Por primera vez, un cetrero ceutí participará en un
campeonato nacional de caza con aves. Ignacio Jiménez
concursará en la modalidad de bajo vuelo con liebre salvaje,
con su águila Candela, de siete años. Además, el cetrero ha
presentado a la Consejería de Medio Ambiente un proyecto
para el control de la población de palomas residentes en el
núcleo urbano, un plan que aún no ha recibido respuesta.
Ignacio Jiménez, uno de los pocos cetreros profesionales que
hay en Ceuta, participa desde el jueves hasta el sábado, que
será la final, en un campeonato nacional de Cetrería que se
celebra en Osuna (Sevilla). Participará en la modalidad de
bajo vuelo a liebre salvaje.
Jiménez concursará con un águila de Harris llamada Candela,
que tiene siete años. “Es una rapaz que se ha dedicado
exclusivamente a la cacería y, de momento, parece que está
bien preparada”, explica el cetrero.
Juntos ya han participado en otros concursos regionales. El
‘truco’ es que el águila esté “muy musculada” pues deben
correr unos 200 metros detrás de la liebre durante alrededor
de un minuto. Además, deben saber “luchar con la liebre”,
porque el animal se defenderá del pájaro.
Es la primera vez que un cetrero ceutí participa en un
campeonato nacional, una apuesta que se ha conseguido con el
apoyo del consejero de Medio Ambiente, Servicios
Comunitarios y Barriadas, Gregorio García Castañeda, y de la
Federación de Caza, según destaca Jiménez.
El cetrero, que lleva cuatro años como profesional, ha
formado junto a algunos compañeros una asociación que agrupa
a estos profesionales y que integra a todos los que se
dedican a la actividad de cazar con aves rapaces.
Control de palomas
Además, Jiménez ha presentado a la Consejería de Medio
Ambiente un proyecto para el control de la población de
palomas residentes en el núcleo urbano. Un plan del que aún
no ha recibido respuesta oficial. Se trata, según explica el
cetrero, de evitar el contagio de enfermedades que pueden
transmitir las palomas, como histoplasmosis, salmonelosis,
psitacosis o criptococcosis.
“Muchos de los factores que influyen en el contagio de
enfermedades transmitidas de las palomas al ser humano se
dan en ambientes urbanizados como el de Ceuta”, explica
Jiménez en su proyecto, que se basa en tres principios:
“descenso de la natalidad -con inspecciones periódicas-,
aumento de la mortalidad -con jaulas trampa y cañón lanza
redes- y vuelos con rapaces adiestradas”. Con esta última
técnica, las palomas, al ver a las rapaces, optan por huir.
“Las palomas optan por buscar otro lugar donde nidificar,
alimentarse y descansar”, explica.
El presupuesto de este proyecto sería de 17.880 euros
anuales, fraccionados en doce cuotas mensuales.
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