Nada está a salvo de la arrogancia y del orgullo romano.
Desfigurarán lo sagrado y desflorarán a nuestras vírgenes.
Ganar la batalla o perecer, tal es mi decisión de mujer:
allá los hombres si quieren vivir y ser esclavos»
Discurso de Boudica a sus guerreros antes de entrar en
combate, según Tácito.
En el año 61 d.C. en la provincia de Britania, una alianza
de tribus britanas liderada por la reina de los icenos,
Boudica, se enfrenta al ejército romano dirigido por el
gobernador de la provincia, Cayo Suetonio Paulino.
Los antecedentes
El emperador Claudio había anexionado la provincia de
Britania en el año 43 d.C, Aulo Placio fue el responsable de
su conquista, aunque no en su totalidad, la ocupación partió
del sur y fue subiendo gradualmente hasta el centro de la
isla, el norte seguiría sin ser ocupado.
Los icenos era uno de los pueblos aliados de romano,
Prasutago su rey dejó en su testamento la potestad de sus
tierras a Roma junto con sus hijas. A su muerte el
testamento fue ignorado por los romanos que confiscaron
bienes y haciendas, humillando a los miembros de la familia
del rey muerto, su viuda Boudica protestó por las acciones
romanas por lo que fue azotada y sus hijas violadas.
La conducta romana tuvo como consecuencia la rebelión de los
icenos, dirigidos por Boudica, que encontraron apoyo en
otras tribus como los trinovantes y la mecha ardió
rápidamente, la colonia romana de Camulodunum fue arrasada
sin apenas resistencia.
La siguiente ciudad fue la propio Londinium, apenas
defendida por un destacamento romana, al que se le envió
como refuerzo una cohorte de la Legio IX, la Hispana, fueron
derrotados y masacrados antes de llegar a la ciudad.
Suetonio por su parte no se encontraba en la zona, la
noticia le llegó tarde y se puso inmediatamente en
movimiento para volver a Londinium, lo consiguió antes de
que llegara Boudica, pero la imposibilidad de su defensa
hizo que la abandonara, dejándola a su suerte. Fue saqueada,
incendiada y arrasada hasta sus cimientos y todo el que no
pudo huir murió a manos de los guerreros britanos.
El éxito que sonrió a la reina hizo que la rebelión
aumentara y que otras ciudades fueran objeto de destrucción
y saqueo.
Los contendientes
Aunque los datos son contradictorios y poco fiables, Tácito
calcula 100.000 y Dión Casio 230.000, los movilizados por
Boudica entre combatientes y no combatientes, al igual que
los germanos los britanos arrastraban consigo a toda su
familia a la guerra. En cualquier caso lo que sí parece
evidente es que la movilización de las tribus britanas había
alcanzado una enorme magnitud.
Las fuerzas romanas sin embargo eran muy inferiores, la
Legio XIV Gémina y parte de la Legio XX, además de tropas
auxiliares y caballería, no más de 15.000 efectivos.
El desequilibrio de fuerzas era más que notable.
La batalla
Tácito nos legó el discurso de Suetonio a sus legionarios:
«Ignorad los clamores de estos salvajes. Hay más mujeres que
hombres en sus filas. No son soldados y no están debidamente
equipados. Les hemos vencido antes y cuando vean nuestro
hierro y sientan nuestro valor, cederán al momento. Aguantad
hombro con hombro. Lanzad los venablos, y luego avanzad:
derribadlos con vuestros escudos y acabad con ellos con las
espadas. Olvidaos del botín. Tan sólo ganad y lo tendréis
todo»
La situación para el gobernador Suetonio era desesperada, la
única solución que se le ocurrió era esperar a las hordas
britanas, en un lugar previamente escogido por él mismo, un
lugar en el que la topografía le ayudara a contrarrestar la
enorme desproporción.
Un estrecho desfiladero, con la espalda protegida por un
bosque, en ligera pendiente y con gran espacio abierto en su
frente.
Con esta disposición su flancos quedaban protegidos al igual
que la retaguardia.
Organizó a sus tropas en un amplio frente y aguardó paciente
la llegada de Boudica.
La primera embestida de los britanos fue soportada por la
Legio XIV, mientras las alas fueron ocupadas por las tropas
auxiliares.
El ataque típico britano se realizaba con carros, formando
una media luna, en tanto que enseres y familias quedaban en
la retaguardia observando la batalla, por delante de los
carros, los guerreros britanos.
Boudica ordenó el ataque y sus guerreros avanzaron a través
de la llanura hasta el desfiladero, su llegada fue recibida
con una descarga escalonada de pilum, al carecer de
protecciones adecuadas el daño provocado fue considerable,
tras la primera descarga el campo quedo cubierto de
cadáveres britanos y una segunda oleada de descargas hizo
que comenzaran a retroceder en desorden.
El retroceso quedó parado por los propios carros britanos y
la caballería romana con lanzas, cargó contra el enemigo
sembrando aún más el caos entre las desconcertadas filas de
Boudica.
Según Tácito, hasta 80.000 perecieron entre las filas
britanas entre combatientes y no combatientes, en la matanza
no se hizo distinción alguna, eran rebeldes y en esos caso
Roma no diferenciaba.
Las consecuencias
Neron era el emperador romano en esos momentos y consideró
seriamente abandonar la provincia, aunque con la revuelta
aplastada de manera contundente por Suetonio, reconsidero su
idea.
Boudica por su parte parece que se envenenó ante la grave
derrota, aunque no está del todo claro.
En cualquier caso Britania se mantuvo dentro del imperio
romano durante siglos, no se produjeron apenas revueltas y
la romanización siguió su curso, tan solo el norte quedó al
margen, Adriano siglos después construiría el muro defensivo
que lleva su nombre.
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