Las 170 VPO, como las 86 del Hacho o las 225 vecinas de
Loma Colmenar, han sido concebidas con criterios de vivienda
protegida actuales, pero en ninguno de los casos, han
satisfecho el ‘gusto’ de los adjudicatarios, que las han
transformado con obras ilegales. Las primeras, que al igual
que las del Hacho ganaron un concurso internacional, han
sido destacadas junto a otros dos proyectos en una revista
de arquitectura como ejemplo de “las distintas estrategias
de vivienda social en la actualidad”.
Una vez más, y tal como ocurriera con las torres de VPO
construidas en el Hacho o con las 225 de Loma Colmenar, los
criterios de los profesionales de la arquitectura actual no
parecen coincidir con el ‘gusto’ y las necesidades del
adjudicatario de vivienda protegida ceutí. Tal como destaca
en su web el grupo de internacional arquitectos ‘Supersudaka’,
que ganó con las 170 VPO de Loma Colmenar el concurso de
ideas VIVA, convocado en 2006 por el entonces Ministerio de
Vivienda, esta promoción se ha destacado sin embargo en una
revista especializada como “ejemplo” de vivienda social
actual.
Revista internacional
En el índice del número 9 de la revista ‘Plot’, trimestral y
editada en Buenos Aires, se recoge un apartado de vivienda
social en el que a través de tres proyectos ejemplifica “las
distintas estrategias de la vivienda social en la
actualidad”. Los tres proyectos seleccionados a modo de
ejemplo son New Carver Apartments (Michael Maltzan
Architecture, 2009, Los Ángeles, EE. UU.), Vivienda de
Patrón (IND inter.national.design, 2011, Ceuta, España), y
Pradolongo Housing (Wiel Arets ARchitects, 2008, Madrid,
España).
El colectivo Supersudaka está integrado en un grupo más
amplio de arquitectos, llamado IND inter.national.design,
con sede en Rotterdam. El criterio general del jurado del
concurso VIVA en el juicio definitivo de las propuestas para
el emplazamiento ceutí de Loma Colmenar, un total de seis,
se basó, según el extracto del acta, fechada el 6 de
noviembre de 2006, “en sus características contextuales,
geográficas, climáticas y culturales”. “Se considera
apropiado -continuaba el jurado- que el proyecto que se
ejecute “refleje las características arquitectónicas,
ambientales y sociológicas del emplazamiento”. El concurso
se convocó con el objetivo de situar la vivienda protegida
“a la vanguardia de la técnica, de la calidad arquitectónica
y de la sostenibilidad”. De ahí que en el caso de las 171,
las viviendas cuenten con materiales de calidad, como
mármol, y estén dotadas de las últimas tecnologías, entre
ellas, paneles solares para el suministro de agua caliente.
Pero nada de eso parece ser satisfactorio para quienes han
sido seleccionados como inquilinos de estas viviendas,
algunos de los cuales nada más entrar a vivir la han
emprendido con elementos interiores como los tendederos de
ropa y han ‘adornado’ las fachadas con otros exteriores y
con antenas parabólicas. La previsión de los arquitectos de
favorecer la ventilación natural y el aprovechamiento de la
luz solar como fórmulas de la “arquitectura sostenible” que
premiaba el concurso, tampoco parece haber sido entendida
por quienes han abierto incluso alguna nueva ventana.
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