Apareció en Radio Televisión
Ceuta, días atrás, en un programa deportivo. Y, a cada
pregunta que le hacía el entrevistador, el hombre respondía
con ese hablar entrecortado y pobretón que le caracteriza.
Yo sufría lo indecible viendo de qué manera la fatiga
producía discontinuidad en sus palabras. Y, de haber podido,
le habría aconsejado que contestara mediante monosílabos.
Para evitarle la mala sensación que estaba dando en un
espacio tan afamado…
Pero él, es decir, el extraordinario dirigente de la
Federación de Fútbol de Ceuta, se extendía en sus replicas.
Que solían durar cuatro o cinco minutos. Tiempo que es una
eternidad en la televisión. Máxime si quien se permite
semejante lujo hace ruidos nasales a cada paso, carraspea
sin cesar, y hasta saca a relucir una risa sardónica que le
destroza el semblante.
Sí, ya sé que los nervios hacen mella en muchas personas
cuando son entrevistadas en un medio tan reputado como es la
televisión pública. Pero un presidente de la FFC debe estar
preparado para salir ileso de una prueba que estaba hecha a
su medida para que los ciudadanos se enteraran, de una vez
por todas, que es muy buena persona y lo mucho que está
haciendo por el fútbol de esta ciudad.
Los nervios y la mala conciencia, todo hay que decirlo,
hacen que el presidente de la FFC sepa perfectamente que las
cuentas del organismo presidido por él han sido siempre las
del Gran Capitán. Y que gran parte de los dineros han
servido para que algunas personas pudieran vivir a costa de
ellos. Por lo que hace ya muchos años que vengo reclamando
una auditoría. Sin éxito. Por supuesto.
El presidente de la FFC, tras tomar posesión de su cargo, lo
primero que hizo fue cerrar a cal y canto la posibilidad de
que trascendiera la contabilidad del estamento federativo,
basándose en lo mucho que había significado para él su
antecesor en el cargo. A quien dice seguir queriendo como a
un padre. Y a mí me parece bien ese amor. Por aquello de que
es de bien nacido… Pero esa pasión no debe evitar que se nos
venga diciendo que es imposible saber las cuentas porque
nunca han existido libros de contabilidad.
El presidente de la FFC respondía al entrevistador de RTVCE,
días atrás, en un programa deportivo de aquí te espero, con
su hablar entrecortado y pobretón que le caracteriza. Y su
risa sardónica, queriendo esbozar ironía, se convertía en
una mueca de insatisfacción interior. Que lo ponía en una
situación tan incómoda como grima daba verlo.
Pero él, a medida que iba transcurriendo el tiempo, no se
cortaba lo más mínimo en hacerse el artículo: así que nos
dijo que el Murube es como el Bernabéu. Y que la gente va y
se hace fotografías en el recinto deportivo para enviarlas a
la Península. Con el fin de que vean la joya de la corona:
el césped artificial recomendado por el vicepresidente de la
RFEF. Nos dijo que ser presidente de la FFC es el no va más.
Un manjar que le quieren quitar a él a toda costa. Nos dijo
que el alcalde y todos los miembros del gobierno son
canonizables. Y lamentó que lo estén persiguiendo por una
nadería. Por algo que carece de importancia: por facturar a
los equipos siendo él quien dirige Viajes Trujillo y la FFC.
En lo tocante a la publicidad estática, y demás concesiones,
no dudó en decir que el 50% de lo recaudado sería para la
Ciudad. Se le fue la lengua. Erró. Pegó el petardo. Pero ya
habrá tiempo de ahondar en un asunto tan molesto para
algunos y tan de mi agrado.
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