados, puedan eludir sus
responsabilidades fiscales, mientras una inmensa mayoría de
los sufridos ciudadanos cumple con sus obligaciones. Que el
Gobierno y el Ministerio de Hacienda asuman sus
responsabilidades y que no nos “defrauden” a los ciudadanos.
Está en sus manos poder establecer medidas legales y las
inspecciones pertinentes, para que la lucha contra el fraude
tenga éxito.
Suele ser frecuente que el Presidente del Gobierno,
Ministros y miembros de instituciones cercanas, manifiesten
como principal causa para encontrar soluciones a los
problemas del país, la herencia dejada por el anterior
Gobierno. En las pasadas elecciones ya pagaron los errores
que pudieran haber cometido. El PSOE ha declarado que
cometió errores, pero sin complejos y con más entusiasmo,
continua trabajando como principal alternativa, para estar
junto a los ciudadanos y ofrecerles sus propuestas
realistas, que favorezcan la salida de la crisis a todos y
especialmente a los más necesitados. El Sr. Rajoy fue
presumiendo en sus mítines por toda España con infinidad de
agradables promesas y de traernos un cambio en la forma de
gobernar, que resolvería todas nuestras dificultades de un
modo categórico. No sé hasta cuándo se va a estar
recurriendo al pasado para justificar la falta de respuesta
y de soluciones a la crisis que cada día nos ahoga más.
Cuando se está gobernando hay que asumir responsabilidades.
El Presidente del Gobierno fue elegido legal y legítimamente
por millones de ciudadanos que se merecen el máximo respeto,
pero aludiendo a las promesas electorales, recientemente el
nada sospechoso de ser izquierdista, Sr. Monti, afirmó que
“los políticos no deben prometer lo que no pueden mantener.
En campaña electoral se presentan soluciones mágicas a los
ciudadanos para seguir sus instintos más viscerales, pero
los políticos les tienen que dar un futuro y no prometer lo
que no pueden mantener. Es importante no tratar a los
ciudadanos como tontos, sino como personas maduras”.
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