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OPINIÓN - DOMINGO, 9 DE DICIEMBRE DE 2012

 
OPINIÓN / BATALLAS

La batalla de Watling Street

Por Juan Manuel Sánchez Valderrama


Nada está a salvo de la arrogancia y del orgullo romano. Desfigurarán lo sagrado y desflorarán a nuestras vírgenes. Ganar la batalla o perecer, tal es mi decisión de mujer: allá los hombres si quieren vivir y ser esclavos»

Discurso de Boudica a sus guerreros antes de entrar en combate, según Tácito.

En el año 61 d.C. en la provincia de Britania, una alianza de tribus britanas liderada por la reina de los icenos, Boudica, se enfrenta al ejército romano dirigido por el gobernador de la provincia, Cayo Suetonio Paulino.

Los antecedentes

El emperador Claudio había anexionado la provincia de Britania en el año 43 d.C, Aulo Placio fue el responsable de su conquista, aunque no en su totalidad, la ocupación partió del sur y fue subiendo gradualmente hasta el centro de la isla, el norte seguiría sin ser ocupado.

Los icenos era uno de los pueblos aliados de romano, Prasutago su rey dejó en su testamento la potestad de sus tierras a Roma junto con sus hijas. A su muerte el testamento fue ignorado por los romanos que confiscaron bienes y haciendas, humillando a los miembros de la familia del rey muerto, su viuda Boudica protestó por las acciones romanas por lo que fue azotada y sus hijas violadas.

La conducta romana tuvo como consecuencia la rebelión de los icenos, dirigidos por Boudica, que encontraron apoyo en otras tribus como los trinovantes y la mecha ardió rápidamente, la colonia romana de Camulodunum fue arrasada sin apenas resistencia.

La siguiente ciudad fue la propio Londinium, apenas defendida por un destacamento romana, al que se le envió como refuerzo una cohorte de la Legio IX, la Hispana, fueron derrotados y masacrados antes de llegar a la ciudad.

Suetonio por su parte no se encontraba en la zona, la noticia le llegó tarde y se puso inmediatamente en movimiento para volver a Londinium, lo consiguió antes de que llegara Boudica, pero la imposibilidad de su defensa hizo que la abandonara, dejándola a su suerte. Fue saqueada, incendiada y arrasada hasta sus cimientos y todo el que no pudo huir murió a manos de los guerreros britanos.

El éxito que sonrió a la reina hizo que la rebelión aumentara y que otras ciudades fueran objeto de destrucción y saqueo.

Los contendientes

Aunque los datos son contradictorios y poco fiables, Tácito calcula 100.000 y Dión Casio 230.000, los movilizados por Boudica entre combatientes y no combatientes, al igual que los germanos los britanos arrastraban consigo a toda su familia a la guerra. En cualquier caso lo que sí parece evidente es que la movilización de las tribus britanas había alcanzado una enorme magnitud.

Las fuerzas romanas sin embargo eran muy inferiores, la Legio XIV Gémina y parte de la Legio XX, además de tropas auxiliares y caballería, no más de 15.000 efectivos.

El desequilibrio de fuerzas era más que notable.

La batalla

Tácito nos legó el discurso de Suetonio a sus legionarios:

«Ignorad los clamores de estos salvajes. Hay más mujeres que hombres en sus filas. No son soldados y no están debidamente equipados. Les hemos vencido antes y cuando vean nuestro hierro y sientan nuestro valor, cederán al momento. Aguantad hombro con hombro. Lanzad los venablos, y luego avanzad: derribadlos con vuestros escudos y acabad con ellos con las espadas. Olvidaos del botín. Tan sólo ganad y lo tendréis todo»

La situación para el gobernador Suetonio era desesperada, la única solución que se le ocurrió era esperar a las hordas britanas, en un lugar previamente escogido por él mismo, un lugar en el que la topografía le ayudara a contrarrestar la enorme desproporción.

Un estrecho desfiladero, con la espalda protegida por un bosque, en ligera pendiente y con gran espacio abierto en su frente.

Con esta disposición su flancos quedaban protegidos al igual que la retaguardia.

Organizó a sus tropas en un amplio frente y aguardó paciente la llegada de Boudica.

La primera embestida de los britanos fue soportada por la Legio XIV, mientras las alas fueron ocupadas por las tropas auxiliares.

El ataque típico britano se realizaba con carros, formando una media luna, en tanto que enseres y familias quedaban en la retaguardia observando la batalla, por delante de los carros, los guerreros britanos.

Boudica ordenó el ataque y sus guerreros avanzaron a través de la llanura hasta el desfiladero, su llegada fue recibida con una descarga escalonada de pilum, al carecer de protecciones adecuadas el daño provocado fue considerable, tras la primera descarga el campo quedo cubierto de cadáveres britanos y una segunda oleada de descargas hizo que comenzaran a retroceder en desorden.

El retroceso quedó parado por los propios carros britanos y la caballería romana con lanzas, cargó contra el enemigo sembrando aún más el caos entre las desconcertadas filas de Boudica.

Según Tácito, hasta 80.000 perecieron entre las filas britanas entre combatientes y no combatientes, en la matanza no se hizo distinción alguna, eran rebeldes y en esos caso Roma no diferenciaba.

Las consecuencias

Neron era el emperador romano en esos momentos y consideró seriamente abandonar la provincia, aunque con la revuelta aplastada de manera contundente por Suetonio, reconsidero su idea.

Boudica por su parte parece que se envenenó ante la grave derrota, aunque no está del todo claro.

En cualquier caso Britania se mantuvo dentro del imperio romano durante siglos, no se produjeron apenas revueltas y la romanización siguió su curso, tan solo el norte quedó al margen, Adriano siglos después construiría el muro defensivo que lleva su nombre.
 

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