La actualidad tiene de malo que
obliga a hablar de ella; aun a costa de tener que redoblar
el tambor. O lo que es lo mismo: escribir una y otra vez
sobre la aversión que siente el presidente de la Federación
de Fútbol de Ceuta por los directivos del primer equipo de
la ciudad. Animadversión que ha ido a más y de la que se
habla todos los días.
A mí se me pregunta a cada paso cómo es posible que el
fútbol local se haya convertido en un negocio dominado por
Antonio García Gaona. Negocio que le ha cedido
nuestro alcalde. Por la cara. Porque lo considera su amigo
del alma. Y lo ha hecho basándose en una muletilla que se
repite con frecuencia, de manera mecánica y normalmente
innecesaria y que se puso de moda a principios de la
democracia: “A los amigos, el culo… Y no hace falta
completar frase tan manida por ser ordinaria.
Dado que a mí se me inquiere todos los días y fiestas de
guardar por lo que viene ocurriendo entre los directivos del
Ceuta y la FFC, me veo obligado a contar en la calle lo que
buenamente puedo y debo y, desde luego, me siento obligado a
escribir al respecto. Por más que a mí me produzca cansancio
referirme una y otra vez a un asunto que apesta por la parte
que yo sé. Es decir, por la parte de de quien rige los
destinos de la FFC.
Y, claro es, a veces la gente, que suele saber más que los
ratones coloraos, se deja caer con sorna: ¿Acaso quieres
decir que quien manda en la FFC es nuestro alcalde? Y uno,
que tiene ya más espolones que un gallo, se ve obligado a
decir que sí.
Que nuestro alcalde, debido a que lleva ya la tira de tiempo
siendo distinguido por los ciudadanos con mayorías
absolutas, ha dado en la manía de mandar en todo. Menos en
la Delegación del Gobierno. Que ya le gustaría. Pero se lo
impide la presencia de Francisco Antonio González. A
quien por mucho que trate de hacerle el artículo nunca
conseguirá cogerle pensando en las musarañas.
Nuestro alcalde debe percatarse, cuanto antes, de que ya hay
mucha gente ávida de hacerle pasar muchos malos ratos. Nada
extraño. Puesto que es el justo peaje que debe pagar por
permanecer tantísimo tiempo siendo la primera autoridad. Y,
precisamente, por esa circunstancia, debería no avivar la
llama de la discordia entre personas pertenecientes al
fútbol.
Y es así, porque en momentos tan difíciles, donde hay muchos
ceutíes que no tienen ni para llegar a final de mes, resulta
tremendamente desagradable que en la ciudad solamente se
hable de que la FFC goza de un poder omnímodo para hacer y
deshacer a su antojo. Para obtener beneficios que son ya
conocidos en la calle y que están poniendo que trina a los
ciudadanos.
Hoy miércoles, cuando escribo, se me ha hecho la siguiente
pregunta: ¿Cómo es posible que el equipo Ceutí de
Fútbol-Sala se lleve los beneficios de la publicidad
estática del polideportivo Guillermo Molina y al
Ceuta se lo nieguen en el Murube?
Y a mí, que me agrada sobremanera hablar sin tapujos,
llegado el momento, enumero los motivos espurios que hacen
posible que se esté produciendo la persecución al primer
equipo de la ciudad. Y me quedo tan pancho. Saboreando el
efecto que mis declaraciones han producido entre mis
oyentes. Que son varios. Por consiguiente, bien haría
nuestro alcalde en poner pies en pared. Para acabar con una
actuación federativa que, por injusta e impopular, lleva
camino de afectarle a quien más manda en esta ciudad: a
usted, alcalde.
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