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deportes - MIÉRCOLES, 28 DE NOVIEMBRE DE 2012


antonio garcía gaona y juan vivas. ep.

analisis
 

García Gaona y el ‘tó pa mi’

El buen hombre dijo el pasado lunes en el
programa deportivo de la televisión pública que él no tiene problema con nadie. ¡Faltaría más! Después de que se lo está llevando todo, como para tener problemas. Y dice bien. El problema o los problemas son de los otros, de los demás
 

CEUTA
Ricardo S.

deportes
@elpueblodeceuta.com

Hubo un tiempo en que pensaba que cierto tipo de gente no era del todo deseable, por esto de que hay quien suele provocar conflictos, peleas y malos rollos, pero pronto compredí que lo realmente indeseable era ese tipo de gente que no te ves venir, aquellas que, de forma taimada, van sembrando la vida de flores pútridas. Como el famoso dicho, “Dios, líbrame de las aguas mansas, que de las bravas ya me libro yo”.

Ese tipo de persona es Garcia Gaona. La presencia del presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta en el programa deportivo de la televisión pública el pasado lunes, fue patética, un espectáculo de cinísmo y hipocresía absolutamente impresentable. El buen hombre, dijo que él no tiene problema con nadie. ¡Faltaría más! Después de que se lo está llevando todo, como para tener problemas. Y dice bien. El problema o los problemas son de los otros, de los demás, que apenas rascan bola, mientras él mete los goles por la escuadra a un Vivas que actua de portero mediocre (valga el símil futbolístico que viene muy al caso).

Es reelegido presidente de la Federación tras unas elecciones escandalosas llenas de irregularidades, pero claro, él no tiene ningún problema, el problema es de Florentino.

Mientras, la FFC iguala en subvención oficial a la totalidad de partidas económicas destinadas a las subvenciones para los equipos ceutíes de categoría nacional, la Ciudad Autónoma de Ceuta le cede gratuitamente los terrenos de las Carmelitas para que haga la sede de la Federación y dos campos de fútbol-7, por si todo esto fuera poco, en cuestión de viajes de equipos deportivos, los monopoliza en exclusiva a través de su agencia de viajes, eso sí, sin concurso de ninguna clase y por vía digital (de dedo, vamos). Para mayor inri, dice que la publicidad estática del Estadio Alfonso Murube le pertenece a la Federación de Fútbol, así como la explotación del ambigú y considera para sí, como si tuviera un sentido patrimonial del asunto, la explotación de los tres campos de fútbol de Ceuta: Alfonso Murube, José Benoliel y José Martínez “Pirri”.

En definitiva, Gaona no tiene ningún problema con nadie. pero sí dinero por todos sitios: explotación de campos, viajes políticos y deportivos, generosa subvención que permita pagar los sueldos de todos los “compromisos” laborales que ha de sustentar como “empresa amiga” del Gobierno de la Ciudad y, por tanto, un verdadero oasis de dinero en época de crisis económica. Si Antonio García Gaona es un responsable federativo sin problemas, como él mismo señala, lo que no dice y ocurre es que le está trasladando el problema a la Ciudad Autónoma que es responsable directa de una situación de conflicto que puede estallar en cualquier momento por las fricciones que se derivan de tanto acopio de beneficios en sentido unilateral y partidista.

El dinero público no puede caer siempre en los mismos bolsillos porque en un reparto equitativo y justo, radica un principio básico de buena política. El beneficio descarado unidimensional es tan sospechoso como indignante. Contar con un solo benefactor es síntoma de un Gobierno que no puede alardear de tutelar el interés general cuando se le están propiciando sustanciosos beneficios a un solo individuo que, para mayor abundamiento, es militante del partido en el Gobierno y además, candidato suplente a la Cámara Alta, es decir, al Senado.

Por ello, el reparto de dinero público a alguien tan “señalado” da lugar a pensar muchas cosas y ninguna buena. Entre otras cosas, por la altanería y la desfachatez con la que se prodigan estas actuaciones tan descaradas, faltas de cualquier mínimo sentido de la medida y, naturalmente, desproporcionadas tanto por el personaje destinatario como por las responsabilidades que desempeña.

No se puede repartir dinero público con tanta austeridad a los representantes ceutíes en categoría nacional (fíjense en Melilla) y al presidente de la Federación, administrador de la empresa de Viajes Trujillo, al senador suplente del Partido Popular, “regarlo” con millones de euros con una generosidad que supone un notable despilfarro.
 

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