Pilar García, de 56 años, natural de Ceuta, casada y con dos
hijas, vive desde el pasado seis de noviembre en la
habitación que le han cedido a ella y a su niña de once años
las Hermanas Adoratrices. Ese mismo día, por la mañana, fue
desahuciada de la vivienda donde había residido “toda su
vida” por orden del Ministerio de Defensa. Allí había
crecido junto a sus padres y allí continuó su vida tras
fallecer su padre, militar, al mantener su madre la vivienda
como viuda del funcionario. El problema surgió cuando la
madre de Pilar, que no consiguió superar la pérdida de su
marido, comenzó a pasar demasiados periodos de tiempo fuera
de Ceuta, un lugar al que cada vez quería regresar menos,
para quedarse en casa de su otra hija en Ronda. “El INVIFAS
me dijo que si no estaba mi madre, aunque ella siguiera
pagando el alquiler, nosotros [su marido y dos hijas] no
podíamos seguir viviendo aquí”. Fue entonces cuando, hace
aproximadamente un año, el matrimonio contrató a un abogado
que les ayudara a buscar una solución. Según relata, los
meses iban pasando y la situación no mejoraba. La relación
entre la ama de casa, operada del corazón y con problemas de
nervios y ansiedad, y su marido se fue deteriorando hasta
que éste decidió abandonar y marcharse a casa de su madre.
“Ahora debo 5.000 euros al abogado y no tengo donde ir. No
tengo empleo ni puedo hacer esfuerzos por mi corazón. Mi
marido cobra unos mil euros y, aunque me da algo para las
niñas, no puedo pagar un alquiler”. Pilar explica que su
hija de 11 años, que está con ella, tiene depresión.
Lo único que le queda, los muebles de su antigua vivienda,
debe venderlos en las próximas semanas antes de que los
saquen de la casa. “Por la mayoría de las cosas solo he
sacado 200 euros”. El día que vino el cerrajero “me dijeron
que me buscara la vida”, asiente seria, explicando que
entonces recogió la ropa que pudo en una maleta. Por suerte,
ese mismo día desde Asuntos Sociales le derivaron a las
Adoratrices.
¿Qué piensa hacer ahora? “No lo se, me han destrozado todo.
Estoy sin nada”.
Pilar mantiene el semblante serio y la mirada algo perdida
mientras explica lo que le ha sucedido. Le da vueltas a las
llaves de la habitación donde duerme ahora y en la que aún
no sabe por cuánto tiempo se podrá quedar.
|