No deja de ser curioso cómo ha pasado de puntillas el tema
de los liberados sindicales, parecía que la indignación
mostrada por los dirigentes de los sindicatos era algo que
traería consecuencias, al fin y al cabo se trata, según
dicen, de una maniobra del gobierno para silenciar a los que
defienden a los trabajadores mediante una artimaña que
limita su capacidad de gestión.
Lo cierto es que, pasado algún tiempo no hemos vuelto a
saber del tema, nadie se ha rasgado las vestiduras, nadie ha
puesto el grito en el cielo, nadie se ha sentido violentado,
o al menos, nadie lo ha puesto de manifiesto.
Aunque es un poco pronto, ya podemos establecer algunas
conclusiones, siquiera provisionales, en primer lugar ha
sido el Estado el que ha tomado las riendas del asunto
tomando medidas que únicamente han pretendido volver a la
definido por la ley, en segundo lugar los sindicatos son los
que se han sentido perjudicados, pero tampoco han ido más
allá, lo que indica que no les avalaba más razón que su
propio interés, sencillamente cuantos más liberados mejor,
en tercer lugar, no ha habido respuesta por parte de la
Ciudad, parece que la razón es que ya están los
estrictamente indicados en la ley.
En general cabe decir que parece como si funcionara una
especie de pacto de silencio, nadie dice nada, de esta forma
no se remueve un tema que requiere mucha más transparencia,
ya que afecta a importantes colectivos que están
representados por estas personas cuya labor es oscura y su
posición cuando menos extraña.
No ha mucho que, por boca de un sindicalista, se hablaba de
la necesidad de afiliación obligatoria, basándose en que
aunque no lo estén, los sindicatos los defienden igualmente.
Se me hace duro, muy duro oír eso, avanzamos hacia una
sociedad cada vez más libre, más igualitaria, más respetuosa
con las ideas de cada cual, y a estas alturas todavía hay
quien plantea algo tan terriblemente retrógrado.
No es suficiente que estén subvencionados por el Estado, es
decir por todos nosotros, no es bastante que tengamos que
soportar sus diatribas, su falta de consistencia y sus
constantes vaivenes en función de sus propios intereses,
apoyándose en el gobierno de turno, no, resulta que en el
fondo no están satisfechos, quieren más, quieren cautivos a
repartir entre los dos, tres o cuatro sindicatos existentes
según las zonas.
La sindicación obligatoria es la panacea, a nivel económico,
social y político, supone la asunción de un poder que no les
corresponde.
Ya se que esto se puede vender de muchas maneras, ya se que
no es eso lo que en apariencia pretenden, sus argumentos
aunque vacuos, encandilan a muchos, la lógica es razonable,
si yo defiendo a los trabajadores en general, ellos deben
estar implicados y qué mejor forma que la afiliación.
Precisamente esa candidez en las formas es lo que me da
miedo, puesto que no son cándidos, precisamente esa dulzura
y humildad es lo que pone los pelos como escarpias, porque
no son ni dulces ni humildes.
En realidad esconden más de lo que enseñan, eso es lo
triste, puesto que deberían ser el paradigma de la
transparencia, los paladines de la igualdad, de la libertad,
y sin embargo solo defienden sus propios intereses, triste
pero evidente.
Hagan un prueba, solo hace falta mirar la página web de ccoo,
la última actualización es de hace más de un año y medio.
Y eso ¿qué importancia tiene? Podría argumentarse.
En los tiempos que corren, la información, la actualización
de contenidos, el constante debate sindical, la
participación de los afiliados, son la base de cualquier
empresa, institución u organización que se precie de estar
al día, de mantenerse en la cresta de la ola.
A no ser que… a no ser que en realidad todo eso te de igual,
esa es la importancia que tiene, revela algo que dice más de
una organización que todas los arrebatos sindicaleros, dice
lo que consideras importante y lo que consideras accesorio,
pura imagen, dice que los medios de que dispones no son
suficientes para acometer la tarea de mantener informado a
tus compañeros, dice en fin que no estás a la altura del
reto que pretendes asumir.
Y no cabe argumentar que te han retirado liberados, la
última actualización lo desmiente.
No pretendo darle más valor que el que tiene, no es algo que
deba preocupar a nadie, al fin y al cabo las noticias que
dan, de marcado carácter partidista, tampoco son tan
importantes.
En resumen, insisto en que lo que necesitamos es modificar
el sentido y carácter de algunas de nuestras instituciones
básicas, y los sindicatos son una de ellas.
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