Las instituciones están para dar confianza, actuar con rigor
y dar respuesta a las necesidades del denominado interés
general. Y este interés general, es precisamente el que no
se está atendiendo en Ceuta por parte de la institución
autonómica, cuando una veces dice una cosa como que “se está
terminando de aplicar el régimen aprobado en el Pleno en
cuanto a facturación para poder cumplir con los
requerimientos legales de pago a proveedores” o que “existen
previsiones que, a pesar de posibles modificaciones se
podría llegar de manera holgada a finales del ejercicio” con
los depósitos de pago a proveedores, y otras hace la
contraria, como sucede en la actualidad con el mal
funcionamiento de Intervención que provoca un “tapón” al
trámite burocrático de pago de facturas a proveedores cuando
Tesorería tiene previstas las cantidades consignadas.
El mal funcionamiento y la descoordinación de los distintos
departamentos, es un síntoma evidente de que algo no
funciona bien. El colapso en la dinámica de pagos, con
retrasos de cuatro meses es un perjuicio tan grave como
insoportable y deleznable en un Gobierno medianamente serio.
Nos perdemos en palabrería, en frases huecas, vacías cuando
la realidad es mucho más cruda y nos lleva a comportamientos
ridículos cuando no estúpidos.
En este asunto debería ponerse las pilas la Ciudad Autónoma
y evitar el difícil trance al que está sometiendo a
tantísimos empresarios que navegan como puede en la crisis
económica y a los que no se les puede echar, desde una
institución pública un “salvavidas de plomo” retrasando el
pago de sus facturas para llevarlos al hundimiento.
Ya está siendo un clamor popular el incumplimiento
institucional del Ayuntamiento y el caos que provoca en
quienes tratan de sacar a sus empresas a flote no con
muchísimos sacrificios. Despreciar este esfuerzo, desatender
esta conducta, despreciar a quienes son generadores de
empleo pero se les ahoga con morosidad institucional, supone
una fórmula escandalosa de aniquilarlos a fuego lento.
Incluso existen ya casos de empresas que no desean trabajar
con la Administración para evitar así el impago de las
factura durante meses.
Hay que tener en cuenta que los meses corren que vuelan y
las nóminas de los trabajadores y los gastos generales de
las empresas hay que afrontarlos, por ello, el cobro de
facturas pendientes se sitúa como un maná que otorga “balón
de oxigeno” a tantas empresas como su retraso en el cobro,
una angustia insoportable. Llevar a las Pymes ceutíes a esta
mortificación institucional dicen bien poco del propio
Ayuntamiento y, menos aún, de quienes lo rigen.
No es ni entendible, ni lógico ni prudente llevar a nuestras
Pymes a una situación límite para luego lamentarnos de las
empresas que cierran. La crisis económica no es un motivo de
debate, ni de mera conversación para pasar el rato. Es algo
acuciante, que deja muchos muertos (en sentido literal) por
el camino y no se puede lanzar un órdago a la grande a esos
sufrido empresarios, dilatando en el tiempo el cobro de un
dinero que es suyo y que no se les abona, por vaya usted a
saber qué estúpida excusa que nada mas que hace traslucir
una flagrante incapacidad de gestión.
Alguien habrá de reflexionar y tomar conciencia con la
máxima seriedad que ni éste es el camino y menos, la fórmula
para reactivar el tejido empresarial ceutí. Vamos a dejarnos
de más monsergas, seamos prácticos, conscientes de la
realidad y, sobre todo, serios señores políticos del
Gobierno, muy serios.
La vida sigue pero a este paso habrá empresarios que se
queden por el camino y familias que vayan a engrosar a la
“empresa” con más trabajadores: el paro. ¡Actúen ya, señores
políticos y paguen de una vez!
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