Una de las comunidades con más
raigrambre y más querida de Ceuta, la hebrea, está de
enhorabuena. Y es que el Gobierno de la Nación ha reactivado
la posibilidad de reparación, cinco siglos después, de uno
de los agravios más desdichados de la historia española,
como fue la expulsión decretada por los Reyes Católicos. Los
sefardíes, que ahora tendrán la posibilidad de
nacionalizarse españoles, han atesorado desde entonces el
amor a la patria perdida, a sus tradiciones, con una férrea
y admirable vocación de conservación de ese enorme acervo
cultural y sentimental que se ve así en parte recompensado.
Varias generaciones después llega la anhelada reparación,
siquiera moral, por la separación de la amada Sefarad y el
doloroso éxodo que causó.
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