La Coctelera’ tuvo que esperar hasta que las luces se
apagaron el pasado viernes, 9 de noviembre, para ver si el
resultado de trasladar el Festival Internacional de Jazz
Ciudad de Ceuta al Auditorio del Revellín funcionaba para
los músicos y la audiencia, tal y como lo había hecho
durante años. Este salto coincidía con el 18 cumpleaños del
Festival, que durante prácticamente toda su trayectoria
había tenido como escenario el Salón de Actos del Palacio
Autonómico. De aquel cálido y familiar espacio, el encuentro
anual con el jazz pasaba un escenario nuevo, un cambio que,
pese a ser muy esperado entre los miembros de la
organización, generaba algunas dudas. “No sabíamos cómo iba
a funcionar, no por la acústica, sino sobre todo por la
distancia física entre los músicos y el público, algo muy
importante en el jazz porque es capaz de generar un clima”,
explicaba ayer el presidente de la asociación cultural
organizadora, Santiago Tortosa. El caso es que funcionó,
tanto que el equipo de ‘La Coctelera’ ve ya el paso al
auditorio del Revellín como “un hecho diferencial” que
supondrá un antes y un después para la historia de este
evento musical.
“El equipo de sonorización conocía bien el local y le ha
sabido sacar el mejor partido, pero lo mejor ha sido la
respuesta de la gente. Esto es lo que da sentido a todo, y
después de muchos años en los que ha habido sus más y sus
menos, hemos podido comprobar como todo, al final, ha ido in
crescendo”, explicó Tortosa.
“El concierto de Mina Agossi fue espectacular. Para nosotros
era una apuesta arriesgada porque su música es bastante
abstracta y personal, pero entre su buen hacer y la
recepción del público se creó una conexión, un clima
increíble. La gente salía cargada de energía del auditorio y
eso no surge de la nada”.
Tortosa comenta que hacía ya tiempo que los miembros de ‘La
Coctelera’ buscaban un “punto de inflexión” que cambiara la
rutina del festival “y tal vez ha sido este”. Los últimos
músicos en desfilar por el festival Ciudad de Ceuta:
Tumbando a Monk, Trafalgar Circus, Mina Agossi y finalmente,
anoche, Stefano di Battista Trío, agradecían a la
organización su compromiso y dedicación para poner en marcha
un evento como éste, mientras en muchos otros puntos, tanto
de la península, como del extranjero, la cultura no viste
precisamente sus mejores galas.
“Nos llega el interés de cientos de músicos de todo el mundo
para participar en el Festival”, afirma Tortosa, quien nunca
imaginó que aquella apuesta que comenzó junto a varios
amigos apasionados por la música llegaría tan lejos en el
mapa y en el tiempo. Entre los últimos que se han interesado
por venir a Ceuta, Tortosa recuerda a un grupo de Estocolmo,
uno de cuyos miembros tiene raíces africanas. Y es que
Battista, el saxofonista italiano que puso ayer la última
nota al 18 cumpleaños del Festival, supuso también el último
aliento para empujar a ‘La Coctelera’ a seguir trabajando.
“Todavía no sabemos qué, pero algo vamos a hacer y será
antes de que pase un año”, aseguró ayer Tortosa, con las
pilas “recién cargadas”. Aunque esa conexión entre el músico
y su audiencia es un “misterio impredecible”, que sucede
“cuando menos te lo esperas”, el público ceutí ha conectado
con el XVIII Festival de Jazz, una forma inmejorable de
felicitarle por su mayoría de edad.
|