La judicatura ha dicho ‘basta’. Ayer, a última hora de la
jornada, jueces, fiscales, secretarios judiciales y abogados
hacían un plante en la puerta del palacio de justicia para
protestar contra lo que estiman que es una agresión a la
independencia judicial así como a la calidad de la justicia
de cara al ciudadano. No sólo se trata ya de la cuestión de
la implantación de tasas judiciales, sino de que entienden
que hay que abordar con urgencia una reforma judicial de
carácter integral. El colectivo, más que indignado, ha
salido a la calle, a dado la cara y se coloca en la
vanguardia de la defensa de los intereses de los ciudadanos.
La justicia ha dicho que hasta aquí hemos llegado. No suele
ser habitual que los jueces, fiscales, secretarios
judiciales y abogados se planten, todos a una, en pro de una
reforma integral de la justicia. Éso es lo que ocurrió ayer
y así se puso de manifiesto en la sede del palacio de
justicia, donde se reunieron en la puerta en torno a las
13.30 horas, clamando por una reforma integral del sistema.
El juez decano de Ceuta, Juan Domínguez Berrueta de Juan,
estuvo en cabeza de la concentración, acompañado de
personalidades tan relevantes como el presidente de la
Sección VI de la Audiencia Provincial, Fernando Tesón, o la
decana del Ilustre Colegio de Abogados de Ceuta, Isabel
Valriberas.
El magistrado decano puso de relieve que se trataba de una
concentración que se suma a la que se ha realizado a nivel
nacional: “todos los profesionales estamos a favor de una
reforma integral de la judicatura””, dijo, aclarando que
esperan una gran reforma de los órganos para que no pierdan
su independencia al tiempo que reclaman una mayor
disposición de medios materiales y personales. Dejaron muy
claro que no se trata de una reivindicación pecuniaria: “no
pedimos más sueldo, sino más medios, más juzgados, una
racionalización de la carga de los juzgados, de ljusticia en
sí, evitando posibles abusos, como el que se está intentando
con la ley de tasas, que es injusta. Queremos un trato
generalizado”, exclamó el decano. Los jueces, pues, se
sienten “condicionados”, con la actual situación.
Por su parte, el magistrado juez que se ocupa del tribunal
de Menores, Jesús Lucena, clamó por la defensa de la
independencia del poder judicial: “estamos huérfanos”, dijo,
para a continuación poner de relieve que sólo los jueces y
fiscales pueden defenderse a sí mismos: “generalmente
estamos siemmpre callados... Debe ser por algo”, argumentó.
El trasfondo de la cuestión es muy grave: según los
profesionales de la judicatura, existe un intento claro por
parte del Gobierno de controlar la justicia: “pretendemos
acabar con el control político de la justicia. Somos los
jueces lo que tenemos que controlar, como poder del Estado,
la actuación de parlamentarios y del Gobierno. Lo que
pretenden es que no haya nadie que pueda enmendarles la
plana”, indicó gráficamente el magistrado.
“Defendemos la independencia, la división de poderes.
Estamos trabajando para conseguir una justicia de auténtica
calidad para el ciudadano, cercana, y que no haya
desproporción por cuestión del dinero”, dijo el juez. En
este sentido, fue tajante el magistrado: “que no sea una
justicia para ricor y pobres. Queremos una respuesta ágil
para la ciudadanía, de respuesta inmediata”.
Indicó el magistrado que el volumen de asuntos es
“desproporcionado” para la planta judicial de España. Para
explicarlo de un modo concreto, dijo que en otros países hay
mayor proporción de jueces; “el número de jueces que hay en
España es similar al de Azerbaiyan. No puede ser, no debe
ser”, señaló.
La nueva ley de tasas es “sólo la guinda”, dijo. Insistió en
que la justicia está “huérfana” y dijo que los ciudadanos
son “inocentes” de una situación en la que se tiende a
“desprestigiar. Desprestigiar a la justicia es muy fácil,
pero no se entiende el trabajo que estmaos haciendo. No
trabajamos de nueve a dos. No es así”, declaró.
Desde la perspectiva del juez de Menores, “no se ve el
trabajo. Ojalá se nos obligara a fichar”, dijo, en el
sentido de que no se tiene en cuenta el trabajo real de los
profesionales de la judicatura.
Es un sistema que obliga al “voluntarismo”, desde la
perspectiva de que son las personas las que sostienen la
impartición de justicia.
“Si nos atenemos a la ley -declaró tajante- se paralizaría
la justicia en tres días”. También ‘repartió’ para los
medios de comunicación, en el sentido de que se suele
utilizar -no en todos los casos, lógicamente- una premisa
económica, que “enmascara” la realidad.
“Los medios -dijo- tienen la responsabilidad de informar, no
de manipular. No deben dejarse llevar por las declaraciones
de los ministros”.
Así, puso de relieve que hay “muy buena gente” en el
colectivo, que saca adelante la justicia “a costa de la
salud, de la familia, del tiempo libre y de ocio, para
llevar hacia arriba un sistema que está colapsado”.
Insistió el magistrado que la reivindicación está más que
lejos de caer en lo económico, sino que claman por la
“independencia”, por la “calidad de la justicia”. Defendió,
en este sentido que la justicia española es “una de las más
motivadas. Se estudian muy bien los asuntos. Es de calidad y
tratamos que la respuesta sea inmediata”.
Todo ello sin que los jueces tengan medios propios. Es el
Ministerio de Justicia el que los pone, pero evidentemente,
“si no existe dinero, el sistema no funciona”.
El magistrado hizo especial hincapié en que son los jueces
los que han de tener independencia de los demás poderes del
Estado: “quieren tenerlo todo controlado, un control
político de la justicia, y que el Consejo General del Poder
Judicial sea a su imagen y semejanza”.
“La gente necesita que se expliquen las cosas”, indicó, en
el sentido del por qué han salido los jueces y fiscales a la
calle, apoyados por los abogados: “los jueces y fiscales
siempre han puesto la otra mejilla”, dijo.
En todo caso, se trata de una situación que no es habitual y
que dice mucho de la presión que sufren los profesionales de
la judicatura, que finalmente han salido a la calle, a dar
la cara ante los ciudadanos, a explicar qué es lo que
realmente está ocurriendo, sin pelos en la lengua.
Se trata de hechos singulares, que probablemente no han
ocurrido jamás en el mundo de la judicatura. Dialogando con
los profesionales que día a día están impartiendo justicia
se obtiene la sensación de que están haciendo un esfuerzo
que va más allá de sus propias responsabilidades y que
solventan gracias al amor propio.
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