La Constitución de 1978 celebró ayer su trigésimo cuarto
aniversario en un momento de “horas bajas” para la calse
política, considerada ya uno de los principales problemas de
España los ciudadanos, que sufren las consecuencias de la
crisis económica, según recoge la Agencia Efe.
El Senado acogió por primera vez en la historia el acto
central del día de la Constitución, al que el presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, asistió, también por primera vez,
como presidente del Gobierno. Las obras en el Congreso de
los Diputados han hecho que se traslade la celebración a la
Cámara Alta, de forma que su presidente, Pío García
Escudero, compartió protagonismo con su homólogo en la
Cámara Baja, Jesús Posada. Al acto no acudieron los jefes de
Gobierno regionales del País Vasco, Cataluña, Asturias,
Cantabria, La Rioja, Murica, Valencia, Navarra y Baleares, y
tampoco los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla,
Juan Jesús Vivas y Juan José Imbroda.
En este aniversario el Gobierno ha defendido la “plena
vigencia” de la Constitución 34 años después de su
promulgación y considera, que “no es urgente reforma alguna
en el texto”. El documento, según el Ejecutivo, está
“preparado para hacer frente a desafíos a los que pueda
enfrentarse España”, como la apuesta soberanista encabezada
por Artur Mas y que considera que ha quedado bastante
diluida tras las elecciones celebradas en Cataluña el pasado
25 de noviembre. No obstante, sí advierten que las reformas
deberían contar con “consenso”.
|