A paso ligero entre Buznika y
Rabat, pues el óbito del jeque Yasin ha eclipsado en buena
parte el IX Congreso de la USFP (Unión de Socialista de
Fuerzas Populares) que dedicó ayer su primera sesión a
cuestiones formales y organizativas, dejándose ver por el
polideportivo donde se celebra el acto al antiguo ministro
Gahf, el Yazgui, ministro de Estado (cargo honorífico
permanente) y otras personalidades. Al congreso de la rosa
tuvo a bien acercarse el istiqlalí Nizar Baraka, actual
ministro de la coalición liderada por los islamistas
parlamentarios del PJD (Partido de la Justicia y el
Desarrollo), así como el Jefe de Gobierno, Abdelilah
Benkirán quien se las arregló también para asistir a la
multitudinaria ceremonia de despedida del jeque Abdeslán
Yasin en la mezquita Asunna de Rabat, acompañado de su fiel
Baha (ministro de Estado) y el ministro de Justicia, Mustafa
Ramid. En Buznika quedaban los más o menos dos mil
compromisarios socialistas no sin cierta tensión, pues la
secretaría de la organización dificultaba a varias
secciones, como la de Salé por ejemplo, aportar más
congresistas. También han viajado para asistir a éste
congreso varias delegaciones extranjeras, entre otras de
Argelia y Túnez, así como de España pero de ello les
escribiré mañana.
La ciudad de Rabat, acariciada por un tibio sol que se
agradecía después de un amanecer particularmente fresco,
despedía a las 12.30 al carismático jeque Abdeslám Yasin,
natural de Marrakech y líder espiritual del probablemente
mayor movimiento de masas del Magreb De casi todo Marruecos
fueron afluyendo hacia la capital del reino centenares de
delegaciones de Justicia y Espiritualidad (Al Adl Wal Ihsan),
fundada en 1987 por Yasin junto a otros compañeros
procedentes, como él, de la cofradía sufí Bouchichiya. A pie
de obra mis estimaciones son de unos 35.000 “adilistas”, un
número sin duda respetable pero que queda muy lejos de
algunas estimaciones que ayer corrían por algunos mentideros
y que rezaba y se movía disciplinadamente, como es lo
habitual en este movimiento, rodeados de un fuerte
dispositivo de seguridad, incluyendo fuerzas antidisturbios
en estado de revista, que no llegó a intervenir en ningún
momento. Tras la “jotba” (sermón) y el rezo, seguido bajo un
impresionante silencio, miles de personas acompañaron a pie
el féretro con el cadáver de Yasin hasta su inhumación en el
cementerio.
La ideología islamista de Yasin bebía tanto del sufismo como
del activismo político similar al movimiento egipcio de los
Hermanos Musulmanes, conjuntado con unas visiones de tipo
profético (“intuición divina” las llamaba) y una proyección
de su autocrático liderazgo político-religioso que
presentaba algunas similitudes con la del Mahdi dentro del
shiísmo, la segunda gran rama del Islam después de la
mayoritaria sunní, anunciando Yasin la venida del segundo
califato sobre el modelo profético. Tras su polémica carta
dirigida al sátrapa Hasán II en 1974, Al Islam Aw Attoufane
(El Islam o el diueluvio), el régimen decidió encarcelarlo
junto a varios de seguidores, internándolo después “a la
soviética” y durante 42 meses en un psiquiátrico hasta ser
liberado en 1979 y confinado en su casa familiar de Salé,
desde la que Yasin dirigió con riendas firmes su jerárquico
y disciplinado movimiento a la vez que se enfrentaba, una y
otra vez, a la monarquía alauí y algunos de sus símbolos
sociales más cuestionables, manifestándose contra hincar la
rodilla ante el rey (“un musulmán solo se inclina ante
Dios”) o la desfasada práctica del besa-mano, rechazando una
y otra vez el liderazgo espiritual del soberano como Amir Al
Moumenim (Emir de los Creyentes). Tras la entronización del
joven rey Mohamed VI el 30 de julio de 1999, a Yasin le
faltó tiempo para dirigirle otra carta en 2002 (A quien
corresponda) en la que le conminaba a “repatriar el dinero
de su padre (Hasan II) transferido al extranjero y
devolverlo al pueblo”. La nueva respuesta de Palacio fue el
tradicional “sin comentarios”, dejando moverse al jeque y a
los suyos si bien bajo continua vigilancia policial. Aunque
el trasfondo de su pensamiento es sin duda radical, Yasin
siempre condenó formalmente la violencia. Hasta su abandono
a finales del año pasado, Justicia y Espiritualidad engrosó
las filas del Movimiento del 20 de Febrero desde el primer
momento, tomando en algunas ciudades (Tánger sin ir más
lejos) el control del mismo a partir del verano. Está por
ver ahora hacia donde evolucionará la Yamaâ, abriéndose dos
perspectivas mayoritarias: la tradicionalista, negándose a
reconocer el liderazgo religioso de Mohamed VI como Amir Al
Moumenim (Emir de los Creyentes) y la renovadora que, a
partir de sus Círculos Políticos, podría crear un partido
islamista de nuevo cuño, sin dejar de lado un sector
residual que, sin el freno de su guía espiritual, podría
tomar el camino del extremismo y de algún modo echarse al
monte. Visto.
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