Para algunos no existe el término
medio, no es posible la discrepancia, tan solo existe el
pensamiento único. Son referentes en la defensa de las
libertades del individuo siempre y cuando estas no
favorezcan pensamientos opuestos a los suyos. Circunstancia
demostrada tras la convocatoria de Huelga General del pasado
miércoles, organizada por las centrales sindicales
mayoritarias y apoyadas por las formaciones de izquierdas,
incluida la que conformó el Gobierno de España responsable
de la situación actual.
Quienes así actúan demuestran su falta total de compromiso
con la sociedad española así como, una frustrante
irresponsabilidad democrática, puesto que incumplen
premeditadamente algunos de los principios fundamentales
incluidos en nuestra Carta Magna. Debo recordar a quienes lo
han olvidado que la Constitución Española aprobada
mayoritariamente por los españoles garantiza nuestros
derechos y libertadas, los de todos. Debemos ser plenamente
conscientes de que nadie, absolutamente nadie, es poseedor
de la verdad absoluta.
Una vez compartidas estas humildes reflexiones, deseo
puntualizar, que los millones de españoles que el pasado
miércoles decidimos no secundar la Huelga General no somos
esquiroles, no somos insolidarios y por supuesto, no somos
indignos, tan solo demostramos nuestro compromiso con la
crítica situación que atraviesa la economía española.
Ciudadanos que discrepamos con la convocatoria de la Huelga
General del pasado miércoles, pero también con muchas de las
medidas adoptadas por el Gobierno de España.
En las últimas semanas, los ciudadanos fuimos bombardeados
con eslóganes concienzudamente elaborados exhortándonos a
secundar una Huelga General contra las políticas de
austeridad aplicadas por el Gobierno de España, obviando
intencionadamente que todas ellas han sido aplicadas con
anterioridad en el resto de países miembros de la Unión
Europea. Debo señalar, que aquellos estados miembros que las
aplicaron antes, iniciaron también antes el camino de la
recuperación mientras, quienes hemos perdido el tiempo en
los últimos años la comenzaremos más tarde.
Muchos ciudadanos decidimos acudir con normalidad a nuestros
puestos de trabajos el pasado miércoles, con ello rechazamos
una convocatoria que ha puesto en jaque el camino de la
recuperación emprendido hace meses. Centrales sindicales
mayoritarias, formaciones políticas de izquierdas y
colectivos denominados progresistas deberán corregir a
partir de estos momentos un discurso rechazado
mayoritariamente por una sociedad española consciente de la
situación real que padecemos así como, de la necesidad de
aplicar aquellas medidas de austeridad que nos devuelvan en
el menor tiempo posible a la senda del crecimiento.
En definitiva, quienes han promovido la Huelga General del
pasado miércoles deberán asumir responsabilidades, deberán
entender que han perdido definitivamente la poca
credibilidad que aún les quedaba. ¿Cómo creer en quienes
rechazan una reforma laboral que aplican a sus propios
trabajadores, que critican las retribuciones de los
políticos españoles mientras ellos blincan las suyas? Los
ciudadanos podemos estar descontentos con el Gobierno de
España, en mayor o menor medida, pero aún lo estamos más con
unas centrales sindicales que han perdido en estos últimos
meses casi 300.000 afiliados.
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