A la manera de introducción: En la
anterior colaboración hice una exhaustiva exposición sobre
la problemática de la posible “imposición” de la nueva Ley
Educativa, llamada LOMCE (Ley Orgánica de la Mejora de la
Calidad Educativa). En los momentos, actuales, las
dificultades se siguen manteniendo, quizás aumentando, es
decir, no hay acuerdo e incluso se habla de “carpetazo”, ya
que, conforme se va avanzando, los problemas se van
acentuando, en forma de rechazo, por la oposición, y sólo un
“decretazo” haría posible su imposición, naturalmente sin
consenso.
Por otro lado, se piensa, que existe la posibilidad de
sustituirla por la LOCE, Ley cuya trayectoria se detalla a
continuación, con una breve introducción del ambiente que
rodeaba a la citada Ley, particularmente por la brevedad de
su puesta en marcha: Durante los más de tres lustros de vida
democrática en nuestro país, se han sucedido diez leyes
educativas –además se ha modificado una Ley Universitaria
LOU- que poco a poco han ido cambiando el sistema, según el
color del partido que gobernaba. A tal extremo se ha llegado
a decir que en la trayectoria de un estudiante, al
finalizar, se puede encontrar, tal como están las cosas,
hasta con ¡10 Leyes distintas!
La razón del por qué de tantas Leyes está en que, todas sin
excepción se han aprobado sin consenso. Y conviene añadir
que, tras el fallido intento de lograr un Pacto de Estado,
las esperanzas de logarlo se han desvanecido, al menos hasta
el momento.
La proliferación de Leyes no han hecho sino devaluar el
sistema educativo de nuestro país, a juzgar por la
radiografía que de él hacen los informes naciones e
internacionales.
Después de la Ley General de Educación (1970), que
estableció como gran novedad, la educación obligatoria hasta
los 14 años, con la democracia llegaron varias: LOGSE, LOCE,
LOE.
En los albores de los 90, el PSOE, promueve y saca adelante
la Ley Orgánica del Ordenamiento General del Sistema
Educativo, que amplía la educación obligatoria a los 16
años, sustituyendo a la “añorada” EGB, por Educación
Primaria y Secundaria Obligatoria (ESO) y establece un nuevo
Bachillerato de dos años (16-18) y una nueva Formación
Profesional de Grado Medio, al que se accedía desde la ESO.
La norma estuvo vigente hasta 2002, cuando el PP, en su
segunda legislatura, con mayoría absoluta, decidió aprobar
la LEY ORGÁNICA DE CALIDAD DE LA EDUCACIÓN (LOCE), que
apenas entró en vigor, ya que dos años después, en 2004, al
borde la implantación de las nuevas enseñanzas, el PSOE,
volvió a gobernar, suspendiendo la aplicación de la LOCE y
elaboró otra normativa la LEY ORGÁNICA DE EDUCACIÓN, que
recibió el respaldo parlamentario en 2006.
Después de derogar precipitadamente la LOCE y, tras un año
de trabajo, la Educación no ha avanzado un centímetro en el
consenso y ha elaborado un texto confuso, con inconcreciones
tales como que especificó si con tres asignaturas un alumno
debe o no repetir curso. Lo único claro es el laicismo que
inspirado su redacción, pues, observando que más del 70% de
los alumnos de la escuela pública elige la asignatura de
Religión, el Gobierno deja esta materia como optativa no
evaluable.
De haberse aceptado la LOCE, es decir, de haber seguido con
continuidad, qué en síntesis, habíamos perdido. Por un lado
la filosofía del esfuerzo y excelencia. Se premiaban el
mérito y la cultura de los valores para alcanzar los
objetivos académicos; por otra parte, institucionalizó la
repetición en todos los cursos de la ESO, una sola vez,
cuando un alumno tuviera más de dos suspensos y, por último,
instauró la prueba final y revalida como criba para el paso
a una escala superior educativa.
Quizás por todo lo anteriormente expuesto es por lo que se
piensa sustituir la polémica, antes de su aprobación, LOMCE,
por la LEY DE PILAR DEL CASTILLO, que tan esperanzada estaba
para su continuidad. Ahora parece que, según fuentes
oficiales, que se apartará la LOMCE y se recuperará la LOCE.
La Ministra de Educación de aquella ocasión perdida, hoy
quizás recuperada, era Pilar del Castillo, que en entrevista
realizada en cierto medio escrito se expresaba así: “He
tenido, gracias a la generosidad del Presidente del
Gobierno, Sr. Aznar, la fortuna de intentar contribuir a
mejorar la educación y he podido atravesar momentos de
enorme dureza, pero también de granes compensaciones, lo que
sólo ocurre cuando se trata de un reto importante en la
vida. Con independencia de que todo pueda ser mejorable, mi
balance es satisfactorio”.
Se refería la Sra. Ministra que “el PSOE ha mantenido una
actitud negativa y radical desde el inicio de la
legislatura. No existen diferencias entre lo que defendía
hace cuatro años y lo que mantienen hace pocos días. Es un
calco. No ha habido ni el más mínimo movimiento. Desde el
inicio, el PSOE ha definido el ámbito de la educación como
un ámbito de confrontación radical con el Gobierno. Siempre
ha creído tener el monopolio de las reformas educativa, como
si teóricamente éste fuera un aspecto reservado a la
izquierda”….
Todos los países están viendo como acomodan sus sistemas a
la nueva arquitectura, para en el futuro, facilitar la
homologación de sus títulos y la movilidad de sus
profesionales….
No es la idea del actual Gobierno de, antes de llegar más
lejos con la LOMCE, pues se supone que, mediante un decreto,
dejará de existir. El Sr. Ministro está bajando la guardia,
y se espera con expectación que se recurra a la LOCE, que
con sus defectos y sus virtudes, no tuvo tanto rechazo,
siendo las circunstancias políticas las que impidieron su
total implantación y evaluación de resultados.
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