Lo que sucedió ayer en el estadio municipal Alfonso Murube
es órdago a la grande. La oposición de la Federación de
Fútbol de Ceuta a que el Atlético de Ceuta ejerza sus
legítimos derechos de uso de la instalación durante sus
partidos es tan descabellada como absurda. La cesión para
que gestione la instalación por parte de la Ciudad Autónoma
de Ceuta no le confiere ningún carácter de propiedad a la
Federación y sí de administradora para que los diferentes
equipos a ella adscritos la utilicen. Y cuando tiene lugar
un espectáculo del que la responsabilidad es de un club como
el Atlético Ceuta, Antonio García Gaona y sus “adláteres” no
pueden ni tienen que impedirle al club el uso de las
instalaciones como responsables de un espectáculo que dan.
Ese espectáculo tiene una publicidad y su explotación
corresponde, por Ley, en exclusiva a quien lo da, tanto en
primera división, en segunda como en tercera y no a la
Federación como si fuera el propietario de un estadio que se
ha hecho con dinero público de todos los ceutíes.
Un ejemplo fácil de comprender; cuando la temporada pasada
el Atlético de Madrid cedió a la RFEF el Estadio Vicente
Calderon para la celebración de la final de la Copa del Rey,
¿quién gestionó las instalaciones, incluida la publicidad
estática? Pues la Federación porque era la organizadora del
partido, a pesar de que el propietario del Estadio era el
club madrileño. En el caso del Murube es exactamente igual
pero a la inversa, el campo es federativo pero quien tiene
las instalaciones cedidas y quien organiza el encuentro es
el Atlético de Ceuta y por tanto le corresponden tanto los
derechos televisivos como los de la publicidad estática .
Así de fácil. A ver si en Ceuta vamos a ir a la cuadratura
del círculo o a la provocación por la provocación con el
silencio y la anuencia del auténtico propietario: la Ciudad
Autónoma de Ceuta.
Lo que García Gaona intenta hacer es ‘meter la mano en el
bolsillo’ al primer equipo de la ciudad. El afán recaudador
y el amor al dinero de la Federación de Fútbol y de García
Gaona, no puede llevar a Juan Vivas a este dislate en el que
estos “testaferros” se empeñan en monopolizar la recaudación
del ambigú y la publicidad estática. Juan Vivas ha de
mojarse ya de una puñetera vez e impedir estos espectáculos
denigrantes de su protegido Antonio García Gaona que con
tantas prebendas recibidas se cree el amo del mundo y de
todos los campos que se ponen a su disposición. El
espectáculo de ayer, con un José María Oliveira, “el
portugués”, investido de dueño plenipotenciario de lo que no
es y con una guardia pretoriana en forma de personal de
seguridad es más propio de una película de Berlanga que de
una entidad que habría de ser seria como la Federación.
La Ciudad Autónoma de Ceuta ha de intervenir. La Federación
de Fútbol no puede convertirse en un problema a cada paso. Y
confundir el rábano con las hojas es problema de los
desvergonzados que no tienen ni dos dedos de frente, pero no
de gentes con responsabilidad política. García Gaona se ha
creído el dueño del cortijo con una instalación construida
con dinero público que tiene cedida. Y quiere actuar a su
antojo. Si lo permite Juan Vivas, será responsable político
ante las instancias a que hubiera lugar de recurrir porque
aquí no se entiende la complicidad de un despropósito de tal
calibre.
Ya está bien que en Ceuta haya gente que se creen los dueños
de lo que no les pertenece. Y encima, traten de avasallar a
quien se interpone a su paso. Ni Antonio García Gaona ni
José María Oliveira son los dueños del Alfonso Murube, al
menos durante la celebración de los encuentros. Ya está bien
de mangonear a diestro y siniestro. Son tan mamelucos que no
quieren entender lo que meridianamente cualquier persona
haría: el Atlético de Ceuta dispone de la instalación para
un partido de competición nacional, es el organizador del
evento y es quien tiene la potestad de explotar la
publicidad y el ambigú así como la sala de prensa y los
vestuarios para el normal desarrollo del espectáculo, al
igual que pone a los porteros en las puertas de acceso y a
su personal de confianza en las taquillas.
Actuar de otra forma obliga a la intervención inmediata de
la Ciudad Autónoma de Ceuta como propietaria de la
instalación deportiva, si no será la única culpable..
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