Hubo un tiempo en que pensaba que cierto tipo de gente no
era del todo deseable, por esto de que hay quien suele
provocar conflictos, peleas y malos rollos, pero pronto
compredí que lo realmente indeseable era ese tipo de gente
que no te ves venir, aquellas que, de forma taimada, van
sembrando la vida de flores pútridas. Como el famoso dicho,
“Dios, líbrame de las aguas mansas, que de las bravas ya me
libro yo”.
Ese tipo de persona es Garcia Gaona. La presencia del
presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta en el
programa deportivo de la televisión pública el pasado lunes,
fue patética, un espectáculo de cinísmo y hipocresía
absolutamente impresentable. El buen hombre, dijo que él no
tiene problema con nadie. ¡Faltaría más! Después de que se
lo está llevando todo, como para tener problemas. Y dice
bien. El problema o los problemas son de los otros, de los
demás, que apenas rascan bola, mientras él mete los goles
por la escuadra a un Vivas que actua de portero mediocre
(valga el símil futbolístico que viene muy al caso).
Es reelegido presidente de la Federación tras unas
elecciones escandalosas llenas de irregularidades, pero
claro, él no tiene ningún problema, el problema es de
Florentino.
Mientras, la FFC iguala en subvención oficial a la totalidad
de partidas económicas destinadas a las subvenciones para
los equipos ceutíes de categoría nacional, la Ciudad
Autónoma de Ceuta le cede gratuitamente los terrenos de las
Carmelitas para que haga la sede de la Federación y dos
campos de fútbol-7, por si todo esto fuera poco, en cuestión
de viajes de equipos deportivos, los monopoliza en exclusiva
a través de su agencia de viajes, eso sí, sin concurso de
ninguna clase y por vía digital (de dedo, vamos). Para mayor
inri, dice que la publicidad estática del Estadio Alfonso
Murube le pertenece a la Federación de Fútbol, así como la
explotación del ambigú y considera para sí, como si tuviera
un sentido patrimonial del asunto, la explotación de los
tres campos de fútbol de Ceuta: Alfonso Murube, José
Benoliel y José Martínez “Pirri”.
En definitiva, Gaona no tiene ningún problema con nadie.
pero sí dinero por todos sitios: explotación de campos,
viajes políticos y deportivos, generosa subvención que
permita pagar los sueldos de todos los “compromisos”
laborales que ha de sustentar como “empresa amiga” del
Gobierno de la Ciudad y, por tanto, un verdadero oasis de
dinero en época de crisis económica. Si Antonio García Gaona
es un responsable federativo sin problemas, como él mismo
señala, lo que no dice y ocurre es que le está trasladando
el problema a la Ciudad Autónoma que es responsable directa
de una situación de conflicto que puede estallar en
cualquier momento por las fricciones que se derivan de tanto
acopio de beneficios en sentido unilateral y partidista.
El dinero público no puede caer siempre en los mismos
bolsillos porque en un reparto equitativo y justo, radica un
principio básico de buena política. El beneficio descarado
unidimensional es tan sospechoso como indignante. Contar con
un solo benefactor es síntoma de un Gobierno que no puede
alardear de tutelar el interés general cuando se le están
propiciando sustanciosos beneficios a un solo individuo que,
para mayor abundamiento, es militante del partido en el
Gobierno y además, candidato suplente a la Cámara Alta, es
decir, al Senado.
Por ello, el reparto de dinero público a alguien tan
“señalado” da lugar a pensar muchas cosas y ninguna buena.
Entre otras cosas, por la altanería y la desfachatez con la
que se prodigan estas actuaciones tan descaradas, faltas de
cualquier mínimo sentido de la medida y, naturalmente,
desproporcionadas tanto por el personaje destinatario como
por las responsabilidades que desempeña.
No se puede repartir dinero público con tanta austeridad a
los representantes ceutíes en categoría nacional (fíjense en
Melilla) y al presidente de la Federación, administrador de
la empresa de Viajes Trujillo, al senador suplente del
Partido Popular, “regarlo” con millones de euros con una
generosidad que supone un notable despilfarro.
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