La pretendida idea de protección y estímulo de la labor de
cantera en el deporte local en todas sus modalidades, la
promoción del deportista local, promover el progreso
escalonado de la base deportiva, la tan reiterada “pirámide”
en el deporte ceutí se convierte, a la vista de las partidas
presupuestarias destinadas a sustentar estos postulados, en
una verdadera falacia. En una mentira pura y dura, en una
farsa, porque aquello que se sitúa en lo denominado
“políticamente correcto” no concuerda, ni en el fondo ni en
la forma, en el respaldo económico destinado a dotarle, no
ya de euros sino al menos de la credibilidad suficiente para
que lo podamos aceptar.
Si echamos un vistazo a los capítulos económicos que en
cuanto a subvenciones destinará el Gobierno de la Ciudad
para el próximo ejercicio, caeremos en la cuenta, tras el
análisis pertinente, que “una cosa es predicar y otra, dar
trigo” o que este Gobierno de Juan Vivas, “hace de su capa o
sayo” porque “a Dios rogando y con el mazo dando”, a la
vista de lo visto, se juega con las palabras y con el dinero
con una veleidad, con un capricho, sin criterio y, desde
luego, sin el menor atisbo de justicia.
Al Atlético de Ceuta se le subvenciona con 100.000 euros, al
U.A. Ceutí con 125.000, al Goyu Ryu con 50.000 euros, al
Club Natación Caballa con 65.000 euros, al Ciudad de Ceuta
Fútbol Sala con 20.000 euros, al Carmelitas 35.000 euros, al
C.B. Juventud con 15.000 euros y al Gabitec Ceuta Sport con
15.000 euros. Unas cantidades que chirrían con solo echar un
vistazo a cómo se “protege” el efecto cantera ya que no
guarda una proporcionalidad con las cuantías económicas y la
presencia de deportistas de la cantera ceutí en las
distintas plantillas.
Primer error que deja vacío de contenido el discurso
político plagado de clientelismo político, amiguismo,
proteccionismo de lo que se quiere proteger, incluso plagado
de “compra” de voluntades, porque no se entendería de otra
manera que el Goyu Ryu perciba 50.000 euros, siendo club de
Liga Nacional de Juveniles, cuando en otras temporadas, no
han pasado las subvenciones en esta categoría de los 20.000
euros, y es que no había vinculación de otros equipos con
ningún político ni partido de la oposición en la Asamblea y,
por tanto, sin riesgo de críticas políticas a las que tanto
se temen. De manera que, política de cantera, mentira. Un
Goyu Ryu que cuenta en el equipo titular con un solo jugador
de Ceuta y donde todos son foráneos, con dinero de los
impuestos de todos los ceutíes se sustentan estas conductas
de traer de la península jugadores en ¡edad juvenil! para
que los nuestro como mucho, calienten banquillo. Bonita
forma de promocionar el deporte local.
Unos 50.000 euros muy cercanos a los 65.000 del Club
Natación Caballas, cuya labor en el waterpolo ceutí sí que
es encomiable en cuento a su trato a la cantera. No
parecería necesario hablar, pero sí lo hacemos de Guillermo
Molina, un bastión consolidado en la selección española,
donde es capitán, con su proyección mundial y olímpica, con
sus éxitos en Italia, tras consolidarse en Barcelona, al
igual que su hermano, Lorena Miranda y toda la pléyade de
waterpolistas que desde el club ceutí muestran su proyección
continúa y su categoría deportiva, laureados constantemente.
Una ingente tarea de sacar el máximo rendimiento a la base y
se le subvenciona con 15.000 euros más que a todo un Goyu
Ryu sin ninguna dimensión no ya nacional sino ni siquiera
local. Aquí tenemos un caso flagrante de partidismo y
política de compadreo (pasteleo para los amigos).
Otro caso similar es la Unión Africa Ceutí, al que con otro
equipo en categoría nacional de juveniles se le dota más que
a ninguna otra entidad: 125.000 euros. En este caso sí
existe una apuesta clara por la cantera local pero, a tenor
del baremo del Goyu Ryu, ¿se le dan 50.000 euros por el
equipo de Liga Nacional también? ¿Y el resto hasta los
125.000 son por el Fútbol-Sala?
Aquí se maneja la cuestión política según interese: para
afines a los “populares” o a los que están en la oposición
para que no critiquen mucho. Así se juega con el dinero y la
filosofía deportiva queda en agua de borrajas, ya que lo
verdaderamente interesante es jugar con voluntades y manejar
el cotarro como se quiere, repartiendo prebendas a capricho,
sin atenerse a valores deportivos y obviando la filosofía
que se dice defender.
Una cosa son las palabras y otras los hechos. La cantera
poco importa no por decir absolutamente nada. La distancia
de los dichos a los hechos es sideral. Una modalidad más de
reírse del personal y tomarle el pelo a todos. No hay
criterio; hay amiguismo y partidismo. Se juega con el dinero
público con capricho. En definitiva, palabras, palabras,
palabras. Todo muy político. Y así nos va.
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