La senadora ceutí se ha mostrado muy satisfecha de su
intervención en la Comisión de Presupuestos y siguiendo la
línea de su partido, ha recordado al PSOE su pasado
reciente, la necesidad de consenso en políticas de Estado,
así como que la dureza de las medidas de austeridad y
control del gastos introducidas, son consecuencia directa de
la forma tardía en la que se ha acometido la situación de
crisis económica, que fue negada en un principio bajo el
eufemismo de “desaceleración acelerada” y que, con el paso
del tiempo, se veía como irremediable debacle que ha estad o
a punto de llevar al país a la quiebra técnica.
Los continuos despilfarros, también en política exterior,
llevados a cabo por el Gobierno socialistas, al condonar
Deuda Pública a países ricos, ha sido otro alarde inútil y
frívolo de un Gobierno socialista que en palabras de la
senadora, tampoco se contuvo para dar millonarias
subvenciones a los sindicatos.
Un conjunto de actuaciones, todas ellas tendentes a
menoscabar un país con duras medidas que ahora critican
quienes silenciaron actuaciones de derroche que no se
correspondía con el momento económico que había que
afrontar.
Los silenciosos de un pasado reciente son los mismos que
ahora protagonizan algaradas callejeras de protesta. Los
mismos que ocultaron intencionadamenta su sentido crítico
cuando habían de mostrarlo y especialistas en la
reconversión crítica, según qué partido esté gobernando y
depende de los intereses que convengan en cada momento, sin
preocuparles el interés general.
Asumieron en día con alborozo la política de maquillaje del
PSOE (cheque bebe, los 400 euros del IRPF, los matrimonios
gay, la política de inmigración, politicas de alquileres y
subenciones a los mismos) y vaciaron la caja hasta llevarnos
a una situación de adelanto electoral, ocultando el déficit
público y rebajándolo un 2% como resultado de una politica
farsante y demagógica en la que negaron la crisis y llamaron
antipatriotas a quienes osara pronunciar tal nombre.
Una mala película con peor guión que ahora nos lleva a
escenas de miedo y a tragedias tan terribles como los
desahuciados llevados hasta el límite del suicidio, a la
banca necesitada de 36.000 millones de euros de rescate y a
una precariedad que los mismos que la generaron tienen la
desfachatez de criticarla, hablando de pérdida del Estado de
Binestar cuando ellos han conjugado el verbo despilfarrar en
todas sus modalidades.
Es el cuento de nunca acabar. El “y tú, más”, con el
handicap de que el pasado es reciente y la gente no lo
olvida con facilidad. Todavía se recuerda a aquél ministro
de Economía socialista con Felipe González, Carlos Solchaga
que alardeaba de que en España era el pais en el que más
dinero se gana en menos tiempo. La época del “pelotazo” y la
España de Filesa.
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