El CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) ha
ampliado sus instalaciones con tres módulos de madera
prefabricadas, en cuya construcción y adecentamiento han
colaborado los propios inmigrantes. La primera de ellas se
destinará al material de mantenimiento, otra -ubicada en el
patio donde están las habitaciones- albergará una guardería,
y la última, aún por construir, servirá a las trabajadoras
de integración. Por otro lado, el CETI, en colaboración con
la Cruz Roja, ha iniciado una campaña de concienciación del
reciclaje, en la que enseñan a los residentes a separar las
basuras orgánicas de plásticos y papel.
El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que
dirige Carlos Bengoechea, ha ampliado sus instalaciones con
la construcción de tres módulos de madera prefabricadas, que
ha ubicado en diferentes espacios del centro, según han
informado desde el CETI. La primera de ellas, ya
prácticamente terminada, está a la entrada del centro, justo
enfrente de donde se ubica el salón de actos. Estará
destinada a guardar el material de mantenimiento. Las
labores de construcción y adecentamiento han corrido a cargo
de los propios residentes.
Dicho espacio da acceso a los ‘barracones’, es un amplio
patio donde se encuentran las habitaciones de los
inmigrantes. Son dormitorios compuestos, en su mayoría, por
tres literas con tres camas cada uno, es decir, un espacio
para nueve personas. Al lado de la puerta, colgado, hay un
mueble que hace de zapatero. Además, los laterales están
llenos de tendederos. Los miembros de cada habitación deben
encargarse de mantener limpio su espacio.
Es en dicho patio donde se ubica otra de las casetas. Se
trata de un espacio pintado de colores en su interior. Es un
sitio acogedor que será destinado a albergar la guardería
del CETI. En estos momentos, hay siete niños en el centro,
el mayor tiene cuatro años. En el CETI residen, según
informó Bengoechea el pasado lunes, un total de 426
inmigrantes. El año pasado, en estas mismas fechas, eran 740
personas.
El mobiliario se agolpa en una de las habitaciones de esta
casa de madera, a la espera de que se seque la pintura para
colocar todo en orden.
La tercera de las casetas, que aún está por montar, estará
en el centro del patio y cubrirá las necesidades de las tres
trabajadoras de integración, que hasta ahora, cuando llueve,
deben refugiarse en las propias habitaciones del centro
porque no disponían de ningún espacio propio.
Por otro lado, justo al lado de la guardería, hay tres
contenedores: gris, amarillo y azul. “Acabamos de iniciar
una campaña para enseñar y concienciar en el reciclaje.
Vidrio no hay en el CETI, así que es para orgánico,
plásticos y papel y cartones”, explica el personal. La
actividad la coordinan junto a Cruz Roja, como otras de las
que se realizan el centro.
Música y videojuegos
Idiomas, informática o información sobre las enfermedades de
transmisión sexual son otras de las actividades que se
realizan en el CETI. Aunque hay quienes prefieren ocupar su
ocio de otro modo. Una de las aficiones que destaca entre
los residentes es la música. De cada una de las habitaciones
sale una música diferente, en la mayor parte de los casos de
los países de origen de los africanos. También al aire libre
hay música. Los residentes del CETI han instalado sus
aparatos de música sobre las mesas y como si de una feria
internacional se tratara, se escuchan sonidos diversos.
Ellos han adquirido los aparatos de música, así como
teléfonos y otros aparatos electrónicos. “En el CETI no hay
internet, ellos se compran los pinchos de conexión”,
explican desde el centro. Uno de los chicos juega
apasionadamente con una videoconsola o ‘playstation’. Es
otra de las aficiones.
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