El fin de semana pasado, nuestro grupo se fue de excursión a
Gibraltar, han sido dos días fantásticos. Acompañados desde
que llegamos a Algeciras por los representantes del Grupo
Scout nº 622 - Ntra. Sra. de Fátima, pusimos dirección a La
Línea de la concepción, para encontrarnos allí con el resto
de los componentes del grupo, comandados por nuestro hermano
”Guepardo”, que ya nos esperaban.
Una vez en la Línea, mientras esperábamos para comenzar la
excursión organizada, los dos grupos, unidos en uno solo,
comenzaron a Jugar y cantar como si se conocieran de toda la
vida.
A eso de las 12:00 pusimos rumbo a la roca para encontrarnos
con Anthony Galiano por parte de Scouts de Gibraltar, que
nos llevó a hacer un recorrido turístico por la ciudad en el
que como primera parada, vimos una Batería de Costa de 100
tons., donde los niños conocieron parte de la historia del
mismo. Acto seguido nos llevaron a ver el Faro de Punta
Europa, desde donde había unas vistas preciosas y para
terminar a la cueva de San Miguel, una maravilla (aunque
algo húmeda) donde los chicos se volvieron locos, ya a la
entrada, viendo los famosos monos de Gibraltar, que fue una
de las cosas más celebradas de la excursión.
Cuando terminó la excursión nos fuimos a comer a una plaza
de la ciudad y tuvimos tiempo libre para que nuestros
pequeños bajo la tutela de sus Scouters se fueran a
callejear por Gibraltar y hacer pequeñas compras por allí.
Salimos de Gibraltar sobre las 6 y empezó la marcha por La
Línea hasta llegar al que sería nuestro alojamiento, el
local del Grupo Scout La Inmaculada Concepción, donde sus
componentes nos tenían organizada una velada, que se
convirtió en una gran Fiesta de Hermandad Scout.
Tras la cena, organizada por el grupo de la Línea, empezaron
las actividades que nos tenían preparadas. Primero un
pequeño y mágico concierto de Gaitas, después otro ejecutado
con guitarras que hizo las delicias de los niños y mayores
que nos encontrábamos allí, y para terminar un espectáculo
de magia como colofón de una jornada estupenda.
Y tras un día memorable, acampamos en el local. El domingo,
después del desayuno ofrecido por los hermanos de La Línea,
nos preparamos para, tras despedirnos de los Scouts que nos
habían acompañado, emprender la vuelta a Ceuta, a la que
llegamos sobre las tres de la tarde.
Para finalizar esta pequeña reseña de lo que fue el viaje,
solo me queda como padre que soy de un pequeño Lobato,
agradecer el trato dispensado por todos los que nos
acompañaron en esta experiencia, así como el trabajo que han
realizado los Scouters del Omaha con nuestros pequeños, y
que ha servido para enseñarme una pequeña parte de lo que
significa ser Scout.
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